Cap 5. Santurrona de mierda

15K 1.1K 867
                                    

Priscila.

—Tranquila mi amor que nadie te reconoce —dice Mat en mi oído asustándome un poco, estoy muy nerviosa y más me inquieta que se acerca demasiado a mí para escucharse por encima de la música—. Ten tómate esto para que te relajes.

Mat me entrega una bebida, no es una cerveza como había pensado que tomaría. La pruebo, es dulce pero se siente mucho el alcohol, en seguida se la devuelvo, si me tomo eso seguro termino borracha, jamás he ingerido alcohol en mi vida y no creo que este sea un buen momento para hacerlo, si mis papás me llegan a oler seguro me castigan por los próximos diez años.

—Esto tiene alcohol —resoplo, aún siento la sensación caliente por mi garganta.

—Por supuesto Priscila, si estamos en un bar. ¿Qué esperabas? —Angie rueda los ojos y le da un sorbo grande a su vaso, es lo mismo que yo estoy tomando—. ¡Está delicioso! —grita y aplaude comenzando a moverse al ritmo de la música.

—Tómatelo —insiste Mat—, te va ayudar con los nervios.

Pone el vaso en mis labios y lo empina, vuelvo a tomar otro poco, pero Mat no deja de inclinar el vaso hasta que toda mi boca está llena de la bebida y debo obligarme a pasarla para no escupirla y hacer un espectáculo que llame la atención de las personas a nuestro alrededor.

No veo a Maurice por ningún lado, pero sé que entró detrás de nosotros, escuchaba su voz áspera hablar en inglés, no sé en qué mesa se sentaron, sólo espero que no me vea.

—Vamos a bailar —propone Angie poniéndose de pie y dando brincos—. ¿Dónde están Fredo y Tino? ¿Por qué no han llegado?

—Ya vienen, me acaban de mandar un mensaje. ¿Bailamos mi amor?

—Mat, deja de decirme mi amor —refunfuño, está un poco empalagoso, demasiado cerca, lo empujo con la mano unos centímetros.

—Ay ya Priscila, deja la histeria vamos a bailar. —Angie tira de mi mano y me arrastra a la pequeña pista que hay, la gente aquí no baila pero ella está de loca que quiere hacerlo.

—Angie vamos a llamar la atención. —Miro en todas direcciones cubriéndome el rostro con el cabello.

—Marica nadie te reconoce, bájale. —Ella se mueve y no suelta mi mano, llamo más la atención parada como estatua en el centro así que me muevo ligeramente hacia un lado y al otro.

Me siento extraña, tan expuesta con esta ropa, las zapatillas no ayudan y comienzan a dolerme los pies. Matías se une a nosotras, trae mi vaso en la mano y una botella de cerveza en la otra, me brinda mi bebida y tomo un trago por los nervios y por no saber que hacer con mis manos.

Comienzo a tener calor y necesito abanicarme con la mano al sentir mi rostro ardiendo, por algún extraño motivo que no comprendo empiezo a reírme de las locura que hace Angie y de como baila, incluso me divierte lo que Mat hace.

La temperatura sube al paso de los minutos, aquí hace mucho calor o quizá es porque estoy bailando de una forma que nunca lo había hecho, de pronto veo que hay más gente rodeándonos y bailando.

Tomo otro trago y descubro que ya casi me acabo la bebida, entre sorbitos ha desaparecido. Le sigo la loquera a Angie, de algún lado he sacado las ganas de bailar a pesar del calor, echo mi cabello hacia atrás para limpiarme una gotitas de sudor que comienzan a bajar por mis sienes.

—Te traeré otra bebida —anuncia Mat y camina hacia la barra.

Sigo bailando con Angie, nunca había bailado esta música y estar aquí haciéndolo me dan ganas de seguir y seguir. Hay mucha gente pero no me ven, creo que si he sido un poco histérica pensando que alguien me reconocería, ahora que noto que paso desapercibida ya no tengo nervios, sólo quiero seguir bailando, esto terminará pronto y quiero disfrutarlo.

Boda de OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora