CAPITULO 8

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Me levante y sentí la capacidad de querer dejar  ir.

A mí me hacía feliz tantas cosas y las deje de un lado, perdido en mis propias pesadillas solo para cerrar los ojos y querer hacer algo más, lo único que sentía era la impotencia de mí y mi mundo de recuerdos.

Estaba atado a mi pasado lo sabía, pero yo mismo me ataba una y otra vez enredado.

Me recosté en el suelo en el centro de la sala, la luz del atardecer pasaba por  las ventanas esperando a que oscureciera, escuchaba el sonido de algunos autos pasar por la calle, también sentía el frio no solo del suelo si no también el del comienzo de la noche.

Escuchaba notificaciones, llamadas y mensajes de mi teléfono, las cuales deje de contestar desde hace semanas, solo veía al techo y respiraba profundo esperando algo mejor, algo que yo tenía que buscar y arreglar, no tenía el gusto, la fuerza o valentía de acerlo.

Todo estará bien, ya pasará, todo mejorará, son palabras que algunos decimos a diario, sin embargo muchas veces no sentía que funcionarán solo eran simples palabras que mi cerebro se decía a sí mismo.

Y mientras más recuerdas duela o no, se queda y para mi eran como estrellas una estrella dorada, plata o de color azul brillante.

Cada recuerdo es una estrella una con valores diferentes mi mundo mi cabeza, estaba inundada de diferentes estrellas cada una con un color designado, convertidas en galaxia.

Eran tan diferentes que al pensarlas mi vista se iluminaba y brillaba, aunque  en su  mayoría me envolvía en llanto por que la persona que lo causo ya no estaba.

En un suspiro tomas el aire, pero se queda por un minuto insuficiente que se vuelve eterno en el pecho para quedarse ahí en tu interior, ese suspiro se va lentamente mientras tu recuerdo se queda por siempre como un amargo sabor que deja marca, cicatriz para escucharme gritar al borde de un abismo junto con el recuerdo.

Y al llegar de nuevo a mi realidad abrí los ojos con el primer destello de luz, una lágrima bajaba por mis mejillas, no era el sol, el que me despertó si no una luz fuera del vecindario, me levante un tanto mareado para ver por la ventana.

Era lo único que veía una luz brillante entre  las casas era distante, pero se sentía tan cerca que llegue a pensar que podía ser una persona, sentía como las lágrimas comenzaban a bajar  por mis mejillas mi cerebro se quería ir...

¡DEJA DE LLORAR!

¡DEJA DE LLORAR!

¡DEJA DE LLORAR!

¡DEJA DE LLORAR!

NO TIENES POR QUÉ, SON SOLO RECUERDOS...

Mi corazón se quedó era un inútil, inmovilizado por lo que me dignaba a solo verla, a no sentir mi respiración y caer, una y otra vez ante esos recuerdos ante esa felicidad y ante esa luz.

Mis manos, pies todo mi cuerpo temblaba, respiraba profundo aunque sabía la respiración me faltaba, lo que me frustraba, solo mirando ahí por la ventana mientras mis ojos se iluminaban y sentía lágrimas en mis mejillas.

Mis ojos se inundaron de estrellas y mi cerebro me mostró la galaxia en recuerdos que no podía dejar ir y me atormentaban durante todo la vida.

Casa punto de mi se perdió en la neblina que mis ojos querían que viera, me mataba, dominaba, y cuando el mareó paro, cuando toda la luz se desvaneció.

Entonces desperté en el ático de nuevo, grité fuerte y abrí los ojos respire profundo la ansiedad, el malestar, mis pies, mis brazos me dolía el cuerpo, sus palabras en mi cabeza los miedos las inseguridades me devoraban poco a poco, me gritaban tan fuerte al oído que me sangraba, convirtiéndome en la oscuridad.

Finalmente me levante, el cuadro, las cosas viejas estaban frente a mi, esa bella dama en el retrato que yo veía con desprecio aun sonreía, limpie mi rostro y baje a la cocina, la última carta estaba en blanco no había palabras y por alguna sencilla razón por lo más mínimo he insignificante y tonto que parezca , me digne a escribir en ella, solo lo hice no había escrito cartas desde primaria, todo lo que tenía que hacer era sencillo escribir como me sentía sin entender y pensar a quien le llegaría.

COSAS INSIGNIFICANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora