Final de maratón 3/3
Inuyasha está sentado en la cama mientras yo busco algo de comer con una de sus camisas puesta. Salgo de la habitación con desespero porque me siento famélica. Lo escucho hablar con la secretaria dándole órdenes y ruedo los ojos, siento que me amarga estos minutos de solo recordar su existencia, aunque luego recuerdo la conversación que tuvimos y todo el enojo desaparece. Una sonrisa se posa en mis labios mientras saco queso y jamón para picotear porque no me siento con ganas de cocinar absolutamente nada. Giró sentándome en uno de los bancos mientras pienso en la noche tan activa que tuve ayer. Se supone que me iba a ir temprano porque tengo cosas que trabajar con Koga, pero Inuyasha me ha distraído más tiempo del esperando.
Además de que me quedé dormida, no suelo dormirme tan profundo, pero si no fuese por Inuyasha posiblemente ahora mismo estaría en el mundo de los sueños descansando.
Él aparece y se acerca a donde estoy robando de lo que como para luego buscar mi boca y comenzar a besarme. Lamo sus labios para luego abrir mi boca dejando que su lengua invada la mía mientras abro mis piernas para que él se meta entre ellas mordisqueándome los labios para luego separarse y comenzar a dejar besos en mi cuello. Cierro los ojos cuando sus manos acarician mis muslos subiéndome la temperatura. Los besos siguen bajando a mi camisa antes de que chupe mis pezones erectos sobre la tela. Hago una pequeña mueca de dolor separando a Inuyasha.
—No tan rudo, siguen sensibles por todas las atenciones que le diste anoche—Inuyasha sonríe divertido antes de subir a mi boca de nuevo para besarla.
Sus manos siguen de curiosas acariciando mis muslos y sé que, si esto continua así, yo no saldré de este lugar, por lo que con un suspiro tomo sus manos alejándola de mi cuerpo. Inuyasha parece querer refunfuñar, pero le lanzo una mirada de advertencia.
—Olvídate del idiota de Koga y quédate aquí—murmura perdiéndose en mi cuello con besos y mordiscos que solo hacen que mi temperatura suba. Inuyasha sabe lo débil que soy cuando me besa y me toca con tanta ansiedad, pero debo ir a resolver todos los problemas que a los Higurashi le quedaron grandes.
Mis piernas se abren más y él mete las manos tocándome directamente porque no hay ningún tipo de tela bajo la camisa que llevo, eso eleva la mirada de Inuyasha quien parece muy encantado con ese nuevo descubrimiento.
—No puedo y lo sabes—lo separo de nuevo con una sonrisa—igual trataré de organizarme para que pasemos un fin de semana solos, tú y yo aquí, sin nadie que moleste—la idea le gusta porque sonríe con picardía y baja a mis pechos mordiéndolos con suavidad, un suspiro se escapa de mis labios y él me guiña un ojo al separarse.
—Acepto, aunque no me guste la idea, ve a cambiarte mientras preparo algo. Debes desayunar—bajo del banco y él se gira hacia la nevera, pienso irme a arreglar, pero muerdo mi labio inferior viendo su espalda ancha y suspiro caminando hacia él, lo giro y hago que su espalda cierre la puerta de la nevera, me pongo de puntillas y busco su boca.
Inuyasha corresponde agarrando mis caderas para elevarme y que yo enrede mis piernas en su cuerpo. Sus manos van a mi culo mientras me sigue besando para luego depositarme sobre el frío mesón, suspiro, acariciando la piel de su espalda antes de echar la cabeza para atrás separándome. Mierda, él es tan sexy que quiero quitarle el pantalón, arrodillarme mientras lo tomo en mis manos y...
Aparto esos pensamientos porque si sigo así, sé que no saldré de aquí. Me conozco y con esta necesidad que tengo de él, con solo un encuentro ninguno de los dos se conformará.
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Travieso Deseo
FanfictionCuatro años han pasado desde que Kagome dejó atrás su vida, desde aquel fatídico día donde descubrió una verdad que la destruyó. Ahora Kagome no es la misma chica de sonrisa fácil y sentimientos débiles. Es una mujer de armas a tomar que no le teme...