Capítulo │8│

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Había pasado un mes desde la llegada del príncipe San, y desde ese encuentro en la cocina, San y Wooyoung se veían a la misma hora en el mismo lugar

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Había pasado un mes desde la llegada del príncipe San, y desde ese encuentro en la cocina, San y Wooyoung se veían a la misma hora en el mismo lugar. Antes de que el alba dejara ver por completo la luz del sol.

Desayunaban disfrutando de la compañía del otro, se podría decir que durante ese tiempo habían construido una bonita amistad. Pero, San lo veía como algo más, y es algo de lo que Wooyoung no se había dado cuenta, porque sí, el príncipe San coqueteaba con él cada que se le daba la oportunidad, pero el inocente Wooyoung no entendía de indirectas y todo lo veía como algo bonito.

Sin embargo, San se encargaría de que el menor se diera cuenta.

Quería corromper un poco de esa inocencia que esa criatura bonita poseía.

Más de una vez quiso lanzarse sobre él y besar esos bonitos y apetecibles labios rosados del azabache. Sí, San tenía muchas ganas, como ahora, justo en este momento, ambos disfrutaban de la soledad que había detrás del castillo, en el lugar favorito de Wooyoung. Mientras que el mencionado comía un par de fresas, el jugo de estas manchaban sus labios poniéndolos más rojos de lo que ya eran.

─ ¿Has besado alguna vez Woo? ─San pregunta con curiosidad, sabía la respuesta pero quería escucharla de su boca.

Wooyoung había leído sobre eso en los cuentos, pero nunca lo había hecho.

─ N-No. Los cuentos dicen que es muy bonito cuando lo haces con la persona que amas.

San asiente, sabía que el menor era muy inocente, pero no sabía que era realmente más de lo que creía. ─ Lo que dicen en los cuentos es una total mentira, puede que digan que tuvieron un final feliz pero no sabes si de verdad fue así. Son simplemente para entretener al lector, y hacer que salgan un poco de la realidad.

─ ¿Es así? ─ la mirada inocente que le dirige lo consume, esos ojos brillantes son tan bonitos para San, que quisiera verlos toda su vida. ─ Sigo creyendo que en algún lugar del mundo, las personas han vivido como en los cuentos, pero como todos, tuvieron que pasar por grandes obstáculos.

─Puede que si, como puede que no.─ menciona San. ─ Si yo te besara en este momento...¿me corresponderías?

Hace varios días habían dejado de hablarse con formalidad. Y estaba bien, porque solo ellos lo sabían.

Ante la pregunta hecha por San, Wooyoung no sabía que responder. Para él, San era el primer y único amigo que había tenido durante sus dieciocho años de vida.

Pero no sabía porque esa pregunta hizo cosquillear todo su cuerpo.

─ Llevaba días pensando en cómo se sentiría ser besado por ti. ─ responde Wooyoung. Esa respuesta le sorprendió al príncipe, al parecer no era tan inocente como creía, o quizás solo le ganó la curiosidad.

─ ¿Quieres que te bese?

Wooyoung no duda de su respuesta. ─ Sí.

Estaban recostados detrás de un árbol demasiado grande, tanto que era casi imposible encontrarlos a simple vista, y era una ventaja para ellos.

Es entonces que San se acerca de apoco al rostro de Wooyoung, la respiración del menor empieza a acelerarse ante la cercanía del otro, la punta de la nariz del príncipe rosa con suavidad la mejilla sonrojada, y antes de dirigirse a los labios del menor, que tan apetecibles se veían y lo llamaban a ser besados con fuerza, se aleja y se acerca a su oído.

─Es tu primer beso. Así que serás tú el que me bese a mí. ─ menciona en un susurro que estremece al menor. ─ Mientras, puedo besar otras partes de ti si me lo permites.

Wooyoung solo asiente con los ojos cerrados. Se sentía mareado ante tales emociones que empezaba a sentir.

La respiración cálida que antes sentía cerca de su oído ahora la siente en su cuello, pero no es ahí donde besa. Besa y muerde con delicadeza sus clavículas, aquella acción lo hace jadear ante la sorpresa y lo que le hace sentir.

Era un día caluroso, por lo que había decido desabrochar uno de los botones de la camisa y eso dejó que, a simple vista se pudieran apreciar sus bien marcadas clavículas.

San aprovecha que Wooyoung ladea un poco el cuello para dirigirse a ese lugar y dejar pequeños besos húmedos que empiezan a gustarle al menor, tanto así que no duda en soltar pequeños suspiros y jadeos ante sensación que este le provoca.

─ ¿Te gusta?

Wooyoung gime cuando lo siente succionar cierta parte de su cuello. ─ S-Sí.

San deja unos últimos besos antes de separarse por completo para apreciar la cara del menor, sonríe con satisfacción al verlo respirar con fuerza, sus mejillas están rojas, y su labio inferior estaba siendo mordido por sus dientes.

Wooyoung es arte ante sus ojos.

Moría por besar esos labios, pero dejaría que el menor fuera el que diera ese paso.

─ Debemos regresar.

─Si, debemos. ─ Wooyoung se levanta rápidamente. ─ N-Nos vemos después.

Sin decir nada más camina a paso apresurado a la puerta de siempre. Se sentía acalorado, y cierta parte de su cuerpo estaba despierto y le dolía, nunca había sentido eso. No tenía idea de lo que le pasaba.

Necesitaba un baño y rápido.

San estaba en la misma situación, la erección que tenía en sus pantalones sería difícil de bajar, y menos teniendo aún en su cabeza la cara sonrojada del menor y los pequeños soniditos que hacía.

Ahora le sería imposible mantener las manos alejadas de él. Porque ahora quería más.

Con sus labios había sentido la suavidad de la piel del menor y se sentía enloquecer, además tenía una gran necesidad de recorrer con sus manos el cuerpecito de Wooyoung.

Sacude su cabeza ante tales pensamientos, y se dirige a la misma puerta por la que entro antes el menor, ahora gracias a él conocía otra manera de escapar de Jiwoo.

El solo pensar en ella lo hacía tensarse, esa joven era muy pesada, era exasperante. No lo dejaba ni un minuto tranquilo, andaba detrás de él cada que podía, y eso era siempre.

Ese mismo día debía salir con ella a un paseo, pedido de ella hacia su padre, quien no podía decirle que no a su hija.

Estaba cansado.

Estaba harto de todo eso.








Sky_Shippers.

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UTOPIA || WOOSAN/SANWOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora