Inuyasha
Cuando llegué a la mansión de Kagome tenía muy clara mi idea; iba a confesarle toda la verdad. Tomé la decisión porque si pretendo que ella vuelva a confiar en mi debo ser sincero con ella.
Hace tiempo encontré la hermosa biblioteca que le presenté hoy, confieso que muchas veces me paseé por la sección de poemas en busca de esa autora que tanto le gustaba a Kagome, no miento cuando dije que leí sobre ella. Lo hice porque fue una manera de conectar con Kagome, de sentirla cerca, eso me inspiraba fuerzas para continuar fingiendo que no odiaba a Abi, que no deseaba matarla con mis propias manos.
¿Qué no imaginé de este día? Que Kagome seria quien me pediría la verdad, no imaginé que ambos nos expondríamos de una manera tan vulnerable al otro. Ambos nos hemos lastimado y en nosotros hay cicatrices que tal vez no se vean a simple vista, pero nuestra manera de actuar, de hablar y de pensar son consecuencias del daño al cual hemos sido expuestos todos estos años.
Miro a la hermosa azabache de puntas doradas, la azabache que tiene rojo los ojos, la azabache que sin proponérselo se robó mi corazón haciéndose la dueña de él, me ha quedado claro que será la dueña hoy y para siempre, porque si pensándola muerta mis sentimientos por ella nunca murieron, dudo que pueda haber algo en este maldito mundo que me haga renunciar a quererla.
Mi mano acaricia su mejilla, sus labios se encuentran algo inflamados, supongo que por contener el llanto cuando los mordía. Kagome es una mujer preciosa, pero, hay algo más que la hace diferente al resto ante mis ojos. Ninguna mujer hace que este vacío que se instala en mi pecho cuando ella se marcha desparezca, me he dado cuenta de que Kagome es mi complemento. La mujer por la cual fui un imbécil, pero que luego quiso ser la mejor versión de mí mismo para ofrecer a ella solo lo mejor.
Kagome.
La misma Kagome que ahora me confiesa que asesinó a alguien. ¿Quiero saber la historia? Por supuesto que estoy ansioso de saberla. ¿Por qué no dejo que hable? Porque necesito un momento para absorber todo lo que nos hemos dicho.
Es por eso que hago que baje de mi regazo y me levanto para luego ayudarla a ella. Kagome me mira confusa mientras yo suspiro con suavidad terminando de limpiar mis parpados aun húmedos.
—Solo quiero un momento en paz, sin ser nosotros, solo aquellos que fuimos alguna vez. Quiero un momento con la Kagome que amo, por favor—susurro con voz ronca por el llanto. Kagome asiente y la hago caminar hasta acostarnos en la cama, con su espalda pegada a mi pecho y mi brazo rodeándola. Aspiro el suave aroma que destila embriagándome de el, de su esencia, esa que me ha mantenido cautivo tanto tiempo.
—Has mantenido el lugar intacto—susurra Kagome comenzando a acariciar mi brazo. Entierro mi nariz en su pelo cerrando los ojos.
—Le pago a alguien para que haga limpieza, pero no quise cambiar nada, lo sentía como un lugar sagrado. Fue en ese lugar donde fuimos malos, fuimos buenos, fuimos traidores y fuimos dos enamorados que no hacían más que cometer errores que nunca se sintieron como tal—confieso en voz baja amando este momento. Uno donde no hay discordias, solo la mujer que amo y yo, así, pareciendo dos personas normales.
>> Te extrañé Kagome, te extrañé tanto—ella aprieta mi brazo en silencio. No decimos nada, solo dejamos que nuestras ideas se ordenen mientras sentimos la calidez del cuerpo del otro. No quiero que este momento termine, quiero que perdure. Sin saberlo aprieto a Kagome para tenerla más cerca, como si de manera inconsciente mi miedo a que esto sea un sueño y no que esté pasando realmente.
—Los primeros meses sin ti fueron duros, quería odiarte, pero te amaba—susurra ella en voz baja—luego fue mi odio lo que me dio fuerzas para vivir. No puedo decirte que te amé estos cuatro años, porque era odio lo que habitaba en mí, aun cuando te vi no sé qué sentimiento era el predominante, si mi odio, mi deseo... o ese sentimiento raro que tanto dejé guardado—una irónica sonrisa se forma en mis labios porque es algo que esperé.
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Travieso Deseo
FanfictionCuatro años han pasado desde que Kagome dejó atrás su vida, desde aquel fatídico día donde descubrió una verdad que la destruyó. Ahora Kagome no es la misma chica de sonrisa fácil y sentimientos débiles. Es una mujer de armas a tomar que no le teme...