Capítulo 4: Pesto para la desastrosa presentación

2.2K 179 21
                                    

Aprendí a cocinar desde muy pequeña, mi madre trabajaba mucho y era lo que tocaba. No es que me queje de eso, al contrario, pienso que cocinar es una de las cosas que todo el mundo debería aprender. Es un arte o bueno, por lo menos para mi.

Mi madre trabaja en un bufete de abogados muy importante, por lo que si quieres llegar a ser algo, tienes que trabajar día y noche para conseguirlo.

Es de las mejores y no lo digo yo, lo dice su jefa. "Margarette no sabes lo que me alegra que trabajes conmigo".

-Sandra.-me giro encontrándome a Emma expectante.-¿Qué estás haciendo?

-Espaguettis al pesto.

-¿Qué tal te ha quedado la presentación de psicología?-su pregunta me toma por sorpresa.

-¿Qué presentación?-dejo todo lo que estoy haciendo para mirarla.

-La que mandó el lunes.-suena como si fuera lo más obvio del planeta.

-¿De que iba?-pregunto alterada.

-Sobre la Gestalt.-entrecierra los ojos.-¿No te enteraste?

-Llegué una hora tarde.-le explico tapándome los ojos. "Esto es demasiado".

-Tranquila, puedes hacerlo ahora.-la miro de reojo.-Te da tiempo.-dice después de mirar su teléfono.-Todavía quedan tres horas para clase.

"Menos mal que los martes entramos a las tres de la tarde".

-Vale.-me estiro para aliviar la tensión.

-Ve, ya termino yo de hacer la comida.

-Gracias.-grito mientras corro hacia mi habitación.

"La Gestalt". Título aburrido pero es el único que se me ocurre ahora mismo. Mis manos teclean sin parar. No tengo ni idea de cómo debe ser la presentación, pero no tengo tiempo ni para despegar las manos de su trabajo.

Es increíble que yo, Sandra Agramonte, haya pasado esto por alto. Debí preguntarle a Niller acerca de lo que habían hecho esa hora perdida. O ella, simplemente, me lo podía haber nombrado.

"¿Por qué no mencionó nada?"

"¿Quiere que suspenda su asignatura?" No, sino no me hubiera explicado todo en tanto detalle.

"Entonces, ¿Por qué?" Tal vez se le olvidó comentarlo, a todo el mundo le puede pasar. A veces las personas olvidamos cosas.

"Sandra, concéntrate".

Trece diapositivas y listo. No se me ocurre qué más poner. Toda la presentación cuenta con toda la información que me dijo al dedillo. "No pueden faltar más cosas".

-Hey.-Emma aparece por la puerta.-¿Qué tal lo llevas?

-Acabado.-contesto después de darle "click" a guardar.

-Bien.-aplaude contenta.-¿Comemos?

-Si, por favor.-me levanto cansada.-¿A qué huele?

-Puede que se me haya agarrado un poco la pasta.-abro más los ojos al oír eso.-¿Qué? Cuando he querido darme cuenta, el fuego estaba muy alto.

-Es pasta, Emma.-le digo sentándome en la mesa.-Pasta, casi nunca se agarra.

-Pues a mi si.-comienza a comer.

La verdad que tienen buena pinta y que lo único que los ha salvado ha sido el pesto. Aún así, me asombro. A Emma no es que se le de muy bien cocinar.

-¿Y?-pregunta expectante.-¿Qué tal están?

-Buenos.-aplaude de nuevo.

-Lo sé.

Secretos envenenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora