LOS SONIDOS

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LOS SONIDOS

Después de escuchar un rato el sonido de la noche o como lo llamaba Patrick lo que deja la noche, decidimos entrar como siempre las enfermeras nos veían enojadas, más que eso nos regañaron de verdad.

Solo sonreír esperando que no pasará más, Elisabeth se llevó a Patrick en brazos pues ya estaba demasiado cansado.

-no me veas- dijo mientras Elisabeth le decía que se diera una ducha su madre aún no llegaba por lo que yo esperaba afuera, al verla Patrick no dejo de sonreír.

Comenzó a hablar y a contarle lo que vio a decir y hacer y reír aún que algo malo pasaba con Estela.

-Patrick- dije detrás de él, su habitación ahora tenía fotos de todos hasta de Martha en alguna de sus visitas.

El seguía pensando emocionado contando lo que hizo, algo ilusionado

-Patrick- volvía a repetir mientras, su madre solo movía la cabeza

-¡Basta, cierra la boca!- grito Estela Patrick se callo

-no le grites si quieres descansar puedes quedarte en mi habitación, no se enojara Elisabeth- respiré profundo

-Yo lo cuidaré- Estela salió arrastrando los pies apunto de llorar solo se quedó sentada en el suelo Patrick seguía sin decir nada, ese era otro tipo de sonido el sonido qué se queda el de las simples palabras para muchos aunque para otros un fuerte grito.

-¿Esta enojada?- dijo Patrick mientras Elisabeth acomodaba sus cosas para dormir, se aseguraba de su ritmo cardíaco, sus medicinas y más.

-no, ella solo está cansada- dije en voz baja

-lo siento Patrick- dije acercándome

-no es la primera vez que lo hace- contesto

-pero siempre recuerda no te tomes nada personal habrá personas que amas y te gritaran en algún momento- le dije Elizabeth también hablo en voz baja

-solo dijo tu madre trabaja mucho, mucho, mucho para que tú puedas mejorar para que ambos tengan una linda casa, cerca de un lugar lleno de flores o tal vez de un puente o la playa para que vean una bella vista todos los días, tu madre lucha por tu sonrisa por qué seas muy feliz a su lado- dije Martha llegó y sonrió a todos.

-Hola Patrick, ¿Qué me cuentas camarada?- dijo dándole la mano para que la chocarán

-¿Qué haces aquí?- dije en voz baja a Martha una vez que se acercó a saludar

-vine por mi cita- después se dirigió a Patrick

-¿A ti te a gritado alguien?- pregunto el seguro no se le olvidaría, Martha respiró profundo

-te voy a contar algo un día el padre de una chica llegó a casa el estaba tan cansado como tú mamá, estaba cansado por qué se tenía que hacer cargo de que esa niña comiera todo los días que tuviera lo suficiente todos los días para ir a la escuela, pero ese día esa niña estaba emocionada cantaba y cantaba brincaba también no solo por qué avía pasado demasiado tiempo desde que no lo vio, el la tomo de las muñecas

-¡tu voz es horrible ya cállate!, dijo gritando enojado, ella se quedó callada no solo ese día sino para siempre no solo por qué decidió y se creyó que de verdad su canto era feo.

Lo que intento explicar Patrick es que todo padre toda madre a gritado y si esas no son las palabras que se utilizan, pero debes entender que no todo va dirigido a ti, no todo te lo puedes tomar personal y puede sonar feos pero tal vez tu madre o tú se disculpen mutuamente te abrazara por qué así como hay días malos hay buenos también.

Martha le dio un beso a Patrick en la frente y salió de la habitación.

-adiós descansa - dije encendiendo una lámpara, salí con cuidado siempre hablo de lo mismo, pero la silla no me gustaba la odiaba, el sonido y a veces el rechinido de esta creo que aún tenía ramas y hojas en las llantas.

-Hola Estela- la vi afuera viendo a su alrededor, se limpio la nariz y las lágrimas en sus mejillas también

-tengo que disculparme con el- respiró profundo intento levantarse pero no podía

- no soy quien para decirlo, pero el aprende de lo que ve tu eres su ejemplo, aun falta mucho el lo entiende no es malo que le grites solo cuida las palabras que usas - le intenté sonreír no era bueno para esto ni un poco.

-de ti también aprende más de lo que te imaginas, de verdad has hecho mucho pero que pasará si el o tú se alejan- hubo un silencio incómodo entre nosotros había sonidos más haya, pero mi mente estaba sentada en ella y en darle una respuesta, el sonido simplemente se aleja.

-lo se, y también se que todo comienza como termina que el silencio y el futuro también se convierten en una debilidad y daré todo lo que sea por el, no solo por el cariño que ahora le tengo si no por que no quiero que llegue a ver al mundo como yo lo vi alguna vez.

Se quedó callada y se fue salí del lugar Martha estaba afuera, estaba sentada de bajo de un árbol, cerca del lugar.

Fui hacia ella, no sabía que le diría, aunque antes de decir algo ella se acercó y me dio un beso en los labios, sentía la suavidad de su mano en mi mejilla.

Lo suave que eran sus labios, fueron tal vez unos segundos pero fue más que eso, había besado antes, pero esto no lo espere y simplemente paso sentía su mano en mi pierna para intentar alcanzarme, me separé un poco de ella.

Tenia demasiadas preguntas, y ella también solo nos vimos a los ojos sin decir una sola palabra más, la acomode en mis piernas eso fue algo inesperado, sus mejillas rojas, sus ojos era un hermoso color de tonalidades oscuras y el color rojo que siempre la identificaba.

Algo en mi no quería no quería que se quedara me había hecho feliz, su sonrisa solo la miraba, ella se levantó de mis piernas y me habló de un lugar especial para ella.

Me habló del lugar la mitad de la noche hasta verla dormir en mi pecho el calor que emitía, a pesar de que yo estaba en la cama se quedó a mi lado.

Pensaba disfrutar de eso aunque también pensaba en lo que dijo Estela y si me alejo y si me voy muchas personas a mi alrededor sufrirán.

Ella sonrió y al parecer parecía sonámbula, tomo mi mano me dio un beso en la mejilla y busco dormir en una silla cerca de la puerta, solo la vi.

Y espere seria un día demasiado especial me arreglé lo suficiente para ella, pues al parecer tendríamos una cita o mejor dicho saldríamos juntos.

COSAS INSIGNIFICANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora