Día VIII: Esfinge.

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⚡ Tom Ryddle - Draco Malfoy - Harry Potter ⚡

Advertencias: tortura, secuestró, violación. Por favor, tener en cuenta dichas advertencias y leer con moderación. 

La comunidad mágica fue envuelta en una atmósfera negra cuando el Señor Tenebroso se autoproclamó vencedor de la segunda guerra. Harry Potter había muerto, el único quien era capaz de derrotar al mago oscuro ya no estaba y no había profecías que alimentarán el anhelo de un nuevo héroe. Esta vez, no hubo ningún niño a quien sacrificar por el bien común...

Las terribles amenazas camufladas en promesas por parte de Voldemort y sus mortifagos no fueron tan malas como se esperaba, resultaron ser peores. Magos y Brujas arriesgaban sus vidas para huir de Europa, la gran mayoría fue capturado bajo la pena de alta traición a su soberano, siendo brutalmente torturados y asesinados en el mejor de los casos, si se tenía suerte.

-Mi señor, todo está yendo como planeamos, la resistencia se encuentra cada vez más debilitada. -Escucho decir a uno de sus magos.

-Esas son buenas noticias ¿no creen? -Dijo sonriendo, contagiando su felicidad a sus camaradas. Aun existían quienes se le oponían, pero no durarían mucho tiempo. 

Los festejos se vieron interrumpidos por los tres seres que yacían en el suelo arrodillados y sollozando. Desde que ofrecieron una muy sustancial suma de dinero por revelar el paradero de sangres sucias, las cartas no habían dejado de llegar. Es lo que sucedió con la madre y dos de sus pequeños, aún demasiado jóvenes para saber si tendrían magia pero si su asquerosa madre pudo robarle la magia a un mago, entonces ellos debían ser eliminados.

La mujer se encontraba brutalmente golpeada, la mitad de su cabeza estaba chamuscada, se parecía más a las brujas que los muggles narraban en sus historias. Los niños estaban dentro de todo ilesos, pero no por mucho tiempo.

-Oh mi señor, déjeme tener el honor de acabar con estos insectos. -Dijo alguien, la mujer soltó un sollozo aun mas fuerte, atrayendo a sus crías a su pecho. Simplemente repugnante. -Permítame manchar mis manos en su lugar, ellos no valen la pena mi buen amo.

-Si, si. Puedes hacerlo, no quiero molestias ¿Entiendes?

-Si señor. -Las tres ratas fueron separadas y arrastradas por el pasillo, escuchando los alaridos desesperados de la mujer y el llanto de sus bebés. Tendría que agradecerle, había ordenado que la muerte de los niños fuera... no tan brutal. Ella no tenía tal favor, que pena, debería haberlo pensado mejor antes de tomar un poder que no le pertenecía.

Voldemort acarició a Nagini, mirando alrededor de la mansión, los elfos la mantenían bien, pero... no era lo mismo. Libero a su masco, quien serpenteo por el mismo pasillo donde fueron arrastrados los niños. -Buen provecho. -Murmuro, desapareciendo del luego. 

La mansión Malfoy se había vuelto un poco insulsa para el gusto de Voldemort, sin sus dueños originales, terminó perdiendo su brillo y su magnificencia, por lo que esta vez busco algo un poco mejor y que mejor que la morada del antiguo ministro de magia. Era simplemente exquisita, altamente lujosa y alejada de los buenos para nada que los rodeaban, por supuesto, lo mejor de todo eran los secretos que yacían entre sus paredes.

Su favorito había sido el pasadizo detrás de la pared de la oficina principal, aunque un poco cliché. Aun si pretendía ser secreto, estaba apropiadamente decorado con el mismo gusto refinado que poseía el resto de la casa. La puerta conducía a una escalera de caracol que bajaba y bajaba, cada vez más profundo, llevándolo a un pequeño cuarto con una preciosa puerta de madera de roble, tallada a mano. La misma se abría con magia, dejándole pasar a otra instancia, donde una esfinge residía.

Popurri - Fictober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora