Capítulo 22: Whisky y tarta de tres chocolates

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Se miran entre ellas como si estuvieran buscando las palabras correctas o... las menos hirientes.

— ¿Qué clase de problemas? — Me acomodo en el sofá nerviosa.

— ¿Leíste el libro que te di? — Miro confundida a Melanie cuando me contesta con otra pregunta.

"Mierda".

— No del todo. ¿Por qué? ¿Pasa algo? — Pregunto preocupada al ver sus caras.

— Porque ahí tienes la respuesta — Sentencia Traxler levantándose del sofá. Se dirige hasta su escritorio y de él saca una botella de Whisky —. ¿Quieres? Lo necesitarás — Niego con la cabeza viendo como se bebe de un trago el contenido de un vaso.

— ¿Has llegado a la parte donde habla de los juicios de tu antepasado? — Vuelve a preguntar Melanie.

— He llegado a donde es capturada y llevada a una celda.

— No has leído una mierda — Vocifera Traxler sirviéndose otro vaso.

— No deberías beber en estos momentos — Le advierte Melanie.

— Lo siento si estoy muy ocupada haciendo los trabajos que mandáis — Miro de mala gana a Traxler. ¿Quién se cree?

— ¿Crees que me importa la mierda de trabajos que te mandamos ahora mismo? — Se levanta y con pasos firmes camina hacia nosotras, pero más concretamente hacia mí —. No sabes nada.

— Perdón por querer ponerme al día con mis clases después de que...— Me levanto para enfrentarla —.... un brujo intentara matarme.

— Ese es el menor de nuestros problemas —. Da un paso hacia adelante —. Carlo no es más que el inicio de lo que puede llegar a pasar.

— ¡Pues decirme, de una vez por todas, cual es el maldito problema! — Estallo contra ella.

— Quieren tu cadáver en una semana — Tengo que dar un paso hacia atrás para poder verla mejor. No miente —. Eso es lo que pasa. ¿Quieres otra explicación? — Melanie tiene que interponerse entre nosotras para que Traxler no siga caminando hacia mi —. ¿Te lo he dejado claro? ¿Quieres que te lo describa?

— ¿Qué te pasa? — Pregunto confundida.

No es que hayamos hablado mucho en todos estos años. Generalmente nuestras conversaciones se basaban en preguntas educativas por parte de ella y contestaciones casi inaudibles por mi parte. Pero aún así se que le pasa algo, ni siquiera tiene el mismo tono de voz.

— No me pasa nada. Voy a por el coche para que podamos salir de este maldito lugar — Camina con rapidez hacía la puerta y se pierde por ella.

— Está preocupada — Sentencia Melanie caminando hacia el escritorio para coger su bolso —. No le gusta hablar de temas que no puede controlar. Menos si sabe que la situación la ha provocado ella misma.

— ¿No formabais parte del consejo? — Inquiero.

— Si, pero como nosotras hay ocho más. Y esos ocho han dictaminado lo que ella misma te ha dicho — Me mira de reojo —. Vamos. No deberíamos estar en la universidad sin gente. Es peligroso.

. . . . . . . . .

Hoy podría ser mi último día en la Tierra o quizá mañana... . Igual al día siguiente, ¿el lunes es buen día para morir a manos de brujos? No lo sé, pero ojalá no descubrir jamás.

"Quieren tu cadáver en una semana".

Tic tac, el tiempo cuenta y en vez de trazar un plan con ellas, estoy intentando hinchar unos cuantos globos para la fiesta de cumpleaños de Isla.

Secretos envenenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora