Capítulo 10

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"Aquí estaba yo. La magia pensante no existía, y ahora es todo lo que veo cuando te miro"

⊹˖ ࣪.

Adeline despertó de su siesta luego de que su madre la llamara, se puso de pie y con pereza bajo las escaleras, era sábado por la tarde y el día parecía ir sumamente lento.

—¿Qué pasa mamá?—Preguntó acercándose a la barra.

Su madre tenía un sobre beige en sus manos y sonreía, una sonrisa llena de expectativa, como si tuviera algo que compartir.

—Necesitas un vestido—se apresuró a decir. Adeline arrugó el entrecejo.

La castaña tomó la tarjeta de las manos de su madre. Era una invitación, la familia Wesley celebraría su aniversario de bodas.

No le gustaban en lo absoluto esa clase de eventos, las fiestas sociales como esa solían ser una exhibición de riqueza, donde la gente presumía una vida perfecta y alardeaba con falsedad. Sin embargo, sabía que Nate estaría ahí, y eso le bastaba para ir.

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—¿Por qué celebrarían algo así?—la pelinegra pasó la tenaza caliente por su cabello haciendo salir unas plumas de vapor.

—Es lo que se acostumbra hacer.

—Me parece ridiculo—río. Nate suspiró profundo, Stephanie era la persona menos romántica que conocía.

—¿Entonces irás conmigo?—Preguntó. La chica negó.

—No lo creó, esa noche tengo una reunión importante con las chicas.

—Steph, esto es importante para mi, son mis padres.

—Entonces ve tú. ¿Para que me necesitas ahí?—preguntó con fastidio. El rizado apartó la mirada al escucharla.

—Solo olvídalo.

—Vamos guapo, ¿No estarás molesto o si?

Stephanie se acercó a él unos pasos más con una sonrisa ladina en el rostro. Nate no respondió, tomó sus llaves de la barra para salir, pero la chica acortó la distancia tomándolo de la chaqueta.

—Debo irme, tengo cosas que hacer.

Si, estaba molesto. Decepcionado no podría estar, por qué ciertamente ya no esperaba nada de ella.

La pelinegra negó comenzando a besar su cuello. Nate arrugó el entrecejo cuando lo guió hasta el sofá y se sentó encima de él rodeándolo con sus piernas.

—Puedo quitarte ese enojo muy fácilmente—ronroneo en su oído.

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—Será rápido, lo prometo.

Adeline se encontraba rogándole a Dany qué la acompañara a buscar un vestido para la noche, pero sus súplicas parecían estar siendo inútiles. Era comprensible, incluso ella se sentía ridícula solo de pensar en hacer un viaje hasta una tienda para comprar un vestido. Pero no podía ir sola, nunca había echo algo así.

—Me aterra qué seas una de esas chicas que se demora horas escogiendo una estúpida prenda de ropa—Admitió

—¿Me veo cómo una chica así?—Adeline arqueó una ceja y Dany río. Definitivamente no.

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