1. Vamos a bajarle el ego

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Brooke

Bueno me presento yo soy Brooke Evans y les explico un poco mi situación actual, acabo de cumplir 19 años, vivía en Londres, pero mis padres decidieron mandarme a los Ángeles un “tiempo” tengo el pelo negro azabache entre lacio y ondulado, mis ojos son grises, nariz perfilada, senos medianos y redondos, trasero redondo no muy exagerado, labios finos, mis cejas son finas, pestañas largas y onduladas, mido aproximadamente 1’65 y este año me toca viajar a Los Ángeles por la universidad y desgracia porque no se le puede llamar historia comienza cuando me cruzo con ellos. Y se preguntarán ¿Quiénes son ellos? Pues a mí me encantaría no saber quiénes son. El punto es que cuando encuentras una persona con el ego “más grande” que el tuyo existe cierta rivalidad y la mía con el mayor de los White empieza cuando llegué a Los Ángeles, mi mejor amiga y yo nos quisimos ir a tomar alcohol y allí lo conocí en medio de la borrachera.

No me agrada una persona egocéntrica ¿Irónico, no?

Muy

Y pues nunca me había topado con alguien así, bueno, al menos hasta que él aparezca en mi vida y en lugar de “aparecer” como una persona normal en mi vida, literalmente me empujó por así decirlo…

Y pues, varias horas antes de la “desgracia”...

Observo a mi mejor amiga vestirse mientras yo termino de hacerme un delineado un poco sencillo. Los minutos pasan mientras ella se da unos últimos retoques, mientras yo reviso los comentarios acerca del lugar donde iremos, por lo que puedo ir leyendo es muy bueno.

Sofía Anders mi sexy mejor amiga la cual luce unos vaqueros ajustados con un top rosa palo, mientras que yo estoy vestida con una falda por encima de mi rodilla negra de cuero ajustada y usó un top del mismo color, junto a unas botas altas. Sofí es la típica chica “buena” ante los ojos de algunas personas, es amable y es de esas personas de las que te caen bien a la primera, es más bajita que yo un metro cincuenta y cinco aproximadamente y sus ojos son negros al igual que su cabello.

Nuestras personalidades ni se topan, se podría decir que soy un bloque de hielo, soy un poquito grosera y no tengo pelo en la lengua a la hora de decirle nada a la cara de nadie.  Si te duele, pues tequila y sal para curar la herida.

Lo sé, lo sé, somos dos gotas de agua totalmente diferentes, pero aun así nos amamos mucho, nos conocemos desde pequeñas, sus padres y los míos son amigos y pues cuando teníamos cuatro años más o menos nos conocimos. Y desde entonces somos inseparables, es como mi hermana de otra madre. Hace más de una hora que hemos llegado y solo le sonrió mientras bailamos.

—Brooke vámonos, es tarde y no me gusta andar así y lo sabes—me pide gritando.

Aceves parece mi mamá.

Y cuando digo a veces es todo el tiempo, pongo los ojos en blanco y ella me hace un leve puchero.

—Nena, entramos dentro de poco a la universidad y no voy a desperdiciar dos días en el departamento encerradas, aparte no vamos a poder venir a lugares así de increíbles todo el tiempo—le recuerdo cómo niña pequeña y ella ríe un poco.

—Bien, nos quedamos un rato más— me dice con una sonrisa y la abrazo.

Un chico se lleva a mi amiga al cabo de un rato. Le lanzó una mirada de “no que te querías ir” y ella ríe despidiéndose con la mano izquierda, sonrió y le lanzó un beso, mientras me acerco a la barra moviéndome al ritmo de la canción electrónica del sitio.

Entre El Ego De Ambos✓«Editada»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora