"Utopía, sistema ideal de gobierno en el que se concibe una sociedad perfecta y justa, dónde todo discurre sin conflictos y en armonía"
─ Llevaba días pensando en cómo se sentiría ser besado por ti. ─ responde Wooyoung. Esa respuesta le sorprendió a...
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San observa con atención a Wooyoung, esperando a que él quisiera seguir con lo que le estaba diciendo. Lo veía tener un debate mental. Quiso sonreír ante lo bonito que se veía.
─ Y no quería que me vieran. ─ responde finalmente Wooyoung.
─ ¿Está prohibido? ─ pregunta con curiosidad.
─ Solo para mí─ Wooyoung susurra tan bajo que apenas se escucha, pero para su mala suerte San si le había escuchado.
San frunciendo el ceño le pregunta. ─ ¿Quién es usted? El rey dijo que era un sirviente de la familia real, pero a penas y lo he visto rondando por el castillo.
El corazón de Wooyoug se estrujó al sentir que nuevamente su padre lo negaba.
─ Mmh... es-estoy en el jardín la mayor parte del tiempo. Cuido las flores, sí─ asiente. ─ eso es lo que hago.
Es un poco difícil para San creerle, pues el joven balbuceo las palabras encontrando las correctas. Tal vez estaba nervioso.
El silencio se hizo presente otra vez.
─ D-Debería irme príncipe San. ─ lo mira por un momento antes de agachar la mirada. ─ Con permiso.
San asiente y sin decirle nada, lo dejar irse. Era tarde y por más que quería preguntarle sobre él, debían dormir, pero─
─ ¿Con que nombre debería dirigirme a usted? ─ Wooyoung se detiene, y sin darse la vuelta para mirarlo le responde.
─ Wooyoung.
A la mañana siguiente Wooyoung despierta con el alba asomándose por su ventana.
Se despereza con lentitud sobre la cama y se levanta para ir a tomar un baño. Debía ir a desayunar antes de que el sol saliera completamente y los sirvientes aparecieran para preparar el desayuno.
Cuando sale del baño se dirige a su ropero para buscar algo de ropa, entre todas ellas se encontraba su traje, llevaba años que no lo usaba y tal vez ya ni le quedaba. Aun así, lo conservaba con la esperanza de algún día usar uno y presentarse a la sociedad como el heredero del reino de Utopía. Al ser hombre por derecho le pertenece el trono, pero como nadie sabe de su existencia, nadie puede ayudarlo.
Wooyoung se viste con lo que usualmente lleva puesto. Una camisa beige con botones y de mangas largas abraza su delgado torso, y unos pantalones de casi el mismo color, un poco más oscuro aferrándose a sus formadas piernas.
Sale de su habitación y escoge el pasillo más corto para llegar a la cocina. Al parecer no le daría mucho tiempo a desayunar, había tardado más de la cuenta en tomar un baño así que lo único que se hizo fue su tan amado jugo de frutas y tomar unas rodajas de pan.
Estaba por ir al lugar donde siempre se pasaba la mayor parte del día, llevaba consigo lo que sobró del jugo y justo en ese momento el príncipe San ingresa a la cocina.
Llevaba puesta una camisa blanca y por encima un chaleco negro con bordes dorados, y un pantalón de tela.
─ Buenos días Wooyoung. ─ sonríe. ─ Es bueno verle.
Wooyoung asiente hacia él.
─ Buenos días príncipe San ¿se le ofrece algo?
─ Estaba esperando el desayuno, pero al parecer aún no está listo. ─ responde encogiéndose de hombros. ─ Así que pensé que sería bueno hacer mi propio desayuno.
Mientras le dice, observa el vaso que el joven lleva en su mano. Wooyoung se da cuenta y le ofrece.
─ ¿Desea un poco de jugo? Lo preparé yo mismo, pero si no es de su agrado puedo hacer lo que guste. ─ sus mejillas toman un color carmín al darse cuenta que todo lo ha dicho muy rápido. No sabía porque, pero sentía su cuerpo estremecerse ante la mirada de San sobre él. ─ Pero si no quiere...─
─ Se lo agradecería mucho.
San se acerca quedando frente al pequeño cuerpo de Wooyoung, su mano roza con la de él cuando toma el vaso. Sin apartar la mirada de su persona da cortos tragos a la bebida que sin duda se veía deliciosa.
No se equivocaba, también era refrescante y como había pensado, deliciosa.
─ Me gusta. ─ lo mira directo a los ojos. ─ La bebida es refrescante, como la brisa de la primavera. Y a mi me gusta la primavera.
Wooyoung se sonroja un poco más y aparta la mirada, sus ojos enfocan la luz que entra por la ventana, y se agrandan para luego salir despavorido del lugar.
Esperaba no encontrarse con nadie.
Más su suerte no se lo concedió. Frente a él estaba otro hombre y por donde había escuchado es el primo del príncipe San. El duque SeongHwa, hace un par de días había salido del castillo y por lo visto había regresado.
─ Duque, buenos días. ─ sin esperar respuesta sigue su camino y desaparece por el final de uno de los pasillos.
⚜
─ Ese sirviente es muy raro. Algo no cuadra aquí. ─ dice SeongHwa una vez que se encuentra con su primo en la cocina. ─ Parece como si siempre huyera de algo.
─ O de alguien.
Asiente entendiendo.
─¿Lo investigo? ─ pregunta.
San asiente. ─ Necesitamos saber si en verdad es un sirviente o es alguien más. El rey Ji Cheol oculta algo y nosotros lo descubriremos. ─ bebe del jugo de frutas.
─ Dame. ─ intenta quitarle el vaso.
─ No, es mío.
Seonghwa confundido lo observa, desde cuándo su primo es tan posesivo por un simple vaso de jugo.
Era la primera vez que lo veía serlo, ni de pequeño fue así. Negando con la cabeza se dirige al gran mesón de la cocina y se sirve un poco de agua. El viaje había sido un poco cansado y necesitaba beber de ese líquido, si no terminaría desmayado.
─ Hablé con HongJoong, y está dispuesto a hacer una alianza entre Wonderland y Aurora.
─ Por alguna razón HongJoong siempre te dice que sí. ─ dice San mirando con curiosidad a su primo. ─ Hay algo que no me estás diciendo Hwa y sé que está relacionado con él.
─ No hay nada San.
San era muy pequeño cuando su primo y el príncipe─ y en poco tiempo rey─ HongJoong se conocieron. No sabe que entre ellos hubo algo más que una noche entre amantes, no sabe que entre ellos había florecido algo más que lujuria y deseo. Y Hwa no quería que lo supiera.
No quería porque le dolía saber, que la persona que amaba estaba a un par de meses de casarse para convertirse en rey.