Capítulo 43

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Las pesadillas se han reducido en los últimos días, aunque siguen ahí, asechándome y sigo despertando cada día sin recordarlas, pero con los estragos que dejan a su paso. Es frustrante despertar cada día sin saber lo que ocurrió dentro de mis pesadillas, aunque todos me dicen que trate de no darle mucha importancia, lo cierto es que una parte de mí no puede. Quiero y necesito saber qué es lo que sucede, qué fue lo que pasó en mi pasado.

Nunca me había detenido a pensar que tenia recuerdos bloqueados de cierto tiempo, lo cierto es que nunca me gustó mirar al pasado porque cada cosa con la que me encontraba dolía. Lo único que quería imaginar de ese pasado era al abuelo, luego de eso, prefería vivir fingiendo que no existía. Eso era más fácil que enfrentar toda la mierda en la que he vivido. Lo asqueroso que es mirar atrás y ver las atrocidades que hacían en esa maldita casa.

Sinceramente con respecto a Abi tengo sentimientos contradictorios. Porque recuerdo a esa niña que tanto me cuidó, que tanto me protegió y una pequeña parte de mi siente calidez, pero luego recuerdo cada maldita cosa que ha hecho esa perra psicópata y no puedo simplemente ignorar el odio que me late el cuerpo, la necesidad que siento de infringirle dolor, de hacerle daño. El lastimarla se siente como una necesidad básica, algo que necesito para vivir, como parte del oxígeno.

La odio tanto.

Mis caóticos pensamientos son interrumpidos cuando papá se sienta a mi lado en la cama. Porque hace al menos una hora llegué de una reunión de la cual salí agotada y simplemente subí a dormir un rato. Inuyasha llega mañana de su evento, poco hemos podido hablar, así que mi ánimo no es el mejor porque extraño a ese imbécil como estoy segura de que él no tiene idea.

—¿Pasa algo?—cuestiono mirándolo. Papá comienza a quitarme los tacones con suavidad para luego acomodarse a mis pies, mirándome desde ese lugar con atención.

—¿Está pasando algo de lo que no me estoy enterando?—pregunta papá con cuidado—tienes días en donde no sé en dónde estás, Kagome y no he sido el único que se ha dado cuenta, hasta Koga lo ha notado. ¿qué está pasando?—suspiro con cansancio porque son demasiadas cosas las que están comiéndome la cabeza.

En primer lugar, está Abi. Abi y toda la revelación de que tuvo o tiene un enfermizo amor obsesivo conmigo. Esa mierda no me ha dejado de joder porque pienso en cada uno de nuestros encuentros y puedo asegurar que en ninguno sentí amor, solo una muestra de su crueldad y malicia. Lo peor en Abi es que sabe cómo mantener en vilo a las personas, porque es callada, ella deja que sientas que todo está perfectamente bien antes de atacar. Tiene paciencia, debo admitirlo, es por eso qué no sé cuándo atacará, porque deja que todo se acomode, que nos moldeemos y entonces dispara.

Lo segundo que mantiene ocupada mi cabeza es la seguridad de todos. He estado hablando con cada uno de mis amigos y luego de lo de Rin quiero estar muy atenta a todo. A Kikyo le dieron un mes de vacaciones, ella va a permitir que la cuide a mi manera, ya solo estoy a la espera de un mensaje para que las cosas comiencen a moverse.

Lo tercero es Inuyasha. Inuyasha y esta absurda necesidad que está surgiendo en mí, esta necesidad de decirle lo que quiero por más descabellado que sea. La necesidad de decirle que he imaginado un futuro juntos, que quiero que sea el padre de mis hijos... sé que es loco, pero ese día con Daiki lo aprecié tanto. Porque me hizo ver que quizás esa hubiese sido nuestra rutina en el pasado, si nos hubiésemos casado, si hubiese tenido sus niños.

—¿Sería muy loco... que sienta amor por Inuyasha?—susurro a papá mirando mis dedos cuando comienzo a jugar con ellos.

¿Por qué hablar de esto me hace sentir tan malditamente vulnerable? Es por esa razón que no se lo he mencionado a Inuyasha por mucho que quiero, siento que en el momento en que las palabras broten de mis labios no habrá marcha atrás. Estoy sintiendo tanto por él, tanto que aterra en la misma medida que complace.

Travieso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora