Chapter 32: Yifan y Zitao.
Vancouver era un sitio precioso y Zitao, que no había viajado en su vida estaba eufórico. Kris lo había llevado a visitar toda clase de monumentos y museos para que viera donde se había criado. Incluso había conocido a algunos de sus amigos de su antiguo equipo de baloncesto.
Ese día Kris lo había levantado a una hora muy temprana. Se había quedado dormido en el metro y ahora caminaban por una carretera vieja rodeada de vegetación. Había salido con el almuerzo y la comida por lo que el menor supuso que irían a hacer turismo. Y eso que él solo quería al menor tirarse un día entero haciendo el vago junto a la piscina de la casa de Kris.
-Gege -dijo el menor llamando la atención del alto –Gege ¿A dónde vamos?
Yifan se giró y le sonrió para luego cogerlo de la mano y meterlo entre un sendero que había al lado del camino. Este camino se hacía cada vez más frondoso y con más árboles hasta que finalmente llegaron frente a una pequeña iglesia algo estropeada pero muy bonita.
Tao la contempló sorprendido, era maravilloso poder contemplar aquello.
-¿Gege?
Kris comenzó a caminar hasta que cruzó el umbral del portón. Con dificultad abrió la puerta y Tao lo siguió.
-¿Gege? –Volvió a preguntar, pero Kris se frenó esta vez de golpe y Tao casi topa con él –Gege ¿Qué te pasa?
Tao vio casi a cámara lenta como Kris se giraba y lo miraba con decisión en sus ojos. Entonces se sacó algo del bolsillo del pantalón y Zitao sintió que le fallaban las piernas.
Era una pequeña cajita color negra con un lazo en rojo en raso.
-Cuando era pequeño descubrí este sitio –murmuró el mayor, cogió la mano de Zitao entre las suyas y puso la cajita en su mano -. Me prometí a mí mismo que cuando encontrase el amor lo traería aquí.
Zitao miraba la cajita aterciopelada y luego miraba a Kris con duda. Sus ojos estaban humedecidos y él se estaba volviendo loco.
-Ábrelo.
A Tao le temblaba todo el cuerpo y sentía que iba a desfallecer. Se acercó la cajita al pecho y miró a Kris una vez más antes de abrir la cajita y toparse con dos anillos de oro que llevaban cada uno una inscripción.
Miró a Kris, el cual cogió uno de los anillos entre sus dedos y se agachó hasta quedar de rodillas frente a él, hincando una rodilla en el suelo y cogiendo la mano de Tao.
-Huang Zitao –comenzó a decir -¿Te quieres casar conmigo?
Zitao iba a desmayarse, la vista se le había nublado. Espera, eran sus lágrimas que estaban haciendo que todo se nublase.
-Yo –tartamudeó intentando enfocar a Kris – yo…
De pronto todos esos años de amistad y los pocos meses de noviazgo pasaron por sus ojos. Su primer beso apareció, eran las siete y media de la tarde y el sol primaveral se colaba por la ventana.
Fue muy dulce, muy suave y lleno de sabor a vodka. Luego aquella tarde en casa de sus padres y como Kris lloró entre los brazos de su madre, sujetándole la mano con fuerza.
Sus lágrimas corrieron por sus mejillas hasta caer y chocar contra el rostro del Yifan. Tao vio entonces el precioso altar que había frente a él, las vidrieras que se reflejaban en él. Luego vio las flores que ya cubrían casi toda la iglesia abandonada y por ultimo cerró los ojos notando como una cascada corría por su rostro.
-Si quiero.
Dijo finalmente abriendo los ojos y viendo como ahora Kris también lloraba, le puso el anillo en el dedo anular de la mano izquierda y se levantó quedando a su altura. Entonces Tao cogió el otro anillo y lo colocó en el mismo sitio donde él lo llevaba.
Se miraron y sonrieron como idiotas. Yifan acarició el rostro de Tao secándole las mejillas y se acercó hasta rozar sus labios.
Zitao se sintió como la primera vez que besó esos deliciosos labios. Se sintió como el niño enamorado que vio por primera vez a Yifan.
-Te amo –susurró el mayor –Me acabas de hacer la persona más feliz del mundo.
Zitao lo abrazó, sintiendo que se ahogaba en su llanto y moría de felicidad.
-Yifan, tú me hiciste la persona más feliz el mismo día que te conocí.
Volvieron a mirarse y se fundieron en otro beso. Más desesperado. Más deseado.
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pronto subiré el epilogo, os quiero y gracias por apoyarme