Capítulo 19

13 3 0
                                    

"Anhelar; supe lo que era eso hasta que necesité que el tiempo se detuviera para que pudiéramos hacer más recuerdos juntos"

⊹˖ ࣪.

Había muchas cosas que Adeline no comprendía, pero en ese instante, una pregunta la consumía con más intensidad que ninguna otra: ¿cómo era posible sentir un amor tan profundo por alguien a quien aún no conocía del todo? ¿Cómo podía entregarse a esos sentimientos sin haber tocado su piel, incluso desde antes de haber mirado sus ojos directamente, sin haber escuchado el timbre de su voz? ¿Era necesario compartir esos momentos íntimos para realmente enamorarse? Su corazón latía con una fuerza que desafiaba toda lógica.

Era como si se estuviera enamorando profundamente de las estrellas y las constelaciones, como una adoradora del universo, plenamente consciente de que jamás podría alcanzarlas. Todo seguía sintiéndose irreal e imposible, a pesar de que estaba allí, sentada en la orilla de la playa, con el sol descendiendo en su hora dorada. Observando cómo él corría tras una pelota, devolviéndola con una sonrisa a un pequeño que la había lanzado lejos.

El corazón a veces actúa de formas que la razón nunca entenderá.

—Empiezo a creer que lanza el balón a propósito.

El rizado se dejó caer a un lado de ella con el pecho subiendo y bajando después de tanto correr, sus rizos caían desordenados por su frente y hombros, sus mejillas estaban enrojecidas. Tenía una sonrisa pequeña en sus labios mientras cerraba los ojos dejando que los últimos rayos de sol besaran su piel.

—¿Enserio?—dijo obvia, soltando una risita.

El pequeño continuaba lanzando el balón hacia su dirección por que sabía que él lo devolvería.

Nate se apoyó en sus codos, mirando a la inmensa extensión de agua que tenían frente a ellos. El sol iba descendiendo lentamente en el horizonte, y sus rayos dejando una majestuosa tonalidad púrpura, rosa y anaranjada en el cielo. Un espectáculo precioso, que ambos adoraban presenciar.

—Solía venir aquí con mi familia muy seguido—Nate comenzó a hablar mientras admiraba el paisaje frente a él—Pasábamos fines de semana enteros en esta playa haciendo todo tipo de cosas, Gemma y yo perseguíamos aves por toda la playa por horas sin cansarnos, era algo estupido pero realmente nos fascinaba...—sonrió con nostalgia.

—¿Gemma?—Adeline preguntó. Él asintió.

—Mi hermana mayor. Vive en Canada, está casada y tiene su propia familia ahora—suspiró—Tengo un largo tiempo sin verla.

—¿Por qué no se han visto?—tenia miedo de preguntar, no quería parecer entrometida, pero parecía que Nate quería hablar de ello, y ella realmente quería escucharlo.

—Ella no tiene una buena relación con mi padre—confesó—Él quería que Gemma fuera a Harvard y estudiara astrofísica, pero ella siempre ha amado la literatura, y su talento es natural—sonrió—Mi padre la estaba obligando a tomar caminos que ella no quería, es lo que hace conmigo, pero yo sé que quiere lo mejor para nosotros. Gemma no pensó lo mismo, no quiso seguir su camino, y se mudo tan pronto cumplió 20—su voz se tornó triste—No la he visto desde entonces y aún no conozco a mi sobrina, hablamos por Skype y todo eso pero, ya sabes...no es lo mismo.

—¿La extrañas?—Nate la miró y asintió levemente. Era una pregunta obvia.

Cuando sus miradas se encontraron, Adeline notó las lágrimas en los ojos de Nate. Se habla mucho de los ojos brillantes de alegría en medio de una sonrisa, pero nadie habla de la belleza que hay en unos ojos cristalizados por las lágrimas, afinados por la emoción saliente. El arte que se pronuncia cuando alguien ha dejado salir su parte vulnerable.

SOMNIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora