Lunes, el primer y el más duro día de la semana. Y más duro se hace cuando hace ni apenas setenta y dos horas de que un psicópata desquiciado te atacara, y de que al día siguiente, el señor Darby te reventara en una sesión de entrenamiento.
Gracias a Dios que Carlo, cuando fue atacado por Niller con esa especie de arma, dejó caer el collar de mi abuela. Sino no sé como hubiera mirado al señor Darby a los ojos al día siguiente en el entrenamiento, donde se dedicó a echarme en falta la poca profesionalidad que tuve al dejarme quitar el collar.
"¿Qué culpa tuve yo de que apareciera de repente y no me lo esperase?"
Pues al parecer eso fue la bomba que detonó un sin fin de ejercicios estratégicos de combate. Y no me quejo, por lo menos ahora conozco un mínimo de defensa personal. Aunque nada sobre mis poderes.
Desgraciadamente, que Carlo sepa que el collar sirve para avisar a tu guardián de cuando estás en peligro, solo nos da aún más problemas.
Pero ahora mismo tengo un problema más grande en mente: Traxler y Niller. Primero tengo clase con la rubia que no dejó de abrazarme hasta que me calmé en la biblioteca. Y a última hora, presentación del estructuralismo con Niller.
No sería un gran problema si no hubiera salido corriendo del lugar, una vez que logré calmarme, sin enfrentarme a ellas.
– No tienes buena cara. ¿Seguro que estás bien?-me pregunta Emma entrando a la universidad.
– Si, tranquila.
– Haré como que te creo.-pasa su brazo por mi hombro para acercarme a ella.-¿Sabes que me puedes contar cualquier cosa, no?
– Si, Emma.-finjo cansancio.
–¡ Oye!-me mira de mala manera para luego sonreírme.-Lo sabes.
– Si, solo es que...-nos quedamos paralizadas cuando cambiamos de pasillo y al final de este nos encontramos con un montón de personas amontonadas en la puerta, mientras que tres policías intentan detenerlas.
– ¿Qué ha pasado?-pregunta cogiéndome de la mano y llevándome hasta el lugar.
Respiro con dificultad al darme cuenta de lo que pasa cuando visualizo una sábana blanca cubriendo algo en el suelo de la biblioteca.
– James.-Emma llama a nuestro amigo, quien no me he dado cuenta de que está delante de nosotros hasta que Emma lo ha hecho.-¿Sabes qué ha pasado?
James se gira a vernos preocupado. Como para no estarlo, debe saber todo lo que me pasó ahí adentro el otro día.
– Al parecer alguien entró en la biblioteca para robar.-le contesta sin dejar de mirarme.
– ¿En una biblioteca? ¿Qué quería? ¿Libros?
– No lo se, pero...-se queda pensativo.-...pero la bibliotecaria estaba cuando todo sucedió.
– ¿Qué quieres de...-Emma se calla al entenderlo.-¿Qué dices?-pregunta abriendo los ojos de par en par. Ahora es ella la que se pone de puntillas y clava la mirada en el cuerpo que yace en el suelo.-Pero...-parece que le afecta, tanto que comienza a intentar hacerse paso para ponerse en primera fila.
– Darby me lo ha contado todo esta mañana.-comenta James una vez que Emma no está al alcance de oírnos.-No debí irme.
– No fue tu culpa.-susurro sin poder quitar la mirada del cuerpo inerte y sin vida.-No lo podías ni imaginar.
– Pero aún así, debí quedarme a tu lado.
– El señor Darby te llamó, eso es todo. ¿Qué tal fueron las pruebas?-intento cambiar de tema.
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Secretos envenenados
Ngẫu nhiên¿Qué pasaría si un día te levantaras de la cama y descubrieras que no eres tan humana como te hacían creer? ¿Qué pasaría si tus profesoras de universidad no estuvieran tan lejos de parecerse a ti? Y sobretodo, ¿qué pasaría si ellas mismas afirmaran...