CAPITULO 5

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Por un punto imaginé a esa chica sonreí al verla ante mis ojos y al parpadear simplemente era la carta en mis manos, el tiempo pasó demasiado rápido.

Deje todo y me di una ducha tenía las rodillas cubiertas de tierra como si trabajará de obrero, tal vez polvo, al igual que rasguños y no recordaba donde lo hice, tenía un par de moretones en la espalda.

La rutina era inerte, era increíble estar en el restaurante, aunque el ver solo platos sucios mientras me alegraba sentir el olor de los platillos esquistos que los demás creaban, el sonido crujiente del pan casero y a lo lejos la degustación de un pastel de chocolate que hacía enloquecer a mi paladar solo con ver la reacción de la mujer.

Continúe limpiando y lavando, moviendo y acomodando en la bodega estaban parte de la mercancía, hacía frío ahí pues intentaban mantener la comida fresca, el lugar solo tenía acceso para una persona comencé a buscar una manzana tenia hambre y tenía cosas que hacer sería rápido.

El techo de este estaba cuarteado hace tiempo no le daban mantenimiento, las luces parpadeaban, tenía que salir, la puerta estaba a unos pasos, está se cerró, emitiendo un rechinando y sonido que me dejó aturdido, comencé a tocar, nadie me escuchaba.

Del otro lado se escuchaba algo pasos lentos, toque más fuerte he intentaba abrir, la manzana cayó de mis manos, mientras las luces parpadeaban cada vez que subía de tono al gritar.

-Algunas personas pueden ver lo que otras no - cerré los ojos, sentía su respiración detrás de mi tenía miedo y mis manos temblaban, estaba a unos pasos detrás de mí.

Abrí los ojos aunque más lento estaba levantando un plato solté el cuchillo mientras veía como la manzana cayó una alteración en mis recuerdos mientras caía hacía atrás, no entendí simplemente no lo hice.

Estaba asustado, respire profundo.

Algunas personas ven, lo que otras no.

-¿Oye estás bien?- no contesté aunque veía mis manos con sangre, todos me veían respire profundo

-Si solo creí ver algo- tragué saliva y me levanté, el plato se rompió y seguro lo pagaría me distraje y tome el cuchillo por eso la sangre, pensé.

Salí del lugar como siempre las manos y los pies no dejaban de temblar, tenía miedo y no avía dormido lo suficiente, más haya de las cartas y mi casa había algo ahí, algo en mi quería seguir me tenía consternado, lave mis manos y mi cara todo estará bien respire profundo y seguí trabajando.

-¿Por qué no cocinas?- preguntó Arturo mientras terminaba un cigarrillo, quería cocinar,pero ahora no me sentía con el gusto de hacerlo, volteé estaba detrás de la puerta alado de un ducto de ventilación vestía de negro por completo.

-no creó- contesté, tome la bicicleta y comencé a caminar el me detuvo tiro el cigarrillo y me acompaño.

- serías un buen cocinero- acomodaba sus manos en sus bolsillos

-¿Quién era el señor Mathias? - el solo me vio y tomo otro camino.

-un hombre que se volvió avaro después de perder a su mujer y murió en su sofá junto a la puerta.

Estaban pensando en ello, aún tenía ese sofá no me gustaba estar ahí pues los alambres se le salían y rechinaba.

Solo me quedé callado, el hombre murió en el sofá y no tenia idea debo de salir de ahí, mi mente solo divagaba.

Las calles por la noche no eran lo mejor me dispuse intentar llegar lo  más rápido y pedalear lo más rápido que puede, al llegar a casa vi el sofá, trague saliba y tome una ducha, el agua estaba caliente aunque se sentía fría en mi, me quedé ahí unos minutos.

COSAS INSIGNIFICANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora