El día en que todo fue cuesta abajo (Parte 3)

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Esta parte será desde la perspectiva de Hua Cheng, no de Wei Ying como las partes anteriores.

Esta parte será desde la perspectiva de Hua Cheng, no de Wei Ying como las partes anteriores

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Bien, Hua Cheng ya sabía que hoy iba a ser un día ajetreado.

Para empezar lo habían dejado con los dos "amigos" de su Gege: Feng Xin y Mu Qing.

Dejarlos a ellos tres juntos sin Xie Lian era como dejar fuego y pólvora en una habitación esperando que no explotara y rompieran casi toda la habitación.

Bueno, tenían un nuevo récord: habían aguantado un día sin destruir nada (y con nada se refiere a que no habían destruido medio hospital).

Llevaba un día aguantando a esos 2 y ya se estaba hartando de las constantes peleas entre Feng Xin y Mu Qing. Pero lo que más le hartaba era que lo seguían a cualquier lado, vigilando que hacía y que no hacía, que veía y que no. Ya estaba más que harto.

¿Y cómo los alejaba? Fácil.

A Mu Qing le daba una escoba y el otro la azotaba y se iba enojado, casi echando humo por las orejas.

Y con el otro, Hua Cheng solo le retaba a un duelo de esgrima y si Feng Xin perdía iba a destruir su oficina, cosa que Feng Xin no quería (porque ya sabía que iba a perder), y ya lo dejaba en paz.

Pero después de unos minutos volvían a molestarlo y si encendía cualquier cosa que tuviera que ver con las noticias misteriosamente se iba la luz o tiraban su celular, y en una de esas veces le habían roto la pantalla. Ese día, quien sabe porque, los autos de Feng Xin y Mu Qing tenían unos cuantos rayones y estaban rellenos de pintura verde (lo último cortesía de Qi Rong). Que mal que no pudo grabar sus caras.

Bueno..., eso no era todo.

Actualmente el país estaba pasando por una "pequeña" crisis económica por un mal manejo de dinero hace aproximadamente 3 años y medio, y la gente ya se quería ir contra la familia real por no poder arreglar ese problema. Además de que hace pocos días se había enterado que una de las más fuertes ramas de la mafia de China había amenazado a los reyes de XianLe porque al parecer les debían dinero o algo parecido.

Hua Cheng quería ayudar a su Gege con esos problemas pero tampoco quería dejarlo solo, por eso le pidió a He Xuan que le diera otro día para pensar su respuesta sobre el trabajo en China.

Era bien sabido que los doctores que trabajaban allá tenían un buen salario, además de que tenían un día de descanso como mínimo y un gran equipamiento al que no le faltaba casi nada. Sonaba a una muy buena propuesta de trabajo, pero también lo quería consultar con su Gege antes de tomar una decisión final.

Hua Cheng estaba decidido a ayudar a su Gege, sin importar como.

Decidiendo eso, se paró perezosamente de la cama en donde estaba descansando, vistiéndose con la ropa más cómoda pero también decente que tenía: Unos jeans rojos, una playera color blanca, una pequeña cadena plateada, un saco del mismo color que los jeans y unos zapatos negros.

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