tNos tomó horas llegar, el miedo nos invadía pues no era del todo grato escapar de aquellas criaturas en medio de la noche, para nuestra fortuna una vez más el sol había salido y ahora que el causante de tanta oscuridad estaba muerto, tendríamos muchos amaneceres más por disfrutar; claro, el camino no fue sencillo.
Estuvimos escapando todo el tiempo de quienes querían deshacerse de nosotros o en su defecto, de quienes querían devorarnos, encontramos un par de lugares que mantendrían en perfecto estados nuestras motos, ventajas de contar con alta tecnología.
Finalmente habíamos llegado y de nuevo el cielo comenzó a oscurecerse, no había nadie más que nosotros, al menos no a la vista, el exterior de este nuevo domo lucía algo desgastado, viejo, abandonado, Layla había comentado que su estructura no era estable del todo, así que con cada defecto que encontrábamos en el lugar nuestras posibilidades de seguir con vida se reducían.
Me acerqué, intenté averiguar qué era lo que debía hacer y cómo es que podría activar el domo, lo analicé por varios minutos.
—¡Tómate tu tiempo, Rachel, no hace frío, te apoyamos! —gritó Jack a un par de metros de distancia y vi como Alex lo golpeó—. Solo quiero que sepa que tiene nuestro apoyo —habló en respuesta a aquel golpe.
¿Qué si estaba nerviosa? Claro que sí, pero esos nervios se convirtieron en terror en el momento en que vi bajar a Joe de la camioneta y otras tantas empezaron a llegar, estas personas dependían de que yo activara este domo y no tenía la más mínima idea de cómo hacerlo. Él se acercó a mí.
—Necesito más tiempo —observé el miedo en su mirada, algo nuevo en él.
—Eso es justamente lo que ya no tenemos, de camino acá nos encontramos con varios de ellos, Rachel, esos zombies vienen hacia nosotros, una vez que se alimentan no saben cómo parar, las camionetas sirvieron como ventaja, pero si no abres este domo estaremos perdidos.
—Son seis números, hay billones de combinaciones y no sé cuál es la correcta.
—Cinco minutos, es lo más que puedo darte antes de que tengamos que enfrentarnos a ellos.
—De acuerdo.
De manera inconsciente sentí como si toda mi vida pasara frente a mis ojos solo para tratar de recordar cuáles podrían ser los malditos números que necesitaba.
—Jerry, el gran Jerry, era un genio, no pudo haberse equivocado contigo —Jack se quedó muy tranquilo a mi lado.
Sabía lo que quería hacer, brindarme un poco de esa tranquilidad para que me calmara y pudiera pensar con claridad.
—Pues siempre hay una primera vez.
—Eso creo —nuestras miradas estaban fijas en la entrada del domo—, pero esta no será la primera vez que él se equivoque.
—Lamento interrumpir la charla emotiva —se notaba el sarcasmo en su voz—. Ya están aquí, tus cinco minutos ahora se han transformado en uno.
—¿De qué rayos estás hablando, Alex?
—Ethan y Joe junto con otros chicos ya tomaron sus armas, se pueden ver a lo lejos, si quieres salvarnos tienes que recordar, los detendremos cuanto podamos.
Miedo, a decir verdad, era terror lo que estaba sintiendo en ese momento, mi respiración comenzó a acelerarse al igual que los latidos de mi corazón.
—Bueno, Rachel, olvida que tenemos frio y concéntrate en salvar nuestras vidas, solo debes recordar cuál es el código.
—Código...
Y fue entonces que recordé que al ingresar al campamento me habían asignado un código especial, los guardias aseguraban que el creador de las simulaciones había asignado una serie de números para cada integrante del programa F3, solo Jerry podía crear algo como eso así que fue él quien quería que yo tuviera ese código el cual constaba de seis números.
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PROGRAMA F3
Science FictionLa ciudad estaba en completa oscuridad, pero ellos no se encontraban solos, Rachel, Ethan y Zach, 3 desconocidos con una cosa en común: el miedo a morir. Deberán sobrevivir a las criaturas de la noche y llegar al domo, un lugar que promete ser su s...