Capítulo │25│

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─ ¿Te gusta?

Wooyoung asiente con una sonrisa. ─ Me recuerda a mi mamá. Ella solía prepárame por mi cumpleaños un pastel de chocolate con fresas y moras. La parte de arriba siempre llevaba mis galletas favoritas.

Después de haber comprado lo que el menor tanto deseaba y también haber comprado una botella de vino, regresaron a la cabaña con la misma tranquilidad con la que habían salido.

Al ser Utopía un reino regido en reglamentos por cumplir, era muy difícil ver por las pobladas calles de tierra, a un hombre en compañía de otro. Las pocas veces que han sucedido es porque tienen que resolver algún conflicto que solo les compete a ellos, o por trabajo.

Es por eso que los dos jóvenes fueron precavidos cuando salieron de la cabaña. Ahora que estaban dentro de la misma, se sentía un poco más seguros, y el distanciamiento que tenía de las otras era gratamente lo mejor para ellos.

─ Sannie. ─ la dulce voz del menor se cuela por los oídos del príncipe, el llamado fue tan bajito que logro erizarle la piel en cuestión de segundo.

El antes mencionado mira por sobre su hombro al menor sentado en el centro de la cama, un pequeño puchero formándose en sus labios, llena de ternura el corazón del mayor.

─ ¿Sí?

─ Ven conmigo.

─ ¿Ahora? ¿No quieres comer?

─ Dame mimos. Me siento solito aquí. ─ sin poder decir que no, San se acerca con seguridad al menor, rodea con sus manos la pequeña cintura de Wooyoung y lo acuesta en la cama, para terminar rodeándolo en un abrazo apretado.

─¿Ya no te sientes solito? ─ un beso es depositado en la punta de su nariz.

─ Nop, ahora quiero besitos.

─ Es momento de mimar a mi bonito ¿verdad?

Besos son depositados de manera delicada y casta por todo el rostro del menor, le gustaba sentir todas esas emociones que San le provocaba con pequeños besos, con pequeñas caricias y pequeños detalles como lo era el que le regalara una pequeña flor.

Nunca antes nadie le había regalado una flor.

─ ¿San?

─ Umh. ─ es lo que dice mientras sigue perdido en el cuello del menor, mordiendo con suavidad la delicada piel.

─ ¿Está bien lo que hacemos?

─ ¿Qué cosa bonito?

─ Esto... tú y yo, amh...besándonos, y es-esas cosas. ─ San entendía lo que el menor quería decir. Wooyoung había vivido encerrado en ese castillo por años y apenas sabía cómo era el mundo real.

UTOPIA || WOOSAN/SANWOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora