Capítulo 28: El caos solo indica que vas por buen camino

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Al final llegaron a la conclusión de que en el estado en el que me encontraba no podría pensar con claridad, el miedo, el cansancio, la desesperación, nada de eso iba a ayudar, Jack me acompañó hasta mi habitación, no dijo nada, solo permaneció a mi lado hasta que me quedé dormida, con todo lo que estaba pasando descansar era lo último que quería, pero esta vez mi cuerpo pudo más, a este paso seguro que me vuelvo loca.

A la mañana siguiente fue Alex quién me despertó, me incorporé y dejó una bandeja con comida frente a mí, no pude evitar sonreír.

—¿Me trajiste el desayuno?

Acerca una silla y se sienta a mi lado.

—Créeme, no quieres estar allá abajo.

—¿Por qué?

—Primero desayuna, los problemas pueden esperar.

—Solo hay comida para una persona.

—Desayuné temprano antes de empezar a entrenar a las chicas.

Hoy no tenía ganas de hacer nada, todo el cuerpo me dolía y solo quería quedarme en la cama, fue extraño despertar sin él a mi lado.

—¿Cómo te sientes? —bebí del jugo sin responder—. Físicamente hablando.

—Siento que un tráiler pasó sobre mí, ¿qué hay de ti? La herida sanó rápido.

—Jack es un genio, cicatrizó por completo en cuestión de horas.

—Bendita tecnología.

La verdad es que tampoco tenía mucha hambre, seguía sintiendo que estaba incompleta, no importaba si estaba en las mejores condiciones o no, Ethan me seguía haciendo falta, el vacío que dejó..., no sé, nunca me había sentido así.

Dejé la mitad de la comida y me levanté de la cama, Alex se adelantó y dejó ropa frente a mí.

—¿De dónde sacaste esto?

—Regalo de Jack, parece que es ropa normal, pero tiene algunas funciones de nuestros trajes, ya sabes, en caso de que quieras escapar otra vez —sonreí de lado.

—Espero no tener que hacerlo de nuevo —tomé la ropa y Alex se volteó.

—Soy todo un caballero.

—Un caballero se saldría.

—Entonces soy un medio caballero —se río, pero en ningún momento volteo.

Empecé a cambiarme, la ropa era muy cómoda y toda era negra

—Listo

—Te queda bien.

—Tenemos trabajo que hacer —me acerco a la puerta, pero él se pone frente a mí impidiéndome el paso—. Alex deja de bloquear la puerta.

—Creí que podríamos quedarnos y charlar un poco, no es necesario bajar.

—¿Qué ocurre abajo?

—Rachel, no es la gran cosa.

—Pregunté qué ocurre.

—Tonterías, abajo discuten como si fueran niños, no es importante.

—Muévete.

—Rach

—No me obligues a moverte —puso los ojos en blanco.

—Eres testaruda.

—No imaginas cuánto.

Se hizo a un lado y salí de la habitación, desde acá arriba escuchaba los gritos e insultos de las personas, bajé para ver qué ocurría y al llegar al comedor todos discutían, vi a un chico rubio dándome la espalda, y si...

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