Un ser la acompaña desde pequeña. Un ser que se hace llamar su asociado. Un ser que parece conocer todos los secretos del universo: la sombra.
***
Maia no tiene recuerdos de su verdadera familia. Según ella, nació y se crio en la calle, oculta entre...
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Tres años después.
Maia terminó de colocarse el uniforme y respiró hondo. Sus ojos grises y sin emociones observaron su reflejo en el espejo, luego se desviaron a la cama donde Silas dormía. Él no lo sabía, pero estaba a punto de dejarlo, de dejarlo de manera definitiva. La barbilla de la pelinegra tembló y tuvo que morderse el labio para no echarse a llorar. No quería dejarlo, pero era necesario. Uno de los requisitos de la élite era dejar todos sus vínculos emocionales antes de ingresar y ella había sido admitida.
Se giró y clavó sus ojos en la puerta, luego volvió a mirar al chico que dormía plácidamente, ignorante de lo que estaba sucediendo.
—Te amo —murmuró Maia por última vez y salió del cuarto y posteriormente del departamento.
Se subió la capucha y ajustó las correas de la mochila en su espalda. Ese gesto le provocó una oleada de nostalgia que se encargó de reprimir. Respiró hondo y, una vez en la calle, activó el dispositivo que la hizo desaparecer de allí y la teletransportó al cuartel central de la élite, el lugar donde pasaría el próximo año y medio entrenando.
Cuando sus pies tocaron el suelo reluciente de la central, elevó su cabeza y sus ojos dieron con dos iris azules.
—Logan —musitó.
El pelinegro le dedicó una pequeña sonrisa. Hacía más de un año que no se veían.
—Allen —saludó al chico estaba a un lado del pelinegro.
—Veo que ya todos están aquí —habló el hombre que se había encargado de reclutarlos—. Bienvenidos a la central de la élite, a partir de este momento, son parte de la nueva división de avanzada, a partir de este momento, murieron para el resto del mundo —dictaminó.
Los tres chicos asintieron. Lo sabían bien y lo aceptaban. Los tres estaban allí por un mismo motivo, por un mismo rencor. Estaban dispuestos a hacer lo necesario para conseguir lo que deseaban: venganza.
