CAPITULO 39

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Las verdades son pequeñas puñaladas que nos quiebran el alma en mil pedazos , son como puñaladas que nos llegan al corazón , dejándonos débiles y quebradizos en un océano ... de la cruda verdad - G.S.G

Ya había pasado casi media semana de la partida de Víctor, mucho había pasado por mi cabeza y ha decir verdad pensar en lo que sucedió con Víctor me hacía dudar de mis sentimientos. fui al bosque y me quedé ahí hasta ver al sol salir, era precioso. Dure unos minutos más y regrese a la casa, todo iba bien hasta que vi un saco de Edgar en el perchero, me quede pensativa y actúe.


Subí las escaleras hasta llegar a mi pasadizo secreto, donde me llevaba hasta la habitación de Edgar. Entre a la habitación, todo lucía tan impecable como siempre,  me tiré en la cama , las sábanas eran tan suaves y aun desprendían ese olor a el. Las acariciaba con gran placer cuando el reloj marcó la una con veinte, cuánto tiempo había perdido estando ahí; me levanté de golpe sintiéndome una acosadora, cuando llamó mi atención ese pequeño cuarto, el cual alguna vez yo tuve la llave, pues ya había entrado allí .

Camine hasta la puerta de ese pequeño cuarto y comencé a mover la perilla pero para mi sorpresa se encontraba cerrado, me senté en el suelo y comencé a pensar que es lo que podía hacer, cuando la cocinera llamo a mi nombre — ¿ Amelia podrías bajar ? — mire la puerta furiosa y baje con aquella mujer .

—  ¿Si ?

— ¿Podrías darle las gotas a tu tío ? —  la joven señalaba la bandeja .

— Por supuesto 

— Amelia ya me voy , la cena está en el congelador, solo tendrás que calentarla—  dijo emitiendo una pequeña sonrisa, se dio la media vuelta y salió de la casa .

Subí hasta la  habitación de Calvin  y abrí la puerta lentamente, el se encontraba recostado en su cama. Me puse a un lado de él y tomé el frasco, lo miré y comencé a pensar. Mi tío había estado sedado gracias a este pequeño frasco, pero ¿por que Edgar lo quería sedado ? ¿Por qué ? , guarde el frasco en mi bolsillo, tome el vaso de agua y lo acerqué a sus labios , este acto lo despertó.

 — ¿Amelia eres tu ?

— Si, soy yo— al decir esto él apretó mi muñeca y gritó— ¡¡ No !! 

— Tío tienes que beber el agua

— No, no Amelia ¡¡ tienes que ayudarme !! — al decir esto me di cuenta, él no le tenía miedo al agua sino al antídoto que lo sedaba .

— Tío bébela, es solo agua — y no mentía solo había servido el agua, no puse ni una gota de ese sedante misterioso .

El me miro extraño y la bebió, lo deje descansar para que en unas horas reaccionara, así podríamos hablar. Miles de preguntas me cruzaban por la cabeza últimamente, este era el momento justo para hablar con él, el momento donde Edgar no apareciera a interrumpir mi verdad oculta .

Me encontraba en la biblioteca pensando en todo lo que preguntaría cuando la puerta de la silenciosa biblioteca se abrió.

— ¿¡Tío?! — pregunte al aire , algo asustada .

— Amelia

—  ¡Estas de pie !  ¿cómo te sientes ?—  dije acercándome a él .

— Un poco mareado, pero creo que se está pasando, quería preguntarte ¿qué sucedió con aquel muchacho que sufrió un accidente ? .

Le sonreí y lo senté en uno de los sillones de piel— Me alegro por ti, el muchacho al que viste, su nombre era Víctor,  el ya se ha ido, pero dijo que vendría a visitarnos al finalizar la semana— Tome asiento y le dije— ¿Quieres que te traiga un vaso con agua ? 

— No, no descansa — lo mire y no pude aguantar mas, tenia que hacer todas esas preguntas que mi mente me hacia ya bastante tiempo atrás. 

—  ¿Tío puedo hacerte unas preguntas ? se que esto es muy repentino, pero  tenemos hablar de mucho , además creo que ya soy lo suficiente mayor para comprender ... comprender todo acerca de Amelia Stewart

El abrió los ojos y calló por unos instantes— Adelante Amelia, pregunta lo que quieras— cuando él dijo esto yo me sorprendí y disimule una sonrisa pequeña

— Yo llegué aquí a la edad de diez años ¿cierto ? 

— Así es —  dijo un poco pensativo .

— Pero... ¿por que llegue aquí contigo ? ¿por qué no seguí con mama? ... intento recordar cada noche, pero mi mente no me lo permite — el me miro con sus grandes ojos y emitió una cálida sonrisa , una sonrisa que cualquier padre regalaría a su hija .

— ¿Te parece si encendemos la chimenea ?—  dijo levantándose del sillón de piel. 

— ¿La chimenea ? tío te he hecho una pregunta, quiero saber quien soy  ¿que sucedió antes de llegar aquí ? ¿qué sucedió con mi padre ? ¿Por que soy así ?—  dije levantando mi volumen más de lo normal. 

El comenzó a encender fuego a la leña — Amelia para contarte esta historia, tu historia, tendrás que poner mucha atención, toma asiento junto al fuego—  dijo señalando el suelo. Me acerque y me puse cómoda, el tomo un cojín y comenzó a hablar .

— Siempre le temí a este día, el día que descubrirás la cruda verdad— dijo mirándome fijamente a los ojos— Amelia nacida en Washington, pero criada en un pequeño pueblo de Pensilvania, tu padre James Stewart, un escritor profesional, un hombre de grandes principios,  gentil e inteligente, con un gran coeficiente intelectual, el color de tu cabello proviene de él y la manera de ver las cosas desde otro punto de vista más allá que el de los demás. Tu madre Úrsula Johnson, una publicista casada con tu padre a la edad de veinticuatro años, de ella provienen tus preciosos ojos grises... como los de una felina—  río  mientras se quedaba pensativo— Al parecer es lo único que sacaste de ella, pero no quisiera hablar de los defectos de tu madre— dijo esto y agacho un poco su cabeza — Todo comenzó a la edad de tres años descubriste tu amor por los animales, eras tan feliz cuando estabas cerca de ellos, a un mas de los pájaros , pasó el tiempo y comenzaste a cambiar, ya no eras tu, un lado oscuro se había hecho notar , no decías ni una palabra lo único que hacías era llorar y gritar, tus padres preocupados te llevaron con infinidad de doctores, algunos amigos de la familia, pero nadie lograba decir que era lo que te sucedía, ninguno logró ayudarte, nadie podía hacer que hablaras , ya no eras esa niña de antes , que se reía por ver una cara chistosa , o por algunas cosquillas ... eras otra. Cuando cumpliste los siete años de edad , lo recuerdo bien , fue el catorce de enero del 2002 , tu te encontrabas en casa sola , con una niñera adolescente ... — Mi tío pauso un largo rato y dirigió su mirada al fuego.

— ¿¿Tío ??- Dije con gran desesperación , el me miro a los ojos y dijo con los ojos llorosos.

— ¿¿Enserio no lo recuerdas Amelia ?? — Me quedé inmóvil cuando él hizo esta pregunta ¿No acordarme ? Al parecer todos me decían lo mismo una y otra vez , decían que no recordaba .

— Tío Calvin  ¿que sucedió ese catorce de enero? — pregunte con gran necesidad de saber. 

El paso saliva, e intentó hablar, pero su voz se entrecortaba— Asesinaste a tu padre ... cuatro puñaladas en el pecho Amelia— cuando el dijo esto una lágrima recorrió su mejilla. 

EL LADO OSCURO DE LA INOCENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora