⚡ Draco Malfoy - Harry Potter ⚡
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Hacía tiempo que las cosas no venían bien con Ginny, al principio su relación había sido un salvavidas luego de la guerra, algo seguro de lo que aferrarse para soportar la pérdida de tantos seres queridos y con la certeza de que podía darle la espalda durante la noche, sin el miedo de ser apuñalado. Ella parecía poder olvidar el dolor de perder a su hermano concentrándose en mantenerlo vivo, lo suficientemente cuerdo la gran mayoría del tiempo. Harry se dejó ser, se dejó amar. Lastima que no fue capaz de devolverle el gesto de amarle con la misma pasión y sentimiento.
El estrés post-traumático y los terrores nocturnos que sufría, solo se encargaron de ir quebrando poco a poco la relación con el paso del tiempo. Claro, ella ya estaba saliendo adelante, al igual que los otros, pero Harry aun no podía dejar de apretar su varita dentro de su pantalón cada vez que salía a la calle. Ya salir de la casa era todo un reto, enfrentarse a la posibilidad de que el Señor Tenebroso estuviera del otro lado de la acera, era otra cosa. Aun si le recordaran que todo se había terminado, no pudo seguirle el ritmo a su novia ni a sus amigos, él no podía superar las cosas que había sufrido y perdido tan rápido...
Las miradas de lastima no se hicieron esperar. Harry podía verlo en sus ojos, cómo le miraban como el héroe roto que era, alguien que su propia grandeza terminó por arruinarlo. Entonces lo intento aún más duro, llegando a tantos psicomagos como pudo, uno tras otro que le prometen tratamientos milagrosos para dejarlo como nuevo. Entonces vinieron las posiciones porque no podía dormir, las pociones para controlar su arranques de magia, más brebajes para mantenerlo calmado, otros tantos que ni siquiera sabía para qué servían a ciencia cierta.
Ella siempre tan dispuesta y él siempre tan roto.
Lo intenté todo, pero el vacío interno seguía estando. Entonces alguien tuvo la brillante idea de preguntas ¿Y los hijos para cuando? Luego se le sumaron más voces, con preguntas más o menos directas, pero todos apuntaban al momento en que dieran el próximo paso. Ginny se la pasaba insinuando que no podía quedarse embarazada aun... Solo porque, según ella, los vestidos de novias no quedaban bien en una mujer embarazada.
La boda.
Los hijos.
La feliz vida de casados.
La vida de casados...
No podía culparla, pero no podía evitar comenzar a ensañarse más con ella y a guardarle rencor. Estaba enojado. Enojado con todos y consigo mismo. Harry realmente quería seguir adelante, solamente que no podía hacerlo al ritmo de los demás, a la par de Ginny y sus expectativas. Al final ella se cansó de esperar y Harry ya no tenía fuerzas para seguir fingiendo una sonrisa falsa delante de nadie.
Una discusión más, esta vez porque lo encontró tirando las posiciones que ese medimago de cuarta le proporcionó. Otra vez sus reclamos diciéndole que no se esforzaba lo suficiente en mejorar y Harry ya no tenía fuerzas para gritar y explicar... No había nada que explicar a quien no puede escuchar y entender. Simplemente tomó algunas de sus cosas, las metió en un bolso de mano -no es como si necesitara más- y se fue, sin siquiera importarle que fuera estuviera comenzando a llover.
Ahí estaba, a las once de la noche, caminando por las calles de algún lugar de Londres, sinceramente ni siquiera le importaba. Ir con Ron y Hermione no era opción. Ellos recientemente estaban ocupados con el nacimiento de su segundo hijo, llevar sus problemas maritales a su casa no sería más que una molestia. Suficiente habían hecho ellos para menguar las cosas entre Ginny y él, claramente sin lograr nada bueno.
La lluvia se iba haciendo más espesa, nada que un Impervius no pudiera arreglar, sin embargo, la gotas frías era una sensación agradable que le refrescaba el cuerpo y le hacían sentir algo más que la angustia que le atravesaba el pecho. Se metió por un callejón, pensando en aparecer en algún hostal, pero el ruido de una puerta llamó su atención. En realidad lo que le hizo voltearse fue la voz que pronunció su nombre después de escuchar la puerta.
-¿Potter?
Harry se giro con violencia, sus instintos lo obligaron a sacar su varita y apuntar a la persona que había hablado. No lo hacia apropósito, era solo que su cuerpo se movía solo ante el miedo de ser atacado.
Claro que ahí no estaba ni Voldemort ni alguno de sus mortífagos, sino cierto rubio que hacia mucho tiempo no había escuchado mencionar. El mismísimo Draco Malfoy en su mejor esplendor, por favor, que se note la ironía.
-Malfoy. -Escupió, casi como si necesitara confirmar la identidad del otro en voz alta. Su varita seguía en alto, aun con el corazón despotricado en su pecho.
-Buenas noches... -El rubio lo miraba como si tampoco pudiera creerse la escena del todo, pero con su completa atención en la varita que le apuntaba. Harry entonces fue consiente de ello, bajándola y retrocediendo unos pasos.
-Igualmente...
Los dos se quedaron mirándose en silencio, Harry ya mojado hasta los calzoncillos, con los lentes empapados y muy seguramente, dando muchísima pena. Notó que Draco había salido de lo que parecía ser un pequeño bar, ya no había nadie dentro y solo se podía ver la única luz encendida del mostrador. Tenía un aspecto antiguo pero a la vez moderno, muy elegante a decir verdad, muy a lo Malfoy ¿Ese podría ser un estilo? No estaba seguro, pero ese lugar gritaba "Aquí solo entran serpientes".
-Sabes Potter, entiendo que no hayas recibido una buena educación. -Dijo el rubio y, a pesar de sus no tan simpáticas palabras, tenía una expresión amable que le puso los nervios de punta. Un Malfoy enojado era hasta un agradable recuerdo, pero ¿uno con pinta de ser Teresa de Calcuta?, era simplemente aterrador. - pero si alguien te está hablando, lo más cortés sería que le respondas.
-¿Que?
Noto como los ojos del hombre delante de él se ponían en blanco. Harry sintió su cara arder de la vergüenza, se estaba comportando como un tonto delante de su enemigo ¿Enemigo? Su no tan cordial compañero de escuela y seguramente ahora se burlaría de él por no ser capaz de seguir una maldita conversación con su nula inteligencia. Apretó su varita aún más fuerte, que se encontraba en el bolsillo de su chaqueta, no es como si fuera a atacarlo, pero era un Malfoy y tenía que estar preparado.
-Te estoy preguntado si quieres pasar, maldición, que tengo frío. -Dijo el rubio, dejando un pequeño espacio entre la puerta y él, ofreciéndole pasar.
¿Y las burlas?
¿Y la mirada sobradora?
Parecía que todos habían avanzado en su vida, hasta Malfoy tenía pinta de ser un tipo maduro ahora...
-Ah si... Si, claro.
¿Había dicho que sí?
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Popurri - Fictober 2021
FanfictionUn poco de todo por 31 días. Historias cortas de Harry Potter, no están relacionadas entre sí por lo que pueden arrancar a leer cualquiera.