Voz de mí

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Wei Ying estaba caminando por la calle principal de Yiling pero sentía que algo estaba mal; había casas que se supone que no estaban hace años y además estaban unos callejones que ya no existían.

Más adelante veía a dos personas, caminó un poco más rápido, se le hacían muy conocidas y una extraña nostalgia se había apoderado de él, cuando las alcanzó esas personas voltearon.

Lo que vio lo hizo gritar del susto.

Eran sus padres pero parecía que algo muy grave les había pasado, su madre y su padre tenían heridas como si hubieran estado en un accidente automovilístico además de unos extraños agujeros en el estómago de su madre. De repente su padre empezó a sangrar mucho del pecho, como si tuviera una hemorragia, sus labios se movieron pero Wei Ying no oyó nada. Cayeron muertos enfrente de él.

Quería ayudarlos pero no se podía mover, cuando bajó la vista estaba atado con unas cadenas en sus brazos y piernas que no le permitían moverse, intentó zafarse pero cuanto más lo intentaba más se apretaban las cadenas.

-Bà ba- Escuchó llamar a su A-Yu, inmediatamente lo buscó con la mirada y cuando lo encontró su corazón se detuvo. El zorro morado lo tenía apuntándole con un arma.

-¡Suéltalo! ¡Déjalo en paz!- le gritó, pero parecía que el zorro no lo escuchaba.

A cada lado de A-Yu estaban el Rey Fantasma y Hua Cheng inmovilizados.

-¡Suéltalos! ¡Haré lo que quieras, pero déjalos ir! ¡Sí quieres mátame a mí pero déjalos a ellos!- gritó desesperado y con su corazón latiendo muy rápido.

-Demasiado tarde A-Ying- le dijo el zorro morado como si lo lamentara- Te dimos demasiado tiempo, ya no podemos esperar.

Terminó de decir esto y Bolasaeg mató a las tres personas que estaban allí.

Las lágrimas no tardaron en aparecer en el rostro de Wei Ying y soltó un grito desgarrador.

Se despertó, pensaba que no podría volver a dormirse pero el cansancio le hizo quedar dormido otra vez, cayó en un sueño intranquilo.

Escuchó cómo alguien se acercaba, ahora, frente a él estaba otra persona. Wei Ying no pudo evitar que el odio y el miedo se apoderaran de él: era Qiu JianLuo.

-¡Niño estúpido!- le gritó dándole una patada en el estómago, sacándole el aire- ¿En serio creíste que podrías hacer que no castigara a esas bestias Shen? ¡Pues ahora por tu culpa los voy a matar! Y voy a empezar con ese niño llamado Shen Jiu- le dijo agarrando un cuchillo.

Estaba Shen Jiu de niño con moretones enfrente de él, Qiu JianLuo se acercó lentamente.

-Mira como acabo con tu Jiu-Ge- dijo y después lo volvió a ver- ¿Acaso tienes miedo? Sólo eres un perro de la calle que no puede proteger a los que quiere.

Wei Ying le quería gritar que se detuviera, Qiu JianLuo estaba a punto de apuñalar a Shen Jiu, el cuchillo apuntando al corazón...

Wei Ying se despertó.

Estaba sudando y había rastros de lágrimas en su rostro, respiró profundamente y se relajó, fue al baño a enjuagarse.

Era extraño, hace años que no tenía esas pesadillas pero después de atender a esa familia que tuvo un accidente de coche había estado muy inquieto.

Lo recuerda claramente: cuando llegaron a emergencias estaban los padres y un niño pequeño de aproximadamente dos años, una imagen había llegado a su mente en ese momento pero no logró ver bien qué era y no le dio mayor importancia.

Se terminó de bañar y se puso una pijama nueva, la anterior estaba muy húmeda de sudor. Fue nuevamente a su cuarto y vio la hora en el reloj digital: 4:20 a.m.

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