Capítulo 6: El poder inicial

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—¿Es malo? —le pregunté a la sombra

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—¿Es malo? —le pregunté a la sombra.

Había estado todo lo que quedaba de la tarde del día anterior y parte de la mañana de hoy en el laboratorio, esperando a que me hicieran los estudios de siempre. Al parecer no era tan normal como yo había pensado el hecho de tener más de una habilidad.

—¿Qué cosa, niña bonita?

—Tener más de una habilidad.

—No, no lo es —negó el ser—. Es algo bueno, prometedor —aseveró.

—Entonces ¿por qué todos en el laboratorio actuaban de esa manera tan... hostil? —dudé, demasiado confundida.

—Porque no es normal en los niños, las habilidades extras suelen aparecer en la adolescencia. Pocos son los que las obtienen antes.

—Pero ¿no deberían estar felices? Todos estaban trabajando para que mis habilidades funcionaran, todos querían que eso sucediera —señalé y mis cejas se hundieron en un gesto cargado de desconcierto.

—La envidia siempre suele ser la ganadora entre todas las emociones —soltó—. Ellos solo están celosos de tu repentino potencial, ya que ninguno tuvo ese poder de niños. El que tengas más de una habilidad es una señal de que en el futuro vas a ser poderosa.

—¿Qué tiene eso de malo?

—Nada, pero las personas suelen temer al poder siempre que sea superior al de ellos, porque eso significan que no son ellos quienes se encuentran al mando, no son ellos quienes toman las decisiones y no son ellos quienes se llevan el mayor benéfico y eso les molesta. Pero también les causa pavor, porque saben cómo serían ellos de tener ese poder y temen que, quienes lo tienen, hagan lo que ellos harían de estar en su lugar —explicó y yo asentí.

Era una de las pocas cosas que decía la sombra a la que yo lograba encontrarle un sentido. En realidad, era la única cosa hasta el momento que yo lograba comprender.

—Entonces no es malo, no es malo que yo tenga más de una habilidad —busqué su confirmación y él asintió—. Pero sí es malo, porque seguro que Samuel va a querer cambiarme de escuela a esa de niños especiales —agregué con un puchero.

La sombra negó y me señaló con su brazo la pared. Mis ojos se dirigieron con velocidad hacia el punto indicado. Sabía lo que ese gesto significaba, me iba a contar una historia.

—No creo que eso vaya a suceder, niña bonita —volvió a negar—. A tu padre no le serviría —dijo mientras que la oscuridad se proyectaba en la pared en forma de pequeñas personitas.

—¿Por qué?

—Hace no tanto tiempo, los especiales, los impuros, comenzaron a dividirse, a mostrar diferentes creencias con respecto al liderazgo. Algunos querían que se dividiera en representantes por país, otros deseaban centrar su poder en una monarquía como la de los libros de historia. Y otros pocos deseaban crear un consejo, un lugar donde diferentes representantes con diferentes niveles de habilidades y poder gobernaran todo lo que se relacionaba con los especiales, algo similar a una monarquía, pero con el poder un poco más distribuido —inició la narración y los grupos de personitas se separaron en tres, dos grandes y uno pequeño.

La sombra oculta (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora