NAVIDAD

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Para aquellos que aún recuerdan lo que fue de sus navidades pasadas.

Creser no es el problema el olvidar lo cambia todo.

EL BESO

ELLA SIMPLEMENTE REGRESO CON EL COLOR DE SUS OJOS, EL SABOR DE SUS LABIOS Y EL CALOR DE SU RESPIRACIÓN UN SIMPLE BESO QUE ME HIZO SENTIR VIVO DE NUEVO.

24 de Diciembre

-¡Ben... Beeeeeeen... Ben!-

-despierta-

-ahh- ambos nos golpeamos en la frente

-perdón- dije sobando mi frente Patrick me vio haciendo lo mismo.

-¿te dolió?- dije viéndolo limpie mis ojos aún seguía un poco dormido, bostece y luego el lo hizo ambos reímos.

Hasta que se escuchó un gran trueno, ambos nos asomamos por la puerta el pasillo daba miedo pero aún así salimos, caminamos de puntas para no hacer ruido, ocultando nos de los doctores y enfermeras, entramos a la habitación de una mujer mayor.

Era la habitación 556, una de las mejores y mas grandes, vimos a la mujer algo gorda morena su cabello no muy largo, su ventana era la más grande del lugar y nos podíamos salir por ahí, la mujer tenía una parálisis en la mitad del cuerpo, su marido se quedaba a dormir afuera con un sombrero de paja, Patrick intentaba subir para llegar al techo cuando la mujer se hizo del baño era claro que está despierta.

Fue lo mas asqueroso y repugnante que puede haber olido y visto en esta navidad solo se quedó callada como si no le importara con los ojos bien abiertos mirándonos algo que me incómodo y al mismo tiempo me asusto.

-vieja cochina- dijo Patrick intentan ayudar a qué subieran y yo solo quería salir pues el dolor era insoportable aunque al mismo tiempo intente no reír ella solo nos veía enojada como si nosotros nos hubiéramos cagando.

Baje rápido y llame a las enfermeras la mujer no se movía para nada, podía mover un brazo, toque el botón y salí corriendo.

-le hago un favor- dije cerrando la ventana, llegando al techo.

Las enfermeras llegaron y nosotros solo espiábamos desde el techo, ambos estábamos de cabeza viendo que hacían las enfermeras, los pobres recientes y lo mucho que comenzaban a odiarla.

-Vamos señora no es el primer accidente que tiene puede avisar al menos- estaba furiosa la enfermera vomitaba y abrió la ventana de par en par a tomar aire, algo que nos asustó y nos escondimos.

Arriba la brisa era fría tanto que intenté cobijar a Patrick, había neblina por el frío, el cielo estrellado y una luna hermosa, cada estrella brillaba de una forma hermosa algo que por sencillo que parezca me hizo feliz ver.

Patrick se sentó a mí lado los fuegos artificiales y gritos de la gente feliz navidad, las luces de las casas y los cantos todo lo vimos desde ahí.

Después de verlo sonreír se quedó dormido en mis piernas mientras yo le contaba una historia para que durmiera.

- Mamá decía que si no dormía temprano el coco me llevará-

-Y ¿qué es el coco?-

-un monstruo que se escondía bajo tu cama como el hombre de caramelo solo este era diferente- dijo bostezando.

-solo se lleva que se portan mal.

Se quedó dormido y lo llevé a su habitación, las enfermeras me veían enojadas aunque no decían nada su madre dormía aún era algo joven unos, 30 años 35 máximo dormía.

Me senté en el sillón mientras Elisabeth me veía furiosa acomodando la cobija y almohada de Patrick, su madre solo intentaba mantener esa sonrisa tenía su misma mirada.

Y ese cabello rizado con unas grandes ojeras trabajaba noche y día para pagar el tratamiento de Patrick solo para verlo un par de horas.

-Gracias- dijo dándome una cachetada, Elisabeth se burló.

-Gracias por hacerlo feliz y el golpe por asustarlo- hay dos cosas con las que no te puedes meter una madre enfurecida y tú madre enfurecida.

-¿De nada, señora?- ella me miró

-Estela- dijo de una forma fría, sonreí me acerque a Patrick y le di un beso en la frente.

-mañana tenemos una aventura juntos- dije susurrando a su oído.

-Y no te preocupes por el coco, tu madre lo atrapará y golpeara con la chancla - el me sonrió sabía que me escuchaba.

Caminé por el pasillo junto a dos hombres guardias de seguridad ya que rompí un par de reglas, aunque me dieron una habitación diferente, tenía una pequeña ventana a diferencia de la de Patrick esta si se abría aunque está vez hice una excepción y la deje abierta la cama era pequeña solo cabía yo sabanas delgadas y almohadas frías.

Me acosté para dormir, en ese momento en el que decides dormir, pero muchas cosas te detienen sabía que tenía que estar en el hospital en el fondo no quería estarlo, tal vez estar de nuevo en mi casa creando algo nuevo y disfrutar del mal trabajo que tenía.

No me sentía feliz en ningún lado, tal vez yo era el problema no lo sé a pesar de saberlo seguía sintiéndome mal.

Ese colapso infinito de lo mal que me sentía, un vacío en ti una simple neblina ante tus ojos que no te deja ver más allá, es más que un túnel o un hoyo negro sin fondo es y se ve de diferentes formas como la repetición de mis días

Trabajar siempre llegar a casa dormir poco pagar cuentas, desearía regresar el tiempo desearía recordar cada parte de mí no como un error sé que podía lograr algo mejor sin embargo se rompió por un insignificante punto en mi cuerpo.

La ventana comenzó a abrirse el rechinando que emitía me hizo abrir los ojos, se abría y cerraba, me levanté con cuidado hacia frío, al llegar avía una carta, Vanessa la dejo ahí, solo veía como se alejaba entre los árboles del lugar, eran al menos la tres de la mañana.

El sobre era de una hoja de papel con un dibujo de un faro, algo que me sorprendió ya que ese dibujo yo lo hice a los diez lo pegue en la ventana, lo que venía dentro era un papel opalina con un par de dobleces y un dibujo de sirena el cual yo también hice.

Algo en mi quería no leerla no solo porque me acordaba de muchas cosas algo que sin querer me dolía, respire profundo y comencé haberla me detenía así que saque el baúl.

No quería hacer ruido, no quería afectar a nadie no quería ser parte de nadie.

Entre más tiempo lo dejaba parecía las cosas desaparecen ahora solo tenía una vieja moneda de un gran paseo, un zorro naranja al igual que los aretes del mismo color.

Y aquellas cartas que aún tenían ese olor, me di cuenta de que la figura de papel era un caballo de mar solo que estaba algo doblado, la luz de la luna entraba por la ventana, una vez que recordé el primer día en encontrarlo y me decidí a leer para ponerla en ese baúl.

Cada cosa de ese baúl tenia una historia y solo con tenerlo era parte de esa historia.

-recuerdas la navidad pasada - dijo Vanessa.

Tenia que hablar con ella, salí del hospital y comencé a caminar hacia ella, estaba sentada en las sillas de descanso.

-Amaba la comida de mamá y la abuela, el posole y los tamales- respire profundo esperaba sentir ese calor y olor de nuevo.

-lo extrañas tanto como yo - susurro Vanessa respire profundo.

-Yo extrañaba tanto que no sabía por dónde pensar un pasado tan increíble que se me olvidó poco a poco.

Por qué si hubiera tenido la oportunidad de ver las cosas con felicidad, la historia hubiera sido distinta- ambos agachamos la cabeza

-Pero el hubiera no existe- me hacer que a Vanessa y borré esas palabras por qué aunque fueran regales.

Mis hubiera seguían vivos ante las constelaciones del pasado y mis pensamientos a futuro.

-Feliz navidad.

COSAS INSIGNIFICANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora