⚡ Albus Potter ⚡
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El silencio que se extendió por el gran comedor le resultó asfixiante. Albus tenía la mirada pegada a sus zapatos, incapaz de mirar hacia delante. Sabía que si lo hacía, chocaría con los ojos de su hermano y de sus primos. No quería ver su rechazo.
Los únicos que rompieron con el ambiente fueron los Slytherin, festejando a su nuevo miembro, alegres de tener a uno de los Potter entre sus filas. Una profesora lo tomó del hombro, incitándole a levantarse de la silla y caminar hacia su mesa correspondiente. Al lo hizo, sentándose al lado del chico que había conocido en el vagón: Scorpius Malfoy.
Tenía muchas ganas de llorar y vomitar, una extraña combinación. Entonces sintió una pequeña mano sobre la suya, era su compañero, mirándolo con sus ojos grises muy amables. Le recordaban muchísimo a su tía Luna. -¿Has probado la comida? Es tan deliciosa como lo cuentan.
Esas simples palabras, que no hacían referencia a su apellido, quien era su padre y la casa que le tocó, hicieron que Albus respirara hondo.
Al final dejó que Scorpius le sirviera lo mismo que estaba comiendo y se mantuvo con los hombros caídos el resto de la cena.
En ningún momento su hermano, Rose o Teddy se acercaron a su mesa, como a veces solían hacer con los nuevos miembros de la familia que iban a otras casa, de manera que no se sintieran solos. Se sintió herido, pero se guardó sus emociones.
La cena transcurrió del todo normal, aunque hubieron algunos idiotas de último año que le susurraron "Señor Tenebroso" por detrás, cuando se dirigían a los dormitorios. Albus apretó los puños con fuerza, memorizando sus rostros. Supo que eso sería moneda corriente cuando vio a algunos Ravenclaw señalándolo y chismoseando sobre su persona.
Albus se concentró en las palabras de su padre, no importaba en qué casa estuviera, aprendería muchas cosas y sería un buen mago. Ese fue su mantra para soportar el escrutinio de los demás.
Scorpius hablaba por los dos, lo que llenó el silencio de la habitación que compartían, mientras desempacaban sus cosas. No quería ser grosero con la única persona que parecía querer tenerlo cerca y ser su amigo, así que le dijo amablemente que iría al baño y este solo le sonrió en respuesta.
Su padre le había hablado del baño al que nadie iba, por Myrtle la llorona, así que se dirigió ahí, aliviado de no haberse perdido, aunque un profesor lo regañó diciendo que pronto sería la hora de dormir y que debía apurarse.
Cuando llegó, se aseguró de que no había nadie, ni siquiera rastros de la famosa fantasma y entonces se largó a llorar. Albus no quería estar en Slytherin, quería ir a Gryffindor como todos y no sentirse tan solo. Aunque le pidió al sombrero que lo dejara en la casa de los leones, este no lo escucho, al final su padre no siempre tenía la razón. Así como tampoco la tenía sobre que no importaba a donde fuera ¡Claro que importaba!
Lloro con más ganas al recordar a su hermanos y primos ignorándolo. Lo podía esperar de James, que siempre lo molestaba, pero no de Rose. Ella había planificado hasta que se unirían al grupo de quidditch como sus padres y jugarían juntos. Al final ni siquiera quiso mirarlo cuando se toparon a la salida del comedor, para ir a sus dormitorios.
Eran todos unos idiotas, hasta los Slytherin más grandes eran unos imbéciles, hablando de Voldemort sin cuidado.
El único que parecía valer la pena era Scorpius.
-¿Te duele el estomago?
Casi como si lo hubiese invocado con sus pensamientos, la voz de Scorpius rompió el silencio del baño. Al se asustó, levantándose del suelo. Delante de él estaba el rubio, mirándolo un poco preocupado. Se secó el rostro con furia, frotándose la manga del uniforme ¡Que vergüenza! No quería ser descubierto siendo un completo bebe..
-¿Qué haces aquí? -Espeto serio y quizás un poco grosero, porque el chico retrocedió un par de pasos.
-Ah... Bueno, lo mismo que tu. -Dijo bajito, entonces Albus levantó la mirada y noto que tenía los ojos aguados. -Mi padre dijo que si me sentía mal y quería llorar, podía venir aquí.
No debería hacerlo, pero encontró alivio al saber que no era el único con una crisis ahí.
Albus lo miró una vez más, antes de volver a sentarse en el suelo, palmeando el lugar a su lado. Scorpius no tardó nada en sentarse, muy cerquita, quedando super pegados. No dijo nada, el chico se veía peor que él.
-¿Que paso...? -No era una persona chismosa, pero estaba intrigado de que un niño tan amable se encontrara tan afectado.
-Cuando te fuiste, quise ir a la sala común del dormitorio con los otros de primero. -Relato el rubio, y las lágrimas retenidas en sus ojos comenzaron a caer. -Pe... pero dijeron que no querían un mortifajo con ellos... y... dijeron...
La voz dulce de Scorpius se rompía por cada palabra que decía y Al sabía lo malo que podían ser los demás con los hijos de ex-mortifagos. La gente ni siquiera quería ir a la casa de las serpientes por miedo al qué dirán. Como él...
-Esta bien, no tienes que decirme si te duele tanto. -Dijo Albus, envolviendo sus brazos en el chico, quien parecía necesitarlo, porque le devolvió el gesto con fuerza. -Son todos unos idiotas.
-Lo son.
Ambos chicos rieron entre mocos y lágrimas, la situación era tan irreal como graciosa.
-Pero tú no. -Agregar Scorpius, aún con su rostro escondido en el abrazo, cosa que lo alegró, porque noto como el calor le subía a la cara.
-Ya, tu tampoco eres un idiota. -Aceptó Al.
Se quedaron en los baños un buen rato, hasta que ambos tuvieron los ojos muy hinchados y decidieron que era mejor irse a dormir. Estaban rozando la hora del toque de queda y tuvieron que apurarse.
Cuando entraron a los dormitorios y pasaron por la zona común, Scorpius agacho la cabeza y Albus notó un par de miradas burlonas, otras de pena y una que otra de miedo. Se aseguro de poner su peor cara, esa que hacía llorar a Lily y fueron ellos los que agacharon la cabeza, si pensaban que Albus iba a someterse estaban muy equivocados, nadie diría nada, así tuviera que utilizar en apellido de su padre.
Llegaron a su cuarto, que solo ellos compartían. Que nadie quisiera estar en Slytherin tenía sus ventajas. El lugar era super amplio y era todo para ellos solos.
Cada uno terminó por cambiarse, colocándose su ropa de dormir y se metieron a sus camas, sumidos en un silencio cómodo.
Pasaron unos minutos, cuando un murmullo se escuchó de la cama de su compañero.
-Albus... ¿Quieres ser mi amigo?
-Si.

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Popurri - Fictober 2021
FanfictionUn poco de todo por 31 días. Historias cortas de Harry Potter, no están relacionadas entre sí por lo que pueden arrancar a leer cualquiera.