La voz de Samuel resonó en el cuarto. Parpadeé, desorientada. Sin poder enfocar mi vista, intenté descubrir dónde me encontraba. Estaba acostada sobre una superficie blanda y suave. Unas mantas pesadas me cubrían. Estaba en mi cama, en el cuarto nuevo. Intenté enfocar mi vista una vez más y busqué a Samuel con la mirada, sin levantarme. Él estaba a unos metros, sus ojos estaban irritados, como si hubiera estado reteniendo las lágrimas, y su semblante era decaído. Se veía triste, pero de verdad, no parecía estar actuando.
Me senté contra el cabezal de la cama y bostecé, confundida. Era extraño ver a Samuel de esa manera. No creí que fuera capaz de sentir tristeza, o cualquier otra emoción.
—Tengo sueño —me quejé en voz baja y me giré solo para ver la hora. Eran las nueve de la mañana.
—Tenemos que hablar —murmuró Samuel y eso fue otro indicativo de que las cosas no andaban bien.
En un día normal, él me habría regañado por dormir hasta tan tarde, más sabiendo que a las diez nos darían el resultado de quién se quedaría con la custodia.
Asentí para que comenzara a hablar, pero él parecía haberse quedo mudo. Abría la boca y luego la cerraba. Su rostro estaba teñido de confusión y melancolía. No sabía qué decir, estaba claro.
—¿Pasó algo? —pregunté para incitarlo a hablar.
No tenía ganas de escucharlo, pero mientras más rápido dijera lo que tenía que decir, más rápido podría yo deshacerme de él.
—Jane... —su voz fue bajando el volumen hasta apagarse.
No entendía qué podía hacer Jane para que Samuel se viera así. Es decir, no era la persona más agradable del mundo, pero Samuel era igual, así que nada de lo que ella hiciera podría lastimarlo.
—... murió —finalizó Samuel.
Tal vez me había equivocado, porque al parecer eso sí podía dañar a Samuel.
Contrario a lo que me habría esperado, no sentía alivio por la noticia, tampoco felicidad, solo indiferencia. Tampoco sentí empatía por Samuel, mucho menos pesar. No sentí nada. Y eso no me pareció tan malo. En cierto sentido, me imaginaba por qué pasaba eso, es decir, ellos habían sido crueles, me habían sometido a entrenamiento que acabaron con mis fuerzas... Pero aun así me parecía irreal que no pudiera sentir nada más que indiferencia ante la situación. ¿Me estaría volviendo como ellos? No quería ser un monstruo insensible... Aunque tal vez ya lo era.
—¿Lo siento? —intenté fingir que me importaba consolarlo, pero por lo visto no era muy buena en ello.
A las emociones en el rostro de Samuel se sumó la frustración.
—¿Qué fue lo que pasó? —dudé de pronto.
No tenía sentido que Jane hubiera muerto. Ella se veía sana. ¡Era una de los especiales! Ellos vivían más tiempo de lo normal, podían verse más jóvenes de lo que en realidad eran...
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La sombra oculta (completa)
FantasiaUn ser la acompaña desde pequeña. Un ser que se hace llamar su asociado. Un ser que parece conocer todos los secretos del universo: la sombra. *** Maia no tiene recuerdos de su verdadera familia. Según ella, nació y se crio en la calle, oculta entre...