Capituló 44

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"Hemos construido esta ciudad en terreno inestable. No pude salvarnos."

⊹˖ ࣪

En la vida hay cosas que tienen que ocurrir para que comprendamos algunas otras cosas.

¿Cuanto tiene que ocurrir para darnos cuenta de lo efímero que es todo en la vida?

Nate apretó el celular en su mano clavando su mirada en la nada, como si aquellas palabras hubieran puesto en pausa su existencia. Sus sentidos se estimularon, su corriente sanguíneo bombeo hacia todo su cuerpo haciendo palpitar violentamente los puntos donde su pulso se encontraba.

Por un par de segundos dudo si lo que había escuchado había sido real o estaba siendo producto de su imaginación. No fue hasta que Robert arrebató el celular de su mano que cayó de vuelta a la realidad.

—Dany, soy Robert, vamos para allá—su voz fue casi un grito al teléfono buscando ser escuchado entre el caos de la multitud.

Todo había comenzado a moverse en cámara lenta para Nate. Todos a su alrededor estaban enloquecidos por el accidente de Battle, pero el sonido era hueco, lejano, la ambulancia llegando al sitio y el árbitro gritándole a todos que se apartaran del campo.

—Nate—las manos de Robert se posicionaron en su cabeza moviéndolo un par de veces—Tenemos que ir con Dany ¿Dónde están las llaves de tu auto?

Nate parpadeo un par de veces mirando a Robert, tenía el ceño fruncido y la mirada preocupada. Pocas veces había visto ese rostro en él, ese nervioso y preocupado. Trato de responder pero no pudo hacerlo. Su corazón palpitaba fuerte en sus oídos y por sus venas corría hielo.

—¡Nate debemos hacer esto ahora!—Robert lo sacudió de nuevo—¡Nate!—repitió.

El rizado tomó aire bruscamente cerrando los ojos un segundo. Un pensamiento llevo a otro, y de pronto todo cayó sobre el cómo un balde de agua fría enviándole un choque eléctrico a todo su cuerpo.

Se habían llevado a Adeline

Se alejó bruscamente de Robert, pasó una de sus manos por su cabello mirando a todos lados con desesperación para luego tomar su celular rápidamente de las manos de su amigo.

Sentía que su corazón se iba a detener por la cantidad de adrenalina que estaba corriendo por todo su cuerpo.

—Hay que irnos.

Robert siguió sus pasos corriendo detrás de él con las cosas en sus manos.

Tan solo unos pasos antes de llegar al auto en el estacionamiento, escucho la voz de su padre a sus espaldas.

—¿A dónde demonios vas? ¡El partido aún no termina!—gritó.

Nate giró su mirada hacia él, con una rabia impresionante que incluso le resultó intimidante a su amigo quien abría el auto para subir las cosas.

—No es momento para esto, padre—sentenció mientras sacaba las llaves de su bolsillo con las manos temblorosas.

—Vuelve al campo ahora.—ordenó.

Nate no respondió, no tenía tiempo para discutir en ese momento. Caminó un poco más para subir al auto pero antes de siquiera tocar el metal de la puerta una fuerte mano lo tomó por el brazo bruscamente haciendo que la sangre subiera caliente hasta su cabeza.

—¡He dicho que vuelvas!

Entonces Nate giró depositando un golpe duro contra el rostro de el hombre, la fuerza hizo que cayera en sus espaldas contra el pavimento, un gruñido salió de su boca

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