Capítulo 7: La revolución del fuego

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Faltaba poco para mi cumpleaños, más bien, para el cumpleaños que me había asignado Samuel

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Faltaba poco para mi cumpleaños, más bien, para el cumpleaños que me había asignado Samuel. Iba a ser la primera vez que pudiera festejarlos, la primera vez que pasara una fecha, tan normal para los otros niños, con amigos y algo parecido a una familia. Y me emocionaba, y eso también me asustaba. Sabía que no debía permitir que mis expectativas fueran altas, porque la desilusión dolería, pero me era inevitable no esperar que todo fuera perfecto.

Samuel ya había dicho que iba a poder hacer una pequeña fiesta, no en la casa, pero sí en otro lugar. Valerie y James ya me habían dicho que vendría. Y la sombra había afirmado que ese día marcaría un cambio en mis habilidades. Porque, según él, Samuel no se había equivocado al afirmar que ese día era mi cumpleaños. Yo no tenía idea de por qué tanto la sombra como Samuel se mostraban tan seguros, no obstante, tampoco me importaba. Yo era feliz con saber que por fin tendría un cumpleaños, algo con lo que había soñado por mucho tiempo y que había creído que jamás ser haría realidad.

Y para mejorar las cosas, mi control sobre el fuego era cada día mayor. Los entrenamientos con Coni siempre era fructíferos. Pero lo eran más con la sombra. Con Coni solo mostraba lo básico de mi potencial, ya que la sombra estaba seguro de que no debía confiarme del todo en ella, tampoco en Samuel. Según el ser, lo mejor era ser precavidos, una vez que tuviéramos la certeza de que ni Samuel ni Coni formaran parte de una facción, recién ahí podría decirle parte de la verdad, porque estaba prohibido mencionar su existencia.

A Coni y a mi padre solo les mostraba cómo podía encender el fuego en mis manos en cuestión, también podía apagarlo o hacerlo crecer. Pero cuando estaba a solas con la sombra, siguiendo sus instrucciones, lo sujetaba como si fuera un objeto sólido; podía pasarlo de una mano a otra, extenderlo por el suelo y hacer que se arrastrara hacia un objetivo cercano. También podía extinguir fuegos que yo no había creado y practicaba cada día más el encenderlo en cuestión de segundos, quería romper mi récord.

La sombra decía que tenía mucho potencial, que podría llegar lejos si seguía avanzando a ese ritmo. Y eso me ponía feliz, porque, por primera vez, estaba destacado en algo que no fuera esconderse. A pesar de que al inicio estaba espantada con ser una de los especiales, ahora creía que era bueno, no lo mejor, pero sí algo bueno. Mi vida ya no parecía tan deprimente como hacía unos meses, cuando Samuel me adoptó. Ahora podía darme el lujo de creer que tendría un futuro bueno, prometedor, y que contaría con personas a las que le importara.

—Es hora de entrenar, niña bonita —anunció la sombra.

Despegué la vista del libro que me encontraba leyendo y la clavé en el ser.

—En menos de una hora tengo entrenamiento con Coni, si entrenamos ahora, voy a ir agotada al otro entrenamiento —expuse y el ser se proyectó más cerca de mí.

—Es la idea, niña bonita, si vas cansada a la otra práctica, menos posibilidades hay de que te descubran, que nos descubran, porque ya habrás gastado parte de tu energía en nuestro entrenamiento —informó y no pude evitar fruncir el ceño.

La sombra oculta (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora