CAPITULO 10

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Respire profundo y dejé la carta en el buzón sabía lo que escribí, pero no quería volver a leerlo, era mi día libre aunque no me sentía como tal, el dejar una carta sin ningún destino y aunque hoy en día no exista como tal no escribí remitente o algo por el estilo, tal vez nadie la reciba y solo se quede ahí. 

Me quite la pijama y divague por las calles del lugar, niños jugaban en el parque el día era soleado y al parecer "bonito", simplemente me senté en una banca que cubría la sombra de un viejo roble, sentía cansancio en mis ojos aunque no para disponerme a dormir, solo limpiaba mi rostro con las manos. 

Me di cuenta que estaba solo, sonreí aunque no de felicidad, había un viejo periódico a lado,  probablemente de un hombre o una mujer ya viejos, estaba sucio y algo roto, lo tome y comencé a doblar. 

-por la mitad, después un dobles aquí, otro a la derecha y uno más a la izquierda y aquí tienes- vi el pequeño barco que hice y a la persona que me enseñó a hacerlo, aún lo escuchaba mientras veía lo bien que avía quedado.

-Hola- dijo una chica, deje el barquito a un lado y la vi, no dije nada.

-soy Darla tu vecina- respondió sin entender.

-oh lo siento tú quieres...- me hice a un lado y ella se sentó a mí lado no hablamos ni mucho menos la vi.

- así que lees el periódico- respondió solo moví la cabeza y la vi aunque no a la cara movía los dedos uno por uno, creando un sonido que sentía en mi oreja, no me gustaba me hacía sentir mal.

Deje lo que quedaba del periódico y encima el barquito respiré profundo y vi a mi alrededor, me levante.

-creo que lloverá- comente, ella traía un vestido no muy cortó, de rayas verticales de color blanco con negro era algo alta aunque no más que yo, me tomo del brazo.

-no, creo que no- respiré profundo y me alejé aunque ella me siguió, vi como un pequeño niño corría a la banca tomando el pequeño barquito que había hecho.

-¿oye te gustó la tarta?- me quedé callado, para sentir  el viento comenzó a llegar era un viento frío y fresco que hacía temblar a cualquiera. 

-Si deliciosa- solo volteé y seguí caminando.

No me gustaban las personas no quería conocer a nadie solo me encariñara y tendría que irme, caminé hasta llegar a casa arrepentido de no llevar la bicicleta ere tiempo de lluvia y yo solo caminaba debajo de esta, el viento movía los árboles y el sonido de las gotas de lluvia se hacía presenté.

 La lluvia era constante y de grandes gotas respiré profundo mientras sentía lo mojado que estaba, el sonido del canal del agua que bajaba como cascada por las calles, la gente corría a refugiarse, al llegar la puerta de mi casa estaba abierta, entre con cuidado no se robaron nada, ni tampoco había nadie. 

Solo estaba llena de hojas secas que el viento arrastraba hacia dentro, cerré la puerta no me importaba si se llevaron las cosas de verdad no tenía nada de valor, me quite la ropa mojada y me abrigue envolviéndome entre las sábanas solo para quedarme ahí, tome café, cerré todo y esperé no sé qué, pero solo me quedé ahí veía a la puerta.

Cerraba los ojos y los volvía a abrir entre el sueño, lo hice una y dos veces mis ojos se serraban y se abrían de verdad estaba cansado, pero no podía dormir.

Creí ver a alguien así que me levanté rápido, tanto que me sentí mareado, baje de la cama, había agua se sentía fría bajo mis pies, me recargue en la cama, me movía cosí si estuviera en un barco algo que me mareaba.

Me movía para la izquierda cayendo del otro lado de la pared el sonido de la madera rechinando y el agua, estaba en un barco, quería vomitar mientras escuchaba a personas de otro lado de la puerta de mi habitación, caí al suelo mientras sentía como me movía. 

COSAS INSIGNIFICANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora