-recuerdas ese sonido, el de las personas, los niños jugando, el sonido de su sonrisa, carcajadas pequeñas con las mejillas rojas, el sonido de los árboles en medio del bosque junto al viejo roble con un oyó en el centro, recuerdas el tiempo cuando corríamos por todo el lugar en busca de algo, recuerdas lo que hacíamos de pequeños, cuando peleabas con tu hermana.
Cuando tenías miedo del hombre que te vigilaba en la oscuridad recuerdas el sonido de su risa mientras se acercaba a tu habitación que tan bien lo recuerdas, lo mucho que se acercaba a ti con pasos lentos pero que te asían sufrir.
recuerdas cuando corríamos por qué nos seguía hasta llegar al final del camino, solo dime qué lo recuerdas.
-La historia que contaba tu padre del hombre de caramelo, como gritabas al final de esta historia ese hombre que vestía de negro y te daba dulces, cuando despertaste...
¿Recuerdas cuando eras pequeño?
-¡No!- respondí para abrir los ojos estaba sudando, el aire se me iba intente calmarme, me dolía el cuerpo, el sol me daba en la cara y me encontraba en el ático.
Enfrente de un viejo traje negro que me asustó, limpie mis ojos, esa voz era de una mujer, era solo una simple pesadilla, me repetí una y otra vez intentando calmarme.
Tragué saliva y intenté levantarme baje de ahí y cerré la puerta del ático.
Entre a mi habitación y me recosté por un minuto en la cama, estaba fría algo que a mí cuerpo le cayó demasiado buen,cerré mis ojos por unos 5 minutos.
Respire profundo intentaba tener las ganas y fuerza suficiente para levantarme de nuevo y a pesar de mis recuerdos estos me seguían como mi sombra, los veía ahí en el techo mientras escuchaba las cortinas moverse con el viento.
La luz entraba me estaba volviendo loco, en ese momento intentaba dejar de girar la tierra lo hacía conmigo la cabeza me dolía como un dolor punzante que no me dejaba, cerré los ojos, había diferentes formas de descansar conmigo no funcionaba ninguna, sin importar que terminaba aún más cansado.
Me levante y di vueltas por la casa, abrí todas las ventanas para que la luz entrara, me quede viendo hacia fuera, me perdía de grandes cosas aquí, la señora de alado, seguía sin saber si era abuela de Darla siempre se sentaba fuera de su casa por las mañanas después de arreglar su jardín.
Regularmente le ayudaba Darla aunque esta vez se encontraba sola en su mecedora, sin embargo la señora Jame preparaba algo para comer seguramente tal vez espagueti con albóndigas.
Del otro lado su esposo Diego viendo las nacionales, los vi por unos minutos hasta que tocaron mi puerta.
-hola, ¿Quién es usted?- dije al ver un hombre ya mayor en mi puerta, temblaba y se sostenía con un bastón no dijo nada me vio de pies a cabeza, siguió caminando algo que me resultó extraño.
Cerré la puerta aunque seguí al hombre con la mirada, desde la ventana.
-Hijo, necesito me contestes estoy preocupada no sabes las noticias que tengo acerca de la familia.
Al escuchar a mamá todo cambio, respire profundo, hablar con mamá se tomaría el tiempo suficiente para contarme el chisme familiar y todo lo que ha pasado por haya.
-hola mamá- dije en el teléfono mientras cocinaba un poco.
-¿estás bien?, no he hablado contigo desde que te fuiste- contesto molesta.
-tengo malas noticias- comento comencé a toser un poco alejándome de la parrilla no dije nada, respire profundo, para intentar tomar el aire.
- está bien mamá- conteste, con la voz ronca respire profundo.
-no te preocupes veras que todo estará bien- colgué la llamada y me di cuenta que la comida se quemaba corrí hacia ella he intente apagarla.
Baje la cabeza y comencé a llorar ese llanto que sale del fondo de tu corazón liberando aquello que más...
Te destruyes sientes como caes poco a poco sin pensarlo estas en el suelo con ganas de gritar, me golpeaba con el teléfono, estaba cansado bastante.
Arrojé mi teléfono a un lado y me quede ahí un buen rato, después de unas horas o dormir la mitad el día entre lágrimas , me levanté temblaba un poco leve mi cara y respiré profundo, frente al espejo.
Tome las cosas de una caja y comencé a verlas, decidí guardarlas en un viejo baúl que encontré en el ático, todo lo que encontraban en el restaurante.
El juguete pequeño era en realidad un zorro pequeño blanco con naranja, la cartera tenía el número de teléfono de una chica llegada Flor Celeste, vi a mi alrededor y también saque una pequeña figura de papel era un pez o una sirena este lo encontré en la mesa 7 un hombre ya viejo hacía felices a sus nietos, aquel arete cada, cosa me recordaba algo, las acomodé enfrente de mi.
Los ojos me dolían, estaban rojos he hinchados si mi madre ve esto se enojaría, no hablaba mucho con ella necesitaba demasiado tiempo para hacerlo, se preocupaba más en mi estaría enojada y preocupada.
Cambio a papá él deseaba que me fuera ya de casa fue una gran noticia cuando descubrió que el abuelo me heredó esto, vi el techo y respiré profundo.
Vi las cartas aún en la mesa y me dispuse a leer la segunda carta.
Hola... Espero que ustedes mis lectores se encuentren bien y está historia les valla gustando solo por eso les agradezco, por darle una oportunidad a esta historia.
Atte. Tu escritora
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COSAS INSIGNIFICANTES
RandomBen es un chico, que busca un cambio a su vida, consiguiendo una gran historia, en sus manos buscando y comprendiendo aquello que dejó de ver. Y al mismo tiempo entender que vivía en un colapso que acaba contigo, como un pequeño punto tan pequeño he...