PROGRAMA F3

Capítulo 34: No eres tú

Mientras me aferro a Alex y nos alejamos a toda velocidad de los guardias de Rebeca solo puedo pensar en Ethan, ¿hice lo correcto? ¿En verdad él estaba arrepentido? Besar a Alex no fue precisamente la mejor decisión, pero no negaré que mientras lo hacía mi alrededor había desaparecido y por primera vez en varios días, me sentí segura. ¿Esto cuenta cómo traición?

Mejor no pensar en ello, hay cosas más importantes en las que centrarme, como por ejemplos las curas, Jerry, Jack, la destrucción del programa y ahora más que nunca, la muerte de Rebeca, hace tiempo que Ethan escogió bando, y me prometí a mí misma que no tendría piedad, esta vez haré lo que mis padres tanto deseaban, no hay espacio para debilidades.

Siento que vuelvo a respirar apenas pongo un pie dentro del domo, cuando cruzo los muros Joe y Enzo se acercan para abrazarme.

—Parece que alguien me echó de menos.

—¿Bromeas? Esto ha sido un caos desde que te fuiste.

—El chico tiene razón, contábamos los días para que volvieras.

—¡Oigan! —se queja mirándolos con el ceño fruncido—. Fui un buen líder en su ausencia, díselos, Megan.

—Oh, sí, el mejor líder.

—No te fíes —murmura Enzo cerca de mí—. También entró en pánico.

—Ya lo creo —le aseguré.

Tras un par de minutos lograron ponerme al tanto de lo que había ocurrido en mi ausencia, o al menos, me dijeron lo más relevante, sin duda había mucho en lo que trabajar, muchas cosas que arreglar y Jack se volvería mi prioridad ahora.

—A puesto a que Rachel les agradece toda su ayuda, pero si me disculpan —me sujeta del brazo—. Esta mujer está a punto de desmayarse, necesita descansar.

—Pero

—Pero nada, primero descansas y después averiguas como deshacerte de lo loca.

—Jack

—No lo voy a repetir.

Cedí, pero que quede claro que fue solo porque no quería alterarlo más, ha vivido más cosas estos últimos meses que en toda su vida. Los chicos volvieron a sus actividades, Alex intercambió miradas conmigo antes de marcharse.

—Estará bien, déjalo.

Mi amigo me guió hasta el área de cuidados, justo a un lado del laboratorio, permanecí sentada un rato en la camilla mientras me conectaba a una máquina y él hacía sus cosas, mezclaba algunos líquidos, hacía algunas anotaciones, revisaba información y todo gracias al pequeño dron que se había encargado de examinarme minutos antes.

—¿Experimentarás conmigo, Colson?

—Algo así —se puso a mi lado para inyectarme algo.

El líquido naranja no me inspiraba mucha confianza, pero él sí, espero que sepa lo que hace, cuando se apartó me sentí mejor, como si me hubiera alimentado bien estos días y hubiera descansado.

—¿Qué me pusiste?

—Es una mezcla que me enseñaron a hacer en mis prácticas —explica—. Funciona como un sustituto de alimento y contiene ciertas propiedades que te harán sentir como si hubieras descansado lo suficiente.

—¿Por qué nunca vi que todos usaran esto?

Jack sonríe.

—Es para casos especiales, si piensas que puedes inyectarte esto todos los días y pensar que tu cuerpo tiene nutrientes suficientes, déjame decirte que te equivocas, pero en esta ocasión fue necesario, asumo que no te daban langosta y vino.