capítulo dieciséis

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"que coincidencia, te topaste a los chulito'quiero que sudes to'a la' pena'pa perrearlo pegaditomami, tú sabe' que está buena"los xulitos – harry nach, pablo feliú y young cister

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"que coincidencia, te topaste a los chulito'
quiero que sudes to'a la' pena'
pa perrearlo pegadito
mami, tú sabe' que está buena"
los xulitos – harry nach, pablo feliú y young cister

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JOSQUÍN CONTRERAS

decir que no me esperaba lo que vi, era poco, mis ojos y boca se abrieron en "o" al ver a la pascal y ella sonreía tímidamente mirándome directamente a los ojos.

mis ojos en cambio, estaban en su nariz.

—¿te gusta? —pregunta moviendo su nariz, hace un pequeño gesto de dolor, después volvió a su sonrisa tímida—. vi el piercing en la pared de la tiendita esta y quise hacerlo, ¿no te molesta cierto?

se había hecho el septum.

—¿por qué me molestaría? —cuando salgo del trance en el que procesaba lo que se había hecho, sonrió porque en realidad, se le veía bacán—. a los que les puede molestar es a tus papás.

—si... eso no lo pensé muy bien —suelta una risita—. pero el reto dura menos diez minutos y el piercing toda la vida —sonríe como dándose un auto-apoyo y yo me rio—. ¿te gusta?

—sí, me gusta... —estuve a punto de decir una "s" pero me detuve a tiempo—. tirai el medio corte.

su sonrisa crece más y su mirada se va a mis labios, por un segundo me ilusione, hasta que recordé que yo también me había hecho un piercing.

su mano va a mi labio, sin tocar el piercing.

un escalofrío recorre todo mi cuerpo, ¿es porque está recién hecho y me duele un poco o porque es la pascal la que tiene su mano en mis labios?

—a mi igual me gusta el tuyo —su vista estaba fija en mi piercing, mientras su dedo contorneaba mi labio—. tirai el medio corte también.

por unos segundos no dije nada pero la escuche muy bien, quería hablar, pero estaba muy consciente de su dedo en mis labios.

de repente me dieron muchas ganas de darle un besito.

no sé qué cara tendría que ella al separar sus ojos de mi labio, me miró la cara y sacó rápidamente su mano, dando un paso atrás y dejando de sonreír.

cuando ya no estaba tocándome, salí del trance y por fin hable.

—tiramo el medio corte juntos —sonreí relamiendo mis labios, sin tocar el piercing—. ¿queri hacer otra cosa antes de volver a tu casa?

—¿vayamos a comer papitas? —pregunta sonriendo tímidamente de nuevo—. yo pago, hicimos un trato.

—soy un hombre de palabra, pascalita —sonrió y ella rueda los ojos divertida, comienza a caminar y yo la alcanzo tomando su mano.

culiao barsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora