Capítulo 6

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Amores bellos, aunque no cumplieran el reto en la parte de las vistas, por el enorme esfuerzo que pusieron me animé a ser buena con ustedes y darle el capítulo que tanto han querido.

Recuerden que las dedicatorias las tomo en cuenta por sus comentarios, si ya te dediqué en el libro I y no lo hago aquí es dándole la oportunidad de dedicarle el cap a otra persona.

Los amoro, recuerden apoyarme con un montón de votos y comentarios.




Inuyasha


Siento el sudor viajar por mi cuerpo, pero no me detengo, tengo que sentir cansancio para poder centrarme. Mi cuerpo sigue subiendo y bajando mientras hago el conteo, mis brazos me exigen que pare, pero continuo con las constantes flexiones. Los minutos corren y cuando hago la última me dejo caer al suelo de mi departamento con el ruido de fondo de mi respiración agitada. Me siento las hebras de mi pelo pegarse a mi cuello y frente, pero eso es lo de menos. Cuando por fin me siento mejor, me levanto mientras camino hacia la nevera a buscar una botella de agua.

El ruido del timbre de mi departamento me hace fruncir el ceño, se supone que hoy nadie vendría a joderme porque todos están más concentrados en ponerse como muñequitos para la boda.

Bebiendo de mi agua camino hacia la puerta y al abrirla me encuentro con los ojos verdes de Ayame quien sonríe mientras me repasa con la mirada, caigo en cuenta de que no traigo nada de ropa en la parte superior. Ella me guiña un ojo adentrándose en mi casa sin siquiera pedir permiso. Paso las manos por mi pelo húmedo y cierro la puerta para girar a mirarla.

—Nada mal Inuyasha, tienes un buen cuerpo—comenta ella con una pequeña sonrisa.

—¿Qué haces aquí?—cuestiono y el tono malhumorado es algo que no se puede ocultar.

—¿Esa es la cara de una persona que se casará hoy?—pregunta con una sonrisa—deberías ser sonrisas y cursilerías Inuyasha—ruedo los ojos y ella saca una goma para el pelo y comienza a recoger su larga cabellera rojiza.

—¿Por qué estás aquí?—cuestiono sin muchos rodeos, ella se acerca a mí con la picardía brillando en sus ojos.

—Tengo información—comenta.

—Ya era hora, se supone que te estoy pagando para algo útil, pero no me has servido para nada—ella ignora mis palabras mientras levanta su blusa sacando sobre que esparce en mi mesa y me mira.

—Esto es lo que tengo, creo que tu amada prometida está metida en líos gordos—comenta—puedo casi asegurar que tiene relación con alguien de la mafia italiana, no sé qué es lo que hacen todavía, puedo apostar que es lavado—ella sonríe—la perra es buena porque no deja un espacio para nada, todo es fríamente calculado para no dejar cabos sueltos en lo que hace. Si la investigan solo encontraran una mujer rica que tiene mucho poder y es la amabilidad en persona—frunzo el ceño molesto, tanto tiempo y eso es todo lo que tenemos de Abi, maldita sea, al menos de Ken Higurashi tengo pruebas de negocios chuecos que ha tenido, de Naomi no es mucho lo que he encontrado, pero de Abi, ha sido casi imposible encontrar algo.

—Esa maldita sabe lo muy bien lo que hace—gruño molesto.

Esa fue la principal razón por la que no le comenté mi plan a Kagome, porque algo me decía que Abi no era una simple mujer que solo quería hacer daño, si ella caminaba por el mundo como si fuese suyo era porque alguien o algo le daba la certeza de que podía hacerlo, por eso mi plan fue en secreto, y esto confirma que no estoy jugando con una simple mujer, que Abi es inteligente, es demasiado calculadora.

Travieso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora