Capítulo │3│

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Le había tomado tres días de viaje para llegar a Londres

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Le había tomado tres días de viaje para llegar a Londres. SeongHwa lo había acompañado, y bien para él, porque sabía lo incómodo que sería fingir que no sabía nada y ser amable y respetuoso con el rey Ji Cheol.

─ Siento que al primer momento en el que lo vea mis ganas de matarlo serán más fuerte que mis ganas de seguir el plan.

─ Si lo haces, todo termina mal. ─ responde su primo. ─ Es la única forma de saber más sobre sus trapos sucios y así vengar la muerte de tu padre, y si esa forma es casarte con su hija y tener un heredero pues que así sea.

San le lanza dagas con sus ojos, si tan solo así fuera, su primo no estuviera en ese momento con él.

Heredero. Ni de broma.

Al final de la carta le decía que después de la boda, la que sería su esposa debería concebir un hijo. Y debía ser varón.

Ni que tuviera algún poder para hacer que el primogénito sea varón. Y en su plan no estaba embarazar a alguien.

El reino de Utopía se alcanzaba ver a un par de kilómetros, San comenzaba a mentalizarse sobre todo lo que haría, sabía que un paso en falso, todo se vendría abajo.

Tenía un fuerte dolor de cabeza, y lo único que quería era terminar con su visita rápida en donde conocería a su futura "esposa" e ir a la habitación que le sería asignada durante los tres meses. Solo esperaba que no tuviera que compartirla con la princesa.

─ Llegamos príncipe San. ─ el carruaje en el que se transportaba se detiene lentamente.

─Si no es necesario, no hables.

─ Como diga usted príncipe heredero al trono. ─ se burla SeongHwa de su primo. ─ No pienso hablar con hipócritas en este momento.

San sonríe.

Uno de los sirvientes del rey ya los esperaba en la entrada al castillo. Sin más que decir San lo sigue junto a SeongHwa.

Camina con elegancia por los largos pasillos del castillo. Cada pared tiene uno que otro retrato de la familia. El rey en el centro, sentado en su silla imponiendo poder, mientras que a su lado derecho se encuentra una hermosa mujer y de brillante sonrisa, y de su lado izquierdo una mujer más joven, sin duda no era su tipo. Los dibujos estaban muy bien representados. Parecían un familia feliz y unida.

Tenía en cuenta que la esposa del rey había fallecido hace algunos años.

─ Príncipe San. ─ el guardia que custodiaba las grandes puertas de madera se inclina cortésmente frente a él.

San asiente en saludo.

Y es entonces que es anunciado y con otra inclinación del trabajador intenta parecer tranquilo.

Una vez haya cruzado esas puertas, sabía que todo empezaría, las cosas pueden acabar bien como mal. Por eso con un último suspiro para relajar su cuerpo, camina hacia las personas que lo esperan dentro de aquella sala.

UTOPIA || WOOSAN/SANWOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora