Capítulo 7

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"El dolor nos hace fuertes. Las cicatrices nos recuerdan por qué lo somos."

⊹˖ ࣪.

—No lo puedo creer...

—Solamente me mostró el salón ¿Qué hay de especial en eso?

—Adeline, él es Greg Holly ¿Cómo puedes preguntar eso?

Ambas chicas se encontraban sentadas en el comedor de la escuela mientras charlaban. Adeline le había contado sobre lo ocurrido en la mañana para apartar la atención de su aspecto ansioso y frustrado, Dany parecía notar muy fácilmente cuando ella estaba mal y comenzaba a hacer preguntas que eran difícil de evadir.

—Sigo sin entender que tiene de especial...

—Es obvio, tú ya ves a alguien de ese modo—se encogió de hombros.

—¿De que hablas?—arrugó el entrecejo. Claro que sabía de qué hablaba.

Dany no respondió, solo le dedicó un gesto de complicidad para después sumergirse en su late. Adeline no había hablado con nadie sobre sus sentimientos por Nate, en realidad no tenía a quien contárselo, a sus padres los veía poco y Dany era la única persona con la que conversaba, sin embargo estaba demasiado acostumbrada a mantener sus sentimientos solo para ella, incluso pensar en hablarlo con alguien más le parecía muy difícil. Aún así Dany parecía no necesitar que lo dijera, ella entendía demasiadas cosas sin tener que hablarlas.

Continuaron comiendo y platicando de distintas cosas un rato más hasta que las puertas de la cafetería se abrieron atrayendo la mirada de Adeline como un iman.

Nate caminaba hacia adentro, su mano entrelazada con la de su novia, mientras el sonido de las risas de los chicos del equipo llenaba el aire, Greg y Robert entre ellos. Sin embargo, no podía apartar la mirada de la pareja, sintiendo la extraña sensación en el pecho mientras observaba sus manos entrelazadas.

Tratando de ignorar la extraña sensación que le apretaba el pecho, desvió la mirada y se concentró en los pequeños detalles del pasillo: el suave tintineo de las cerraduras de las taquillas, el sonido de las zapatillas de deporte golpeando el suelo y el aroma a limpiador que flotaba en el aire. A pesar de sus esfuerzos por mantenerse atenta a lo que la pelirosa decía, su mente seguía vagando hacia la imagen de Nate y su novia, como dos piezas perfectamente encajadas.

Al sonar el timbre, se separó de su amiga y se adentró en el pasillo, sintiendo las miradas curiosas y evaluadoras de los demás estudiantes sobre ella. Como la nueva, estaba expuesta y vulnerable, llamando la atención de todos. El sonido de sus zapatos resonaba en el suelo mientras se apresuraba hacia su clase, sintiendo su corazón latir con fuerza en su pecho. A pesar de sus esfuerzos por mantener la calma, no podía evitar sentir una mezcla de ansiedad y nervios, no por lo que pudieran decirle o hacerle, si no por cómo reaccionaría ella.

Al entrar al salón, se encontró con Greg sentado en una de las bancas al final, rodeado de otros chicos. Como si fuera un imán, sus ojos se encontraron y él le dedicó una amplia sonrisa antes de acercarse a ella.

—¡Hey! Hoy es mi día de suerte. Ven acá siéntate.

La castaña suspiró pesado al darse cuenta de que tendría que soportar otra clase en compañía de Greg y sus charlas sin sentido. Aunque no estaba entusiasmada, no le quedó más opción que sentarse allí debido a la falta de bancas libres, incluso consideró la idea de sentarse en el suelo.

Se acomodó a su lado y los chicos a su alrededor se dispersaron hacia sus lugares. Greg se regresó a su banca y le dirigió una sonrisa coqueta. Aquí viene, pensó Adeline.

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