Día XXII: Varita.

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⚡ Neville Longbottom - Albus Potter ⚡



Albus intento seguir con la lectura, aún le quedaba toda una página sobre plantas acuáticas y a que temperaturas vivían, pero un gemido escapa de su boca, interrumpiendo su lectura.

Escucho una risita, muy cercana a su oreja. Odiaba que se burlara de él, pero en esta ocasión conseguiría lo que quería. Retomo la lectura, intentando no perderse en las sensaciones placenteras que le otorgaba la mano entre sus pantalones.

-Acabadas de pronunciar mal ese término. -Dijo el Profesor Neville, señalando con su varita dicha palabra. -Repítela de nuevo.

Albus se mordió la lengua cuando las caricias se concentraron en el glande. No estaba siendo justo.

Al final, pudo hablar bien, lo suficiente para repetir la oración y volver a su tarea. La prueba fue un infierno, pero logró terminar el capítulo sin haberse corrido, aunque estuvo a punto de hacerlo casi al final.

-Lo has hecho muy bien Al, eres un alumno muy aplicado. -Susurro su padrino sobre su oreja izquierda. Albus se encontraba sentado sobre su regazo, y no tenía permitido voltearse o tocarlo porque el juego terminaría. Esa eran sus reglas. -Como te prometí, voy a enseñarte un nuevo hechizo.

Sus clases particulares nada tenían que ver con el contenido que veía en Hogwarts. Desde que Albus había encontrado un libro de hechizos sexuales en la biblioteca de su padrino, no perdió tiempo en exigirle que se los enseñara y, con muy buena voluntad, este lo hizo.

Habían probado un poco de todo hasta el momento. Albus había sido atado por cuerdas invisibles, succionado por una extraña bola de magia que había salido de la varita de su padrino, sus pezones fueron apretados y pellizcados sin que nadie estuviera tocándolo y, definitivamente, el mejor hasta el momento había sido el objeto que vibraba en su interior, saliendo y entrando de forma rítmica.

Neville casi nunca lo tocaba, solo eran los hechizos que hacían acabar a Albus, pero desde hacía unas clases atrás, eso había cambiado y ahora recibía uno que otro besito sobre los labios y alguna paja ocasional. Nada de eso era suficiente para él, necesitaba más, pero su padrino parecía más divertido poniéndolo ansiosos y necesitado.

-Recuéstate sobre la mesa, manos sobre tu cabeza. -Dijo Neville, y Albus acató la orden casi de inmediato. Su polla exigía atención, pero sabía que debía ser obediente si quería tener la atención de su Profesor.

Se paró, apoyando su abdomen contra la mesa y estirando las manos hacia delante, tocando el borde contrario de la mesa. Eso dejaba su trasero justo frente al rostro de su padrino, quien no se contuvo en masajearlo, acariciando cada vez más cerca de su entrada.

Albus escuchó unas palabras y el típico movimiento de varita, para darse cuenta que estaba completamente desnudo. La sensación de vulnerabilidad le hizo encogerse en su lugar, pero no tuvo tiempo a replicar cuando noto un dedo rozando su entrada, delineando la circunferencia y presionando adentro, sin mucho esfuerzo por querer entrar.

Su respiración se cortó, reteniendo el aire. Se acomodo mejor sobre la mesa, abriendo un poco más las piernas. Entonces el dedo se alejó, siendo reemplazado por la lengua de su padrino.

Albus se deshacía en gemidos mientras era lamido y chupado en esa zona tan erógena. Intentaba tirar su culo hacia atrás, logrando que la lengua entrega en su interior y entonces supo que está a punto de correrse.

-Pr- ¡ah! ¡Profesor! -Albus se retorció cuando su pene fue envuelto en un tipo de arnés, intentó bajar la manos para quitárselo pero Neville se paró, sosteniéndolo contra la mesa para que se quedara donde esta. -N-no me gusta. -Dijo entre sollozos, realmente quería terminar pero esa cosa no lo dejaba. -Quítamela, por favor.

-Al, la lección aún no termina. -Dijo Neville, acariciando los contornos de su cuerpo, llegando hasta sus sensibles pezones, acariciándolo suavemente. A la vez que se restregaba contra su trasero, aun sobre la tela del pantalón, podía sentir su excitación. -Aguanta un poco más, y serás recompensado.

Neville recorrió un camino de besos hasta su espalda baja, deteniéndose y comenzando a rozar su entrada, aunque ahora era diferente, no se sentía como su dedo. Albus miró hacia atrás como pudo, notando la varita de su padrino y como está entraba poco a poco en su interior.

Se removió en jadeos y gemidos, alzando el culo lo más que podía. Neville recompensaba su entusiasmo besándole la nuca y el cuello, repitiendo una y otra vez lo buen niño que era.

Nuevamente escuchó unas palabras desconocidas y esta vez, sintió todo su culo lleno. La sensación era extrañísima, pero la varita se movía con mayor facilidad, por lo que asumió que debía ser un tipo de hechizo lubricador.

Neville se alejó de su cuerpo repentinamente, tomando asiento nuevamente. Albus jadeaba, molesto por que se detuviera, le miró de reojo chocando miradas con su padrino, quien dio unos golpecitos sobre sus piernas, en lo que sacaba su erección de sus pantalones. Era gruesa y larga, a Albus se le hizo agua la boca y el pene se le puso más duro si cabía.

-Ven por tu premio.

Albus así lo hizo. Tenerlo dentro no fue como aquellos juguetes que le metía antes, era cálido, ocupaba más espacio por lo que dolía pero era terriblemente placentero. Tardó unos minutos en acostumbrarse, pero su Profesor no dejo de acariciarlos, besarlo y confortarlo, hasta que el dolor se hizo tolerable.

Neville marcó el ritmo y lo ayudaba cuando comenzaba a sentirse muy cansado, pero por fin estaban unidos y Albus no podía creer lo bien que se sentía, mil veces mejor que en sus fantasías.

Lloro de placer cuando el orgasmo lo azotó, su Profesor por fin le había quitado aquella cosa molesta y Albus pude sentir como se apretaba su interior, succionando aun mas el pene de Neville, quien no tardó en acabar en su interior, llenándolo.

El culo de Albus era un desastre de lubricante y semen, pero estaba bien, malditamente bien.

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-¿Puedo quedarme a dormir? -Dijo bajito, su padrino lo había llevado a su habitación, limpiándolo y colorándole ropa limpia, mientras él hacía lo mismo sobre su propio cuerpo.

-Tus padres se preocuparan. -Alejo, esa siempre era su respuesta, pero Al estaba preparado.

-Les dije que me quedaría contigo, ya que me ayudaras a estudiar para mi examen como inefable. -Noto como Neville lo miró, parecía analizar la situación para después sonreírle cálidamente. Era extraño como su personalidad tranquila y amable cambiaba durante el sexo, pero a Al le volvía loco.

-Entonces así será. -Contestó, acomodando su pijama para entrar en la cama, atrayéndolo entre sus brazos. 

Popurri - Fictober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora