Capítulo 15

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Hola amores, un capítulo más celebrando mi aniversario con Wattpad. Si no entienden de qué hablo, vayan a mi perfil y busquen el libro Mundo Paralelo, allí encontrarán con toda la locura que nos envuelve el día de hoy. 

Ahora si, vamos a esto que viene genial.



La copa en mis labios hace que el hijo de unos de los hijos de los socios Higurashi me observe con interés. Cuando lamo mis labios veo sus ojos encenderse con la llama del deseo, pero yo solo le sonrío siguiendo la conversación que tenemos e ignorando que a la distancia Inuyasha Taisho me observa. Me siento jodidamente bien de tenerlo así de desesperado, de tenerlo loco por algo que no podrá probar a menos que quiera.

—Disculpen un momento caballeros, debo ir a saludar—con una sonrisa cordial me alejo mirando a lo lejos a Inuyasha y sonriéndole con burla, eso antes de que los fríos ojos de Abi aparezcan en mi campo de visión. Ella me hace detener porque se para frente a mí y el cabreo es muy claro en su expresión.

—¿Pasa algo querida hermana?—pregunta antes de tomar de la copa que bebo. Sus labios forman una fina línea al mirarme con ese odio reflejado. Pensar en el miedo irracional que sentía por ella me hace sentir un poco estúpida, pero al menos ahora podemos desafiarnos y atacarnos ambas, no solo ella, yo también.

—Aléjate de mí prometido maldita zorra—gruñe por lo bajo, la miro con atención antes de darle una sonrisa burlona.

—Querida, cuidado que los celos sacan arrugas, y muy hermosa que digamos no eres—hago un puchero haciendo que la ira se refleje con mucha más caridad en su expresión.

—Hablo en serio, a Kikyo pudiste robárselo porque Inuyasha solo te usaba, pero a mí no, por los hombres que me interesan saco dientes y uñas, y como a ti parece solo gustarte los hombres ajenos debo evitar—ella sonríe como si sus palabras me lastimaran de alguna manera, cosa que no pasa. Yo la miro y la verdad es que Abi se ve bien en ese vestido que se ajusta a su cuerpo, eso antes de enarcar una ceja hacia ella.

—Uhm... dicen que lo prohibido es lo que más atrae, si crees que no lo tendré no veo motivo para estar aquí haciéndome esta ridícula escena—confieso—si Inuyasha me usaba, descuida, que ahora puedo yo usarlo a él, ¿sabes por qué? Porque recuerdo que daba buenos orales, tal vez ahora es malo besando, pero de que follaba bien, lo hacía—las palabras salen de mis labios con la intención de hacerla rabiar y lo consigo. Su rostro se torna tan rojo mientras la expresión de furia es algo que ella ya no puede ocultar—pero tranquila, cuando me lo folle te digo que tal, si está tan mal a como besa entones mi regalo de bodas será enseñarlo bien, no queremos que sea un fiasco en la luna de miel, ¿cierto hermana?—Abi está tratando de contenerse porque sabe que si hace un escándalo, quien terminará pagando es ella. Por mucho que Ken y Naomi la amen, no permitirán que este evento tenga una horrorosa escena de celos.

—No tienes dignidad ¿cierto?—pregunta—rogando para que Inuyasha te haga caso, estás mal de la cabeza—asegura robándome una carcajada.

—Deberías ver quien no tiene dignidad, digo, en ti mucha no hay—coloco las manos en mis labios para ocultar mi sonrisa divertida, eso solo la molesta más—y no tengo que rogarle a Inuyasha, no soy yo quien se mete a propiedades privadas, violando la seguridad para poder verlo. Deberías ver todo lo que hace ese hombre para tenerme cerca, ¿y sabes que pasará de ahora en adelante Abi? Que me lo follaré, lo haré tanto que cuando te follé a ti no piense en otra cosa que no sea yo desnuda, que cuando esté contigo su cabeza esté conmigo—susurro. Ella toma mi mano apretándola, veo su intención de querer golpearme—atrévete a tocarme un solo pelo y te aseguro que mis hombres no tendrán piedad contigo porque eres un intento de mujer—le sonrío—te quiero tanto hermanita que si Inuyasha es tan bueno como recuerdo grabaré un video donde me lo folle para que así tú puedas tener material para chantajearme. Oops, cierto, ya no soy la Kagome que te tenía miedo. Ya no tienes con qué chantajearme, espero que disfrutes la fiesta—me suelto mientras comienzo a caminar.

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