Capítulo 35

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El capítulo viene algo largo, así que tomen un buen lugar para sentarse a leer. Me alegraron el día viendo que en menos de 24horas completaron el reto del cap anterior. Recuerden bombardear este capítulo con comentarios y les traeré más de esta historia.

Disfruten.





No puedo evitar sentir que mis ojos se cristalicen al ver a mi mejor amiga en su vestido de novia. La sonrisa de Sango mientras se mira al espejo hace que el sentimiento de orgullo rodee todo mi cuerpo mientras su mamá la abraza diciéndole palabras de amor. Kikyo habla con Daiki quien será el que llevará los anillos. El niño parece un muñequito hermoso que dan ganas de robarlo para llenarlo de besos.

Me acerco a Sango cuando su mamá se aleja un poco y ambas nos miramos a través del espejo. Su vestido tiene un escote en forma de V sencillo, la parte de arriba va escalando como si fuesen ramas hacia sus senos y la falda larga del vestido tiene una abertura en la pierna. Lleva un maquillaje precioso y tiene el cabello en un moño elegante con el velo cayendo sobre su espalda, pero lo que la hace la novia más bonita que he visto en mi vida es la manera en que sus ojos brillan y la sonrisa en sus labios.

Sango se ve preciosa y mis manos no pueden evitar posarse sobre su vientre abultado tocándolo con amor y cariño.

—Te ves preciosa—susurro y mi voz tiembla un poco. Me siento feliz de poder estar compartiendo la felicidad de ellos en su día. Sé lo importante que es que este aquí tanto para ellos como para mí.

—Un día seré yo la que diga esas palabras—susurra con afecto y simplemente sonrío.

—¡Nada de lagrimas!—grita su mamá. La puerta es abierta y la cabeza del hermano de Sango aparece. Él si no aguanta las lágrimas al momento de comenzar a derramarlas.

—¡Me harás llorar Kohaku!—chilla mi amiga abanicándose el rostro.

—Es que te ves perfecta—susurra caminando hasta abrazarla—te ves realmente hermosa hermanita—ella sonríe y su mamá chilla cuando una lagrima se le escapa. La estilista parece estresada cuando comienza a retocar como loca el rostro de Sango.

—Iremos bajando, ya debemos ponernos en marcha—asegura Kikyo quien es una de las damas de honor.

—Eso es cierto, iré contigo—habla una de las primas de Sango quien también es su dama de honor.

—Kagome, ¿me ayudas?—pregunta Sango y sonrío asintiendo. La ayudo mientras su mamá sujeta el ramo. Cuando llegamos a las escaleras miro al papá de Sango quien trata de mantener la calma, pero la sonrisa de orgullo y sus labios tembloroso indican que en cualquier momento puede comenzar a llorar.

Cuando terminamos de bajar las escaleras él abraza a Sango ocultándole la lagrima que se desliza por su rostro.

—Estás tan hermosa hija, recuerda que aun estás a tiempo de que vayamos por un helado y te olvides del matrimonio—le dice sacándome una sonrisa de los labios.

—Estoy segura de lo que haré papá, lo amo—confirma lo que todos aquí sabemos.

Porque, así como ella ama a Miroku, él la ama a ella.

—Lo sé, esa es la única razón por la que no te rapto. Sé que es un buen muchacho, pero aun así es difícil dejarte ir, porque aun casada siempre serás mi nena, la misma niña que me buscaba en las noches cuando tenía miedo, la misma que enseñé a pelear, la misma a la que le enseñé a montar bicicleta. Siempre serás una pequeña que me necesita aun cuando sé que no es así. Quiero que seas feliz hija—una vez más Sango tiene que respirar hondo para no llorar y es que en este punto hasta yo estoy aguantando las lágrimas para no hacerlo.

Travieso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora