Ya habían pasado las tres semanas, pasado mañana serían las nacionales. Habíamos entrenado todos los días, dos veces, una vez a la mañana y otra a la tarde. Habíamos hablado de estrategia, de cómo hacer que las habilidades rindieran más, habíamos practicado diferentes técnicas, muchas complejas pero adaptables para cualquier situación. Incluso los había hecho practicar su paciencia.
Y también había conseguido disminuir un poco esa barrera que habían impuesto ante mí. Ya no me veía como un estorbo, tampoco como una amenaza, comenzaban a verme como una de sus dos líderes.
Esas tres semanas habían servido para que Silas y yo lográramos adaptarnos a la nueva modalidad. Con el paso de los días había terminado por aceptar que había perdido el puesto definitivo de capitán y había comenzado a intentar ser más de ayuda. Aceptaba hablar con el equipo cada vez que se lo pedía e intercedía a mi favor cada que era oportuno. Ya no parecía tan afectado por tener un supuesto puesto como cocapitán. Después de todo, era el segundo con más jerarquía dentro del equipo. Se había conformado en cierta medida.
—¿Estás nerviosa? —me preguntó en tono bajo.
—No, pero evidentemente tú sí —musité y él se mordió el labio.
—Sí, no entiendo como no lo estás tú —me respondió y me soltó la mano para secársela en su pantalón.
Suspiré con alivio, estaba comenzando a darme un poco de asco sentir su mano húmeda y no lo había soltado hasta ahora porque no quería que se sintiera avergonzado.
—Entrenamos sin parar por casi veinte días, Silas, todo va a estar bien —intenté tranquilizarlo—. Nuestro rendimiento mejoró mucho, incluso la sombra lo cree —seguí diciendo.
Él intentó volver a sujetarme la mano y yo lo esquivé. Estábamos a punto de llegar con el resto del equipo y aún no estaba lista para que siquiera sospecharan que nosotros dos teníamos algo.
—Pero entrenar a veces no es suficiente, podríamos lastimarnos, o simplemente distraernos y...
—Silas —lo detuve. Me posicioné frente a él, me paré de puntitas y tomé su rostro entre mis manos—. Todo va a salir bien, ¿sí? No te estreses, ya sabes cuál es la estrategia y es imposible que falle —aseguré sin despegar mi mirada de las suya.
Él se mordió el labio y me observó con atención.
—¿Y si el equipo no acepta la estrategia? —cuestionó casi con un hilo de voz.
—Agh, eres imposible —me quejé y lo solté—. Van a aceptarla y si no lo hacen, entonces la sombra siempre puede ir a asustarlos por la noche para que accedan, ¿verdad? —le pregunté al ser en mi mochila.
—Espero que no la acepten —se limitó a responder y el rostro de Silas perdió todo rastro de color.
—Es broma —me apresuré en decir, aunque ni la sombra ni yo habíamos bromeado.
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La sombra oculta (completa)
Viễn tưởngUn ser la acompaña desde pequeña. Un ser que se hace llamar su asociado. Un ser que parece conocer todos los secretos del universo: la sombra. *** Maia no tiene recuerdos de su verdadera familia. Según ella, nació y se crio en la calle, oculta entre...