Lagunas

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Pasado parte 1



Naomi sonrió mirando con dulzura a su hija mayor, a la única hija que ella amaba y la única hija a la cual no le pesaba cuidar. Abi sonreía mirándose al espejo encantada con el nuevo vestido que su madre le compró. También le gustan los tenis que le trajo porque fue la ropa que ella vio en internet a una chica que canta y que a ella le gustaba imitar. La verdad era que Abi era poseedora de una voz impresionante para tener tan solo cinco años de edad.

—Estás preciosa—habló Naomi acercándose a besar la frente de su hija. Abi sonrió porque siempre le había gustado la manera en que todos la elogiaban, era algo a lo que estaba acostumbrada. Era bonita, inteligente y rica. Su mamá le decía que tenía todo lo importante para ser mujer, ella creía fielmente en todo lo que decía su madre—tengo que atender la visita, pórtate bien, vengo en la noche—Abi asintió con obediencia viendo como su madre le dedicó una mirada de amor y luego se alejó cerrando la puerta de su habitación.

Caminó hacia el tocador y tomó el brillo labial que también le habían comprado y se acercó a su closet sacando un lindo vestido de los nuevos que su madre le había comprado, también tomó unos de sus tenis nuevos y los puso en un bolso. Con todo lo necesario salió de la habitación para caminar por el pasillo hacia la habitación de Kagome.

Tocó con suavidad y poco tiempo después la puerta fue abierta por su hermana pequeña que le miró sorprendida.

—¡Tienes la misma ropa que Candy!—chilló con sorpresa señalándola. Abi sonrió, Candy era una cantante infantil que a ambas le gustaba escuchar—que bonito—murmuró con esa voz suave y dulce que poseía.

Abi desde pequeña había escuchado lo hermosa que era, pero también se dio cuenta de que su hermanita era una niña preciosa y parecía que nadie se lo decía.

Por eso se adentró a la habitación de Kagome y se giró tendiéndole la bolsa que Kagome tomó con emoción para ir a su cama y sacar el contenido. Un vestido parecido al que tenía Abi y unos tenis bonitos se encontraban en su cama ahora. Kagome sonrió sintiéndose tan feliz por el pequeño detalle que había tenido con su hermana.

—¿Te gusta?—preguntó jugando con sus manos.

—¡Me encanta!—gritó Kagome abrazándola con fuerza—gracias—Abi la ayudó a cambiarse y buscó un cepillo peinando su pelo con suavidad. Si bien muchos creían que la belleza de Abi era más exótica y llamativa, a ella le gustaba el tipo de belleza que Kagome tenía. Porque a veces no llamaba tanto la atención como lo hacia ella.

Cuando terminó pintó los labios de su pequeña hermana para luego ambas mirarse en el espejo y sonreír. Abi cantó la canción más famosa de Candy mientras saltaban en la cama de Kagome riendo divertidas.

Porque a pesar de su mamá siempre recordarle que ella estaba por encima de Kagome, Abi amaba mucho a su pequeña hermana. Nunca pudo verla diferente, Kagome era alguien esencial en su vida y ella la cuidaría.

Si su madre le daba muchos regalos y a Kagome no, ella compartiría de los que tenía. Ella siempre la cuidaría.

No sabían cuántas horas pasaron, pero el cuarto de Kagome era un desastre por toda la diversión creada por las dos infantes. Sin embargo, todo acabó cuando la puerta fue abierta con fuerza y la mirada fría y aniquiladora de Ken Higurashi las hizo detener a ambas.

—¿Qué pasó aquí?—cuestionó y miró a Kagome—supongo que tú tienes que ver, ¿no Kagome?—la niña bajó la mirada jugando con sus deditos asustada por la fría voz de su padre—Abi a tu habitación, parece que Kagome aún no comprende cómo se debe comportar una niña—Ken se quitó el cinturón y Kagome tembló de miedo.

—Papá, fue mi culpa—intentó hablar Abi, pero su padre la tomó del brazo sacándola con fuerza. Naomi que llegaba viendo la escena caminó haciendo que la suelte.

—Idiota, le puedes dejar marcas, ¿Por qué tratas así a tu hija?—cuestionó acariciando el brazo de Abi.

—Por tu culpa esta mocosa no se comporta, mira todo el desorden que hay, Kagome no puede seguir siendo una maldita consentida, tiene que aprender que lo que hace trae consecuencias—le gritó a su mujer antes de darle el primer correazo Kagome en las piernas, el gritó de la niña estremeció a Abi quien intentó detener a su papá, pero este la alejó molesto dándole otro golpe más a la pequeña. Los gritos de Kagome se podían escuchar por toda la casa, mientras que Naomi en silencio miraba la escena. Cuando Ken terminó se marchó tomando la mano de su esposa quien comenzó a discutirle.

Abi corrió a Kagome cubriéndola con su cuerpo mientras la pequeña lloraba.

—Lo siento Kagome—lloró Abi mientras esa noche cuidó de su hermana hasta que caer rendida del cansancio. Pero todo era por su hermanita.

A esa que siempre trató de proteger.




Trayéndoles pequeños momentos del pasado de Kagome y Abi.

¿Qué les parece?

¿Les gusta la idea?

Me dejan saber en los comentarios.

Besos y abrazos.

Sayonara...

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