Día XIII: Cristales.

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⚡ Draco Malfoy x Harry Potter ⚡

Continuación del día VII "Flecha".

Sintió el cosquilleo naciendo en su pecho, redirigiendolo hacia sus brazos, llegando hasta sus dedos. El maná se concentró en sus yemas, formando una pequeña bola de luz. El tamaño no era lo importante, sino el maná que se proyectaba en sí. Harry unió sus manos, recitando las palabras que el espíritu le había enseñado, logrando mantenerla un par de minutos, para luego lanzarla hacia la roca que se encontraba a doscientos metros de él, rompiéndola en miles de pedazos.

Se secó el sudor con la manga de su camisa ¡Lo había logrado!

-¡¿Qué tal lo hice?! -Dijo emocionado, girándose hacia la persona que se encontraba sentada en una elegante mesa de té. El sol se colaba por la copa de los árboles, llegando a acariciarle la cabellera rubia. La escena era casi inalcanzable.

-Decente. -Contestó el espíritu zorro sin siquiera voltearlo a ver, su atención se encontraba puesta en el pastel de limón que tenía delante y su tasa de té. -Bastante bien para un Potter.

Harry suspiro mosqueado, odiaba cuando usaba esa expresión "un Potter", no le gustaba que lo comparara con su abuelo todo el tiempo. Era como si el rubio no pudiera superarlo aun después de tantos años sin verlo.

-Darme un complido no te matara. -Dijo, acercandose. Se sentó en la silla delante del zorro. Este le miró mientras bebía la infusión, levantando una ceja.

-Te lo diré cuando superes las expectativas. -Concluyó, sus movimientos eran tan elegantes, casi como tener a un noble de la capital frente a él. Todo lo que le rodeaba tenía ese aire a pijo, las ropas azules que ahora mismo portaba con bordados plateados, su cabello milimétricamente acomodado y el pelaje de sus orejas y cola siempre se encontraba cepillado.

Por su parte, Harry sudaba como cerdo. En todos los años que visitaba el bosque, aprendiendo magia con el espíritu, siempre terminaba en ese estado, con areolas muy marcadas en su camisa, sus pantalones bastante comunes y zapatos que ya debían ser cambiados. A pesar de ser hijo de la jefa de la aldea, no se preocupaba por su apariencia o no todo el tiempo, solo cuando se encontraba frente al rubio. Últimamente quería verse aceptable para él.

-A veces no me agradas... -Dijo, viendo aparecer una tacita igual que la que tenía el espíritu, llenándose con té lentamente sin que nadie la tocara. La magia era tan impresionante, tenía mucho que aprender y aun con sus diecinueve años no había alcanzado ese nivel.

El tiempo pasó bastante rápido desde que conoció al espíritu, tardó en volver ya que su madre no le permitía tenerlo lejos de su vista, pero volvió y con postres deliciosos. El rubio lo esperó ese día y lo hizo cada vez que Harry lo visitaba. Era un profesor de magia muy competente, mucho mejor que las clases indescifrables de su padre y pudo aprender diferentes hechizos y, sobre todo, hacerlo sin quedarse sin mana. Por su parte, no volvió a cazar, cumpliendo con su promesa. Después de desaparecer ocho días, nadie se burló de él cuando confesó que no volvería a utilizar el arco y la espada en un ser vivo inocente. Su mejoría como elementalista ayudó mucho a disipar dudas sobre su habilidad.

Lo que si causó muchas preguntas eran sus continuas escapadas al bosque, para luego volver por la tarde casi noche sin que nadie pudiera encontrarlo por ningún lado. Harry se había inventado locas excusas al principio y poco a poco, se fueron terminando. Al final, opto por salir corriendo ni bien se levantaba y volver sin darle mucha importancia a las miradas de los demás.

No podía evitar amar ese lugar. Las plantas y los animales eran los mismos, aun así, el ambiente mágico que lo rodeaba le encantaba, ahí podía ver a muchos otros seres mágicos aparte del zorro y siempre aprendía algo nuevo. Además, no podía evitar añorar la compañía del hombre que tenía delante, al principio cuando aún era joven, no comprendía su obsesión por su persona pero ahora, un poco más maduro y casi convertido en hombre, podía dar cuenta de que lo que sentía, era un cariño sincero que crecía a medida que pasaban los años.

Popurri - Fictober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora