Capítulo 12

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Me siento un alma buena porque ando actualizando de todos mis libros y así ustedes se quejan de que so mala.

Los lectores que quieran y yo haremos un libro donde estaremos dando opiniones de diversos temas, para el que quiera participar, en mi perfil lo pueden encontrar como: Confesiones.

Ahora sí, disfruten del cap.



Inuyasha

Abi me sonríe antes de acercarse para besarme con fuerza, trato de mantener la mente puesta en ella, pero me es imposible concentrarme cuando solo tengo ganas de apartarla. El mundo parece que se apiada de mi porque ella se aleja yendo a sentarse en la silla frente a mi escritorio. Toma los documentos de los que le hablaba ante de mirarme una vez más con lo que supongo es sensualidad, pero que a mí no me interesa para nada.

—¿Está pasando algo que deba saber?—pregunta Abi mirándome de reojo. Yo solo dejo los documentos en los que estaba trabajando para darle la atención que sé que quiere. Abi es de esas personas que quieren ser el cetro de atención en todo momento, cuando no hay dicha atención se pone insoportable.

—Nada, solo estaba pensando, ¿Cuándo será nuestra boda?—pregunto ocasionando que ella respire hondo como si le molestara.

—Ya estoy planeando todo de nuevo—ella bufa—la perra de Kagome arruino nuestro momento, pero descuida Inuyasha, te aseguro que estoy trabajando en eso, tú no te preocupes, que tendré todo listo—ella sonríe antes de levantarse para sentarse en la orilla de mi escritorio frente a mí—ahora, si me entero que andas detrás de esa perra maldita yo misma acabaré contigo Inuyasha. Antes muerto que, en manos de ella, eso tenlo por seguro—me levanto haciendo que ella deba elevar la mirada. Mi mano va a su mentón ejerciendo fuerza, eso hace que su mirada se encienda.

—Ya te dije que tú a mí no me amenazas Abi, ten cuidado con la manera en cómo me hablas. Puede que tengas muchos imbéciles detrás de ti, yo no soy uno de ellos, yo soy tu futuro esposo, así que cuidado en como actúas—gruño molesto y ella sonríe abriendo las piernas.

—Me encanta cuando te pones así, ¿quieres follar?—cuestiona levantando la mano hacia mi pecho con sensualidad, pero la detengo. La simple idea de que deba follarla hace que mi estómago se retuerza.

—Sabes muy bien que ahora no podemos. Debes ir con Hiten para que te ayude con lo que necesitas—ella asiente bajándose de mi escritorio—creo que cenaré con tu padre—Abi me observa con curiosidad antes de alejarse más.

—Tengo ojos en todos lados Inuyasha, que eso no se te olvide—comenta tomando su bolso para luego salir.

En cuanto esa mujer desaparece de mi oficina dejo salir un suspiro cansado. Temo que llegue el día en donde realmente ya no pueda seguir fungiendo porque cuando eso pase todo se irá a la mierda. Mi aguante está desapareciendo con facilidad, no sé cuántas sonrisas, abrazos o besos podré aguantar.

Además de que Kagome está en mi mente todo el día. Ni el cigarro puede con la ansiedad que siento de tener cerca a esa mujer. Antes era una expiatoria para poder aguantar a Abi, ahora es lo que me detiene de buscar a Kagome como un demente. Si, esa mujer definitivamente vino para llevarme al infierno, porque como antes pasó; quiero caer en el pecado que son sus labios, sus besos, su piel, sus gemidos, su voz. joder, necesito caer más por ella, porque cuando pruebas un poco quieres más y más. Hasta que ya no puedes parar, hasta que te consume por completo.

Pensar en Kagome me hace aflojar la corbata cuando el calor me recorre, pero traerla a colación me desconcentra de lo que estoy haciendo. Desde hace dos años que tengo días en los que vengo a la empresa Higurashi a trabajar, todo buscando tener más acceso a toda la información que ellos puedan brindarme.

Travieso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora