Día III: Murciélago.

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⚡ Lorcan Scamander ⚡
(Hijo de la bellísima, incomparable y preciosa Luna Lovegood con Rolf Scamander)

-Esto es tan estúpido.

-No seas aburrido, las fiestas de los Potter son super divertidas. -Dijo, intentando creerse sus propias mentiras. Se había conseguido el disfraz más apretado y sugerente de vampiro, pero los dientes postizos eran todo un desafío ¡era imposible ponérselos! -James es el mejor en ello.

-¿Divertidas? No importa que seamos gemelos, tu definición de "divertido" no es la misma que la mía. -Lysander se quejaba, pero sin dejar de colocarse su disfraz de vampiro, aunque el suyo era más decoroso que la cosa que él llevaba puesta.

Estaba de acuerdo, a Lorcan no le agradaba mucho ese tipo de fiestas, no las entendía por completo, los muggles festejaban de una forma extraña Halloween. Para él y su hermano era el día de comer pastel de calabaza y dulces, para los no magos, mirar algo llamado televisión, asustarse y ponerse disfraces estúpidos... El mismo que llevaba puesto en ese momento.

Siendo extremadamente sinceros, James tampoco le caía muy bien. Solo iba a ir por una razón, bueno, por una persona.

Donde estuviera James Potter, estaba Teddy Lupin.

No recordaba cuándo había comenzado todo aquello, pero fue su gemelo quien en una ocasión, le preguntó por qué diablos miraba tanto a Teddy. Lorcan no supo qué contestar y pasó toda una semana encerrado en su habitación, tan tranquilo que preocupó a sus padres y a Lysander.

Solo necesitaba aclarar sus sentimientos, eso era todo. Aun así, luego de esa autoimpuesta cuarentena no había encontrado la manera de que Teddy lo mirase, ni una sola vez.

A donde fuese el mago, Lorcan lo seguía con la mirada y, donde fuera James, Teddy lo seguía a él. El mayor de los Potter, por su parte, seguía a cualquiera que cumpliera con un solo requisito: respirar.

"¡Son primos! ¡Casi hermanos! ¡¿Cómo puedes ver a un hermano con esos ojos?! Maldito depravado" pensó al ser consciente de que ambos compartían sentimientos, aunque no por la misma persona. Era extraño y morboso, pero Ted seguía siendo un pervertido guapísimo.

James hacía tiempo se encontraba saliendo con una aurora, un par de años mayor que él. Se lo traía coladito y no paraba de hablar de ella cuando el tema salía a relucir. Teddy, por su parte, escucha atentamente, con la mirada un poco nublada. Lorcan no era tan amable para servir de consuelo, más bien era egoísta y calculador, lo quería todo para él. Solo necesitaba un poco de tiempo y la oportunidad perfecta. Esa oportunidad había llegado cuando Potter fue flechado por esa mujer, con ello, tendría una pequeña oportunidad con Ted ¿No?

La casa de los Potter se encontraba abarrotada de personas, magos y brujas que nunca había visto o escuchado hablar pero todos ahí conocían a James.

Lorcan abandonó a su hermano ni bien localizó una cabellera azulada, subiendo por las escaleras del segundo piso. Lo perdió por un instante, pero solo tuvo que preguntarle a un retrato por donde ir: la habitación de James...

Iba a tocar la puerta, pero era estúpido con la música y el ruido de la fiesta de fondo. Al final, tomó valor y entró, encontrándose su sueño húmedo sentado en la cama. Este pareció sorprendido, pero le sonrió con la picardía de siempre cuando lo reconoció. -¿Huyendo de la fiesta?

-Algo así ¿y tú? -Respondió, cerrando la puerta tras él. No se movió de allí y solo se quedó apoyado en la misma, sin saber qué hacer. Ya estaba ahí ¿ahora que?

-Ya estoy un poco mayor para tanto mocoso borracho. -Dijo riendo, esa risa que le traía vuelto loco hace meses. Lorcan se mordió el labio para no sonreír como un estúpido. -¿Un vampiro? Qué cliché.

Era ser un murciélago o un fantasma, y el segundo no le marcaba el trasero como quería, así que opto por la opción que llevaba pegada en la piel. Incómoda, casi no se podía mover, pero esperaba que de esa forma Ted lo viera como algo más que uno de los gemelos Scamander.

-¿Y tú que se supone que eres? -Preguntó, dándose el lujo de mirarlo más de la cuenta. No se veía mal pero no entendía que se suponía que era ese disfraz.

-La casa de papel, uno de sus personajes. -Explicó, cosa que Lorcan no entendió ni mierdas. Ante su confusión, Ted agregó: -Es una serie muggle.

-Ya...

-¿Y los dientes?

-Son incómodos.

-No hay vampiro sin dientes, ¿Cómo chuparas sangré así? -Comentó Teddy burlándose de él. Todo parecía una broma con él, aunque eso también era algo que le gustaba.

-Puedo chupar otras cosas sin ellos.

Se estaba yendo a la mierda, lo sabía, pero apostaba a jugárselas todas esa noche. Su coqueteo inocente no había funcionado hasta ahora y, por la cara de espanto de Teddy, esa versión más atrevida tampoco.

-Vaya, bueno...

Lorcan sintió su cara arder, no era la reacción que esperaba. Comenzó a jugar con sus dedos, nervioso. Ese era el momento, hoy o nunca.

-Teddy, yo... Si tú... Bueno...

Noto que el mago se levantó de donde estaba, caminando hacia él. Su corazón brincó de emoción, un poco confiado, levantó la mirada hacia Teddy y solo basto con ver sus ojos para saber que estaba siendo rechazado. Lorcan apretó los labios, era algo que se esperaba pero no lo hacía menos doloroso y humillante.

-Lorcan, lo siento. -Dijo Ted, acariciando una de sus mejillas. Por estas cosas él se había fijado en el mago, lo tenía todo: la apariencia, la personalidad y un buen corazón. Era solo que Lorcan no tenía nada que Teddy quisiera.

-Esta bien. -Dijo poniendo su mejor sonrisa. Eso estaba bien, ahora podría seguir adelante y fijarse en alguien que si lo mirara a él. Todo estaba bien. -Ahora estoy molesto, me puse este estúpido traje por nada.

Ambos rieron, ninguno se escuchó totalmente genuino. Lorcan se movió a un lado, apartando la mano de Ted y dejándole pase a la salida. Este no insistió y abrió la puerta, dejando entrar todo el descontrol de afuera.

-En realidad te queda muy bien, apuesto que muchos no te quitaron el ojo de encima cuando llegaste. -"Excepto tú", pensó pero se lo guardó para sí mismo, no debía de hacer esto más incómodo. -Nos vemos.

Cuando la puerta se volvió a cerrar, Lorcan borró toda expresión de su rostro. Ya... Todo estaba bien... Se sentó en el mismo lugar donde hace un momento estaba Teddy. Fue entonces cuando la puerta se abrió otra vez y, esperanzado, volteo. En el marco de la puerta estaba Lysander, mirándolo un poco preocupado.

-¿Todo bien? -Dijo, y solo bastó unas palabras para que a Lorcan frunciera la boca como puchero y se le llenaran los ojos de lágrimas. -Oh...

Lysander cerró la puerta, dejando que llorara tanto como quisiera. Está bien, sabía que no había sido la gran cosa pero se sentía herido y triste y... Solo necesitaba un abrazo. Su gemelo lo consoló hasta que las lágrimas se secaron, acariciando su cabello y sin dejar de abrazarlo. -Vamos a casa.

Solo pudo asentir con la cabeza.

-Estúpido Ted y estúpido James, todos son unos estúpidos. -Maldijo, una vez que habían salido de la casa, caminando unas calles abajo. Lysander lo seguía a su lado, sosteniendo su mano.

-Ya, ya, los odiaremos esta noche y mañana se nos pasara. -Dijo, sacándole una sonrisa a Lorcan. Era divertido como hacían todo juntos, hasta odiar a las mismas personas. Su hermano siempre estaba ahí para el, aun cuando lo obligaba a ponerse un atuendo estúpido para ir a juego, a una fiesta que ninguno de los dos quería ir, ahí estaba. Siempre fiel. - ¿Quieres dulces? Me robe el tazón completo. -Comentó despreocupado, abriendo una pequeña bolsa que era más profunda de lo que aparentaba, dentro se encontraban muchos caramelos y chocolates de diferentes marcas y sabores.

-Eres el mejor hermano que podría tener. -Dijo, casi con ganas de seguir llorando, pero se contuvo.

-Lo se. -Dijo Lysander, tomando su mano otra vez. -Ahora vamos a casa para que te quites ese traje de prostituta sadomasoquista.

Estuvo a punto de contestarle una grosería, pero el tirón de la aparición se lo impidió. 

Popurri - Fictober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora