Kintsugi ||TAEKOOK||

21

Narra Jungkook.

__Estás bien, verdad? __es lo primero que me pregunta mi hermano mayor. Ruedo los ojos bastante cansado. Sé que todos mis seres queridos se preocupan por mí porque me quieren, pero en ocasiones desearía que no me hiciesen preguntas tan ridículas. Hace tiempo que dejé de estar bien. Ante la atenta mirada de todos no puedo contestar como me gustaría.

__Perfectamente, a diferencia de ti. Qué te ha pasado en la cabeza y quién es ese tipo?__cuestiono por el hombre de pelo plateado que acompaña a mi hermano mayor. No es alguien que confíe fácilmente en los desconocidos.

__Él es mi destinado__el hombre me sonríe, pero yo solo lo asesino con la mirada porque no me fio de que vaya a ser suficiente para mi hermano mayor. Sufrió mucho con el padre de su hijo y no quiero que vuelva a pasar por algo similar__Jong-il trató de matarme__cuando dice esto un escalofrío desagradable me recorre con total terror. Me he estado concentrando tanto en que no quiero que Jong-il nos encuentre a mí y a mi bebé que no he pensado en el resto de personas que quiero y que me están ayudando. Si les hace daño será culpa mía. Todo es siempre culpa mía, pienso con un odio desmedido que no va dirigido a otra persona más que a mí mismo. Debo de estar muy metido en mis pensamientos porque solo vuelvo a prestar atención a mi alrededor cuando un suave toque en mi hombro llama mi atención.

__Jungkook, te encuentras bien? __la voz grave, pero amable de mi destinado hace a mi lobo temblar por un segundo debido a lo vulnerable que se encuentra por pensar que Jong-il puede hacerle daño a los nuestros sin que pueda evitarlo. Igual que me lo hizo a mí y lo único que pude hacer fue volverme sumiso ante él. Miro a Taehyung a los ojos y sin decir nada aparto su mano bruscamente y salgo de la sala en la que se está realizando la videollamada. Creo que estoy a punto de tener un ataque de pánico y no puedo permitirme hacerlo con mi destinado, mi hermano y Jimin delante, no puedo. Mi lobo me incita a huir y esconderme lo más lejos posible de mi destinado hasta calmarme, porque cuando me siento tan asustado que podría morir del miedo no quiero a ningún alfa cerca.

Mi lobo no puede soportar el aura de un alfa cuando tengo un ataque de pánico o ansiedad. Da igual si el alfa es dominante o recesivo. Igualmente estoy aprendiendo a coexistir de nuevo con mi lobo, que aunque se ha vuelto silencioso, sigue vivo. Hace mucho que no habla, pero sí lo siento. Siento cuando está asustado, cuando está triste, cuando es sobreprotector con Jihyo, lo siento, pero ya no existe una verdadera comunicación con él y eso es algo que nadie de mi alrededor sabe. Ni siquiera el médico, ni la psicóloga que me atendió las dos primeras semanas lo sabe. Le mentí, le dije que mi lobo sí me hablaba. Lo hice porque no quiero que se preocupen más por mí, por mucho que sepa que el que mi lobo no hable es una muy mala señal. El verdadero problema no es que no me hable, sino que cuando las emociones le superan, es él quien toma el control y yo no puedo hacer nada más que alejarme para que se sienta seguro y nadie me vea en ese estado.

En medio de mi desesperación termino encerrándome en una de las salas vacías del gran edificio donde tenemos toda la tecnología y dónde estábamos hablando con mi hermano. Me desmorono cayendo al suelo contra la puerta mientras trato de recordar como se respiraba correctamente. El mundo gira sin control, mi cabeza da vueltas. Siento que me ahogo en mis emociones y en las de mi lobo hasta ser casi incapaz de respirar. Siento su miedo, siendo su llanto. Por puro instinto animal quiere proteger a nuestros seres queridos, pero debido a todo por lo que hemos pasado, todo lo que sabe hacer cuando no se siente bien es huir. No tardo en estar agarrándome la cabeza mientras lloro y trato de comunicarme con mi lobo. Tranquilízate, yo también tengo miedo, pero ya no tenemos porque huír a una esquina cuando nos sentimos mal. Nadie va a hacernos daño, trato de razonar con él, aunque el mayor problema es que ni yo mismo me lo creo. Como respuesta tan solo recibo un pequeño lloriqueo acompañado de tres únicas palabras: otra vez no. Intento que entienda que nada va a pasarnos de nuevo, sin embargo cómo voy a asegurarle algo a mi lobo cuando yo mismo estoy aterrado y no confío en estar totalmente a salvo en ninguna parte? Mi propio miedo me consume desde lo más profundo de mí.