De nuevo esas paredes blancas...sin vida, sin sentimiento, sin alma.
Hoy, el señor Darby, lleva un traje demasiado verde para mi gusto, justo como en el funeral de mi abuela. Minutos atrás, sus propias manos han deshecho su tan perfecta corbata en cuanto le he nombrado lo que pasó en el despacho de Niller.
-La vista puede fallar por el cansancio, seguro que estabas muy cansada.-comenta por primera vez en los cinco minutos que lleva en silencio.-Las excursiones suelen cansar mucho a la gente.
-Ella misma me dijo que era normal, que sus ojos eran normales.
-Ahí lo tienes, sus ojos eran normales.
-No no, se refería a que sus ojos negros eran normales.-le explico alterada.-No sé cómo explicar el color de sus ojos, pero estoy seguro de lo que vi.
-¿Y dices que tu también los tenías así?-anota algo en su cuaderno.
-S_si, de alguna manera me vi reflejada en sus ojos y los míos estaban igual.-bajo la cabeza alterada.-Ni siquiera tenía iris o esclerótica, parecía como si la pupila fuera tan grande que albergaba todo su ojo.
-Podría ser alguna patología.
-No, hay algo raro en esa mujer.-me coloco un mechón que había volado hacia adelante por mi desesperación.-Primero, todos sus alumnos parecen marionetas. Segundo, el desmayo de Emma Tercero, la excursión...
-¿Que paso en la excursión?
-Todo fue demasiado raro. Recuerdo haber ido a una fiesta, de eso estoy segura.-comienzo a enumerar con las manos.-Recuerdo como la fiesta se fue a la mierda porque los profesores nos pillaron. Recuerdo salir corriendo hacia el bosque y arañarme la rodilla con un árbol. Y recuerdo como Traxler y Niller me pillaron y me hicieron algo para dormirme.-me paro en seco al darme cuenta.-Mierda.
-¿Qué pasa?
-Los ojos de Traxler... también eran negros.-me desespero aún mas.-Madre mía.
-¿Después de eso qué pasó?-hace caso omiso a mi último comentario.
-Me desperté alterada en la cama de la cabaña. Cuando les pregunté por la fiesta a mis compañeras de habitación, no tenían ni idea de lo que hablaba.-me tumbo en el sofá.-Pensaba que todo había sido un sueño, hasta que me fui a ducharme y noté la herida de mi rodilla.
-¿Te la curaste?-pregunta preocupado.
-Eso es lo raro, ya estaba curada...-abro los ojos como platos.-...hasta que... hasta que fui a devolverle una cosa a Niller y volvió abrirse.
-Y ahí fue cuando pasó lo de sus ojos.-asiento.-¿Qué pasó después?
-Debí desmayarme porque lo siguiente que recuerdo es despertar en la enfermería.
-Han pasado muchos años desde la muerte de tu abuela, creo que estás preparada.-se levanta dejando su cuaderno en la mesa.-Vamos, acompáñame.
-¿A dónde?-le pregunto siguiéndole el paso.
-A la verdad.-me contesta sin ganas.
Salimos de su oficina, adentrándonos así en un blanco pasillo que deja mucho que desear. "Como mínimo, necesita un cuadro".
La recepcionista me sonríe por primera vez en muchos años; sus dientes amarillos imploran que por lo menos fuma cinco veces al día. Su mandíbula se tensa al ver cómo en vez de salir por la puerta principal, giramos a la derecha, hacia un pasillo que no había pisado jamás hasta el día de hoy.
-¿A donde estamos yendo?-vuelvo a preguntar.
-Tu abuela me dejó en claro una cosa; no debía llevarte a este sitio hasta que no estuvieras lista.-se para en seco ante una puerta de madera, la única marrón de todo lugar. "El único color". Su mano lucha por encontrar la llave correcta; para cuando la encuentra y abre la puerta, yo ya soy un mar de nervios.
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Secretos envenenados
De Todo¿Qué pasaría si un día te levantaras de la cama y descubrieras que no eres tan humana como te hacían creer? ¿Qué pasaría si tus profesoras de universidad no estuvieran tan lejos de parecerse a ti? Y sobretodo, ¿qué pasaría si ellas mismas afirmaran...