14. Por favor, solo quédate

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Trata de salir de la camilla y lo miro con desaprobación.

—No puedes hacer eso—lo reprochó.

—Pues vienes tú o voy yo—dice y hago una mueca, trata de volver a levantarse y un enfermo aparece.

—No puede hacer eso, señor White—dice el enfermero, su mirada se desvía hacía mi y me sonríe—Si vuelve a tratar de bajar de la camilla me avisas—dice mirándome y asiento, se marcha y mi mirada lo sigue ligeramente.

—¿Quieres irte detrás de él?—dice Aaron con mala cara.

—Si hubiera querido ya me hubiera​ ido—le digo encogiéndome de hombros.

Trata de volver a levantarse—Eres un cabezota, te dijeron que no puedes hacer eso—le recuerdo.

—Pues ven tú—dice en forma de reclamo hago una mueca, pero termino acercándome.

Hace espacio a su lado y me mira, me subo a la camilla y él se incorpora quedando sentado, pongo mala cara, pero terminó sentándome a su lado.

Esto se va a poner interesante...

«Por fin se te da la gana de aparecer» 

Es que estaba tomándome un descanso

«Ajá».

Permanecemos en silencio y mi teléfono se le ilumina la pantalla con un mensaje de Nils, el mensaje dice que si le puedo decir lo de su padre a Aaron, lo miro de reojo y respondo el mensaje de Nils. Esto va a doler...

—¿Qué pasó? —me pregunta frunciendo el ceño.

Y luego me arrepentiré de esto...

Yo no

Rodeo mis manos por su abdomen y lo abrazo con fuerza, él se tensa relación unos segundos, pero termina rodeando su mano por mi cintura correspondiéndome el abrazo.

—¿Qué sucede nena? —susurra en mi oído, abrazándome más fuerte.

—Tu padre no sobrevivió al accidente—susurro contra su pecho, siento como se tensa y me abraza con más fuerza, su corazón late desenfrenado.

—Lo lamento—susurro alzando la mirada, haciendo qué nuestros ojos se encuentren, de sus ojos empiezan a salir varias lágrimas densas y aprieta más sus manos en mi cintura.

Nunca pensé que me dolería tanto ver llorar otra persona que no fuera el...Aparto los pensamientos que invaden mi cabeza y hacen que mi pecho se hunda y a la vez duela.

Deja caer su rostro en mi hombro y siento como sus lágrimas se deslizan por mi vestido, lo abrazo más fuerte y no sé cuanto tiempo pasa, alza su mirada y sus ojos están bastante rojos y no sé porque carajos verlo así hace que algo dentro de mí se retuerza con fuerza, mueve la cabeza y la deja caer en mi pecho.

—Tengo sueño—susurra en mi pecho, trato de levantarme para que se acueste. —¿Qué haces? —me pregunta mirándome a los ojos.

—Me sentaré en la silla, para que descanses y después me iré a la universidad—le digo jugando con su cabello mientras lo miro.

—Por favor, solo quédate—me pide con los ojos enrojecidos.

Debería irme joder, pero algo no me deja.

«Mierda».

Suspiro—Bien, me quedaré—acepto y me sonríe con tristeza. —Pero me voy a sentar en la silla—le digo señalando la silla donde estaba sentada hace un rato, él niega dejando caer su cabeza en mis piernas me tenso inmediatamente, pero luego respiro hondo y recuesto mi cabeza contra la pared mientras él juega con el borde de mi vestido, me relajo lentamente y solo lo observó mientras continúa jugando con el borde del vestido.

Entre El Ego De Ambos✓«Editada»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora