Capítulo 20

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Advertencia: este capítulo contiene escenas +18

Hola amores de mi vida, iniciando la semana con un nuevo capítulo, ¿verdad que soy buena?

Recuerden votar y comentar, siempre leo sus comentarios, aunque a veces no respondo, les aseguro que los leo todos, nunca se me queda uno.

Pues nada, disfruten el cap.



Inuyasha

Se supone que vine a contrale a Kagome que ya tengo todo resuelto para inculpar a Hiten, vine con miles de cosas para contarle y de esa manera poder durar un buen rato con ella. ¿Dónde comienza el problema? En que lo primero que mis ojos vieron fue una falda muy corta que me dejó sin habla y la blusa en conjunto solo hizo que mi polla duela dentro de mis pantalones.

Esta mujer no tiene idea de todo lo que pasa por mi mente mientras la veo. Las miles de imágenes sexuales que me persiguen, cuando habla me doy cuenta de que el humor de Kagome no es el mejor justo ahora, es por eso que proceso a acerarme a ella.

Esos ojos chocolates me miran con aburrimiento y muy irritados, algo que enciende una idea en mi cabeza.

—¿Quieres alejarte?—cuestiona Kagome—me dan alergia los bastardos como tú—no puedo evitar reír bajo.

—No te recordaba tan gruñona, pero mejor hablemos de Hiten—comento señalándole el sofá. Ella suspira antes de pasar por mi lado dejando la estela de su aroma en todo mi ser.

Por un momento me paralizo antes de sacudir la cabeza y sentarme al lado de Kagome quien enarca una ceja al observarme realizar la acción. Ahora cerca de ella me doy cuenta de que gracias al escote de la blusa ella no lleva sujetador, que jodida tortura.

—¿Me hablaras de Hiten o te quedaras mirándome las tetas?—pregunta Kagome con brusquedad.

—Puedo hablarte de él, pero cuando el genio que tienes justo ahora cambien un poco, me gusta más la sonriente con comentarios de mierda hacia mí—confieso—no me gusta ver tu cabreo, porque entonces tengo ganas de...

—No seas muy confianzudo Inuyasha, recuerda que estas en mi casa y puedo sacarte a golpes de aquí. No me provoques porque de mucho humor no estoy—gruñe mirándome fijamente—tengo demasiadas cosas por hacer y tú me estás haciendo perder el tiempo. Di lo que tengas por decir y punto, aunque apuesto que vienes con más mentiras, digo, eres un experto en eso—me lanza una mirada que podría congelar el puto infierno.

Me paso las manos por el pelo porque parece ser que las palabras que digo Kagome se las pasa por el culo sin escucharlas. La terquedad de esta mujer que tiene realmente molesto, pero debo tratar de comprenderla, no es fácil cuando quiero darle un tipo de comprensión diferente. Me quedo en silencio mirando esos labios que me tientan con locura a ser besados y las ganas de ponerla de espaldas mientras le azoto el culo y la tomo en esa posición me hacen removerme incómodo.

Porque por muy altanera que sea Kagome en el sexo la conozco mejor que nadie. Sé lo que le gusta y lo que no, se las cosas que pueden elevarla más allá y las cosas que pueden incomodarla, conmigo nunca sintió pena a la hora de mostrar cómo le gustaba su placer o como le gustaba darlo.

—Si soy un experto en mentir no entiendo porque estoy aún hablándote, ya que no escucharás nada de lo que tengo por decir—comento—a menos de que la razón por la que lo hagas es porque es un pretexto para tenerme cerca, ¿es eso Kagome?—cuestiono. Ella se inclina y mis ojos como fieles seguidores van a su escote buscando mirar sus tetas.

Travieso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora